sábado, 31 de octubre de 2009
¡Haz que veamos...!
domingo, 11 de octubre de 2009
V CONGRESO DE LA ZONA PASTORAL DE SAN PEDRO

La conferencia central del Congreso la realizó Monseñor Juan Vicente Córdoba Villota S.J., Secretario General de la Conferencia Episcopal Colombiana, sobre el tema “El Sacerdocio Ministerial”, en el marco de una reunión en la que se recordaba el 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianney, así como la declaración de la Iglesia Católica para que en el año 2009 sea el “Año Sacerdotal”.
La exposición de Monseñor Córdoba que tomó cerca de dos horas, fue seguida con gran interés por todos los asistentes, debido a su lenguaje sencillo, grato y directo con el cual presentó en dos etapas el importante tema que le fue confiado. Haciendo uso de un fino humor matizó los diferentes puntos tratados, con apuntes y observaciones que le agregaron a su conferencia un alto interés por parte de todo su auditorio.
En la etapa inicial de su intervención, Monseñor Córdoba precisó el significado y alcance de la palabra evangelizar, que en griego significa “buena noticia”. Es decir, anunciar a Cristo muerto y resucitado. Planteó que existen cuatro maneras de seguir a Jesús, que a su vez representan 4 vocaciones en la Iglesia, así:
El Bautismo, que implica recibir la filiación de Dios, nos hace entrar a ser parte de la Iglesia y recibir al Espíritu Santo. Al respecto Monseñor indicaba que: “Ser bautizado es el mayor orgullo de todo miembro de la Iglesia. Somos hijos del Rey. Nuestro Padre es Rey”. Aquí se refirió a cuatro vocaciones particulares específicas del cristiano católico:
· El Laicado, cuya misión es evangelizar en el mundo, en las cosas temporales de dos maneras:
· En el matrimonio, para formar iglesia doméstica y que anuncie con su ejemplo el amor de Dios.
· En la soltería para el Reino de los Cielos, en castidad.
· En la vida religiosa para hombres y mujeres inspirados en un creador de una comunidad religiosa, que siguió a Jesús. Citó como ejemplo a San Ignacio de Loyola y a San Juan Bosco. El objetivo de la vida religiosa es ser signos con su vida del Reino de Dios. En el cielo poseemos nada menos que el amor de Dios. Se hacen votos de obediencia y de castidad, amando en plenitud a todos y no de manera exclusiva a unos pocos. Los religiosos también son laicos comprometidos.
Pasó a explicar posteriormente el término “sacerdote” a partir de la palabra presbítero que en griego significa anciano, sacherdos en latín, que significa el que es puente entre Dios y los hombres. Es el ministro que hace las veces de Dios en la tierra.

· EL Episcopado, que significa el que cuida el rebaño. Es la plenitud del sacerdocio. Gobierna, santifica y enseña en la Iglesia.
· El Presbiterado o Sacerdocio, que ayuda al Obispo a gobernar en su parroquia, enseñando y santificando a través de su labor pastoral. En celibato para amar a todos los hijos de Dios en plenitud.
· El Diaconado que se inspiró en la ayuda a los Apóstoles de Jesús. Se encargan de administrar la Parroquia y servir en todas las formas que le es posible. Se encarga de “administrar y repartir lo de los pobres y no quedarse con nada”.
Al respecto comentó que actualmente en la Iglesia Católica existen en el mundo, en cifras redondeadas, 800.000 sacerdotes, 4500 obispos y cerca de 80.000 Diáconos.
Igualmente aclaró que hay Diáconos con vocación de matrimonio y otros con vocación de celibato.
Desarrollando el tema central de su conferencia, Monseñor Córdoba se refirió al sacerdocio en los siguientes términos, cuyas ideas centrales presentamos así:
· Es un carisma, un regalo y un Don de Dios, a través del Espíritu Santo.
· Es un peregrino de la casa del Padre y que guía a otros para seguir ese camino.
· El sacerdote es fuente santidad
· Es un regalo de Dios, gratuito, para llevarle todo el rebaño, lo que determina la vocación de pastor. Ser voz de Dios. Es el encargado de interpretar los acontecimientos a la voz de Dios.
· Es Pastor de ovejas, pero… si tiene ovejas.
· Es luz para iluminar a todos después del bautismo.
· Es luz para iluminar la luz del bautismo.
· Es quien da el Pan Vivo bajado del cielo, con la acción del Espíritu Santo, dispensador de los misterios de Dios.
· Es el micrófono de Dios. Puente entre Dios y los hombres. Administra el perdón y consagra las especies Eucarísticas, no por sus méritos sino porque hace las veces de Cristo. Es las manos de Cristo en manos pecadoras que gobiernan la Iglesia. “Pido por ellos porque están en el mundo, pero no son del mundo” dijo Jesús.
Posteriormente, una vez concluida la conferencia, los asistentes nos distribuimos en varios salones del colegio anfitrión, para reflexionar aquellos sacerdotes que han marcado nuestra vida como cristianos.
Finalizó el Congreso con la celebración de una Eucaristía presidida por Monseñor José Roberto Ospina y la participación de un numeroso grupo de Diáconos de la Zona Pastoral de San Pedro. Una experiencia inolvidable de Iglesia y de reflexión en el año sacerdotal. Nuestra Parroquia estuvo representada por 20 laicos comprometidos, en representación de los diferentes equipos pastorales y liderados por el Padre Frey Martín Mancera M.S.A. y el Diácono Jaime Montealegre.
domingo, 27 de septiembre de 2009
ASI CELEBRAMOS NUESTROS PRIMEROS 10 AÑOS
Durante la celebración las Pequeñas Comunidades lucieron su nuevo logo, el cual estuvo impreso en unas banderitas que presentaron como ofrenda en el altar conjuntamente con el pan y las uvas. Así mismo cada uno de sus miembros lucieron un vistoso botón que contenía el nuevo logo, el nombre de la comunidad y el nombre del participante o miembro. De otra parte, los fieles asistentes a esta Eucaristía recibieron una “Hojita Dominical” íntegramente preparada por las Pequeñas Comunidades, en la que además se divulgaban la historia de algunas de ellas.
El Grupo Celebrativo dirigido por la Sra. Lucila de Céspedes tuvo a su cargo la animación con los cantos litúrgicos y las alabanzas.
Las comunidades a través de su Coordinador General, Sr. Héctor León, ofrecieron al Padre Martin y a los dos Diáconos unos arreglos florales y con frutas, en signo de agradecimiento por su orientación y apoyo.
Durante la homilía el Padre Martín destacó el que las P.C. hubieran alcanzado estos primeros 10 años de vida. Reconoció que como experiencia pastoral provienen del Sistema Integral de Nueva Evangelización (SINE) con origen en Centroamérica, pero destacó igualmente que son una opción de vida cristiana y católica que está muy difundida en varias diócesis y parroquias de Colombia. Puso de relieve el testimonio de vida que representan dentro de la Parroquia y que en parte caracterizan la acción pastoral de San Cipriano como Iglesia particular. Las animó a continuar adelante y a superar las dificultades que son naturales como organización de seres humanos pero centrados en Cristo Jesús.
Ese mismo día, las ventas de alimentos a la entrada del templo estuvieron a cargo de los miembros de la Pequeña Comunidad más reciente, denominada Piedra Viva y del Grupo Vocacional.
sábado, 26 de septiembre de 2009
Edificación Espiritual en la Comunidad
Edificarse significa ayudarse unos a otros a construir, a crecer en y hacia el Señor de donde todo el cuerpo recibe trabazón, cohesión y alimento.
Construir el Cuerpo y crecer en el Señor, hasta la talla adulta en Cristo Jesus, no quedándonos como niños pequeños y volubles, es lo que implica la edificación.
Edificarse mutuamente es tomarse de la mano, ayudándonos en todos los aspectos, sintiéndonos solidariamente responsables unos de otros, con preocupación, interés y cuidado mutuo.
En este sentido, la edificación mutua incluye la solidaridad, las cuales son la tarea central de la comunidad ypor eso deben ser elementos esenciales de sus reuniones, en importancia jerárquica y por el largo tiempo que se dedica a ellos en cada reunión.
El motor y el vínculo es el Espiritu Santo que derrama su amor y produce la unión en la integración de al comunidad.
Muchos grupos se quedan solo en lo devocional o en lo social, dedicando tiempo de su reunión sólo a alabar a Dios y a hacer ortación de unos por otros. Esto es bueno y es parte de la reunión, pero eso sólo no forma la comunidad. La edificación y la solidaridad son lo que constituye verdaderamente la comunidad.
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Mensaje de Miguel Angel Aragón H., Pbro.
Apreciado Héctor y querida familia Sanciprianeña,
Cordial saludo. Me alegra mucho recibir esta invitación.
Ustedes saben que les quiero mucho en el amor del Señor. Lamento no poder acompañarles físicamente aunque les aseguro mis plegarias porque esa obra que Dios comenzó en Ustedes hace 10 años se complete de día en día.
Aquí en mi parroquia estamos en la Novena a la Virgen del Cedro, y nuestra fiesta comunitaria es el 04 de octubre… hay muchas cosas pendientes por hacer… Ustedes saben lo que es para una comunidad parroquial la fiesta patronal y la eucaristía mayor en compañía de su pastor…
Sigan adelante en la obra de la evangelización. Ella es la identidad de la Iglesia; su ser y su misión es ser portadora del Evangelio de Cristo. Continúen dando lo mejor de su testimonio en compañía de su párroco, para el bien de todo el pueblo de Dios.
No se dejen desanimar por las dificultades que puedan encontrar en el camino… al contrario, combatan el buen combate de la fe con según las fuerzas del Evangelio. (cf. 1 Timoteo 6, 12)
Dios les siga haciendo cada vez mejores discípulos y misioneros para que sus familias y su comunión de comunidades tenga la vida de Cristo.
Independientemente de los caminos que el Señor tenga para unos y otros, quisiera que por el tiempo que nos quede de vivir juntos la fe, podamos sentirnos con el mismo cariño y la misma fraternidad de cuando empezamos este sueño de hacer vida el mandato misionero al interior de los barrios y conjuntos de esa querida comunidad de san Cipriano.
Que la Virgen María, Estrella de la nueva evangelización, les ayude y les proteja siempre. Renovándoles mis sentimientos de aprecio y de gratitud, les bendigo a Ustedes y a sus familias, deseando que la paz de Dios les acompañe en todos los momentos de sus vidas.
Unidos en el amor del Señor,
Miguel Ángel Aragón Herrera, Pbro.
sábado, 19 de septiembre de 2009
LOGOTIPO DE NUESTRAS PEQUEÑAS COMUNIDADES

Presentamos a todo el grupo de seguidores de este blog, el nuevo logotipo diseñado para identificar las Pequeñas Comunidades de San Cipriano. Su autor es laico comprometido con la fe católica y nuestra Iglesia. Es miembro de la Koinonía Filadelfia desde hace más de un año, cuando el Señor le hizo un llamado que él aceptó de manera inmediata. Su nombre es Fredy Saavedra S., Diseñador Industrial y funcionario de un importante organismo gubernamental de control.
Le expresamos a Fredy nuestro agradecimiento y felicitaciones por este acertado diseño, que ha sido acogido por nuestro Párroco el Padre Frey Martín Mancera Lombana M.S.A.
Como se puede apreciar en la parte gráfica de esta imagen, hay una cruz que representa nuestra fe cristiana, la cual se haya unida a la "K" de Koinonía, un concepto teológico que alude a la comunión eclesial y a los vínculos que ésta misma genera entre los miembros de la Iglesia y Dios, revelado en Jesucristo y actuante en la historia por medio del Espíritu Santo.
Así mismo se relaciona con la palabra Katólica (del griego καθολικός universal, que comprende todo). En el año 107, es decir, tan solo 74 años después de la crucifixión de Nuestro Señor Jesucristo, San Ignacio de Antioquía le dio este nombre: katolicas en griego, que significa UNIVERSAL. Por lo tanto, pertenecemos a la Iglesia Católica o Universal.
Igualmente, la "K" también nos relaciona con la palabra Kerygma que proviene del griego κήρυγμα y significa proclamar como un emisario. Contiene la sustancia de la buena nueva de la salvación (muerte y resurrección de Cristo), fundamento de la fe cristiana. Todos los miembros de las Pequeñas Comunidades son evangelizados inicialmente a través del recibo y comprensión del Kerygma, e igualmente son misioneros, como miembros integrantes de una Iglesia Misionera (Marcos 16,15 y Mateo 28,19).
miércoles, 16 de septiembre de 2009
La “cultura del ruido” en nuestros templos
Una de las características de la vida actual es la convivencia un poco ajetreada con el ruido en sus múltiples formas. Pareciera ser que una gran mayoría de las personas vivieran en una constante huida del silencio. Salir a la calle es, por razones lógicas, una permanente exposición de sonidos que en algunos casos nos resultan incómodos y en ocasiones agresivos. Ir de viaje en un bus de transporte público es algo particularmente curioso. Muchas personas llevan audífonos con su pequeño radio portátil, en ocasiones con volúmenes que le permiten a quienes van cerca oir lo que se esta escuchando por los audífonos del que los lleva puestos. En muchas oficinas y en centros comerciales se escuchan diferentes “músicas ambientales” por cuanto ya no hay en algunos casos, acuerdo para escuchar una sola melodía. En las salas de espera de los consultorios médicos y en las urgencias de los hospitales, hoy se escucha música ambiental –no siempre suave y discreta- y muy frecuentemente receptores de televisión que en nada o muy poco contribuyen al confort o bienestar de los pacientes que allí esperan atención. Es algo que resulta casi invasivo cuando se quieren buscar espacios de calma y de silencio. Y si revisamos el comportamiento de la mayoría de las personas cuando llegan a su casa, sin importar que estén solos o acompañados, una de las primeras reacciones instintivas es prender un radio, o el televisor.
Daría la impresión que el silencio fuera un problema en la vida de las personas. Incluso que fuera motivo de miedo para otros. ¿Qué hay en nuestro interior que pareciera que tenemos que ahogarlo con sonidos externos de diversa índole?
Hay una concepción generalizada acerca de que el silencio es la antesala de la reflexión y la meditación. Es muy difícil hacerlo en medio del ruido exterior.
En el campo de nuestra espiritualidad personal y comunitaria este fenómeno tiene impactos negativos muy altos. ¿Cómo hablar con Dios eficazmente en medio de ruidos y distracciones? ¿Cómo definir claramente nuestros pensamientos y reflexiones en un ambiente donde no hay un mínimo de silencio y de quietud? Orar allí es heroico! Agreguémosle a esto el carácter libertino y juguetón de nuestra mente. Con razón decía Santa Teresa de Jesús que “el pensamiento es la loca de la casa”!
En muchos templos católicos esta “cultura del ruido” está amenazando la práctica de la oración y la meditación. Se considera que la mayoría de las personas que entran a un templo lo hacen porque desean rendir culto a Dios, encontrarse con Él, poner en sus manos aquellas preocupaciones que no le dejan tener paz, presentarle sus ruegos por algún favor que requieren con urgencia. Otros, sencillamente quieren “dialogar” con Él a través de la oración y la lectura de la Palabra. Algunos quieren preparar una confesión y acudir al sacramento de la reconciliación. Son todas ellas… experiencias fuertes de una necesaria intimidad con Dios!
Para que estos encuentros de cada creatura con su creador puedan ser posibles, es deseable que al templo se concurra como a un lugar sagrado que es. Un sitio de oración. Un sitio de encuentro con Jesús que realmente está allí en el sagrario. Y su presencia requiere de nosotros la mayor reverencia. Aunque no se esté celebrando la Eucaristía.
Nuestras actitudes en el templo deben reflejar nuestra fe en la presencia real de Jesucristo allí.
Es frecuente que quienes ingresan al templo encuentren gente dialogando entre ellos, como si estuvieran en la sala de una casa. Niños correteando y jugando entre las sillas del lugar. Los miembros del coro riendo y hablando en voz alta, instrumentos probados en alto volumen, micrófonos mal graduados con sonidos estridentes que sacan al más contemplativo de los fieles de sus propias meditaciones. Es como ignorar que el templo es el lugar de encuentro con Dios!
No hablemos en voz alta dentro del templo como si estuviéramos en la plaza. En el templo no se come ni bebe, ni se mastica chicle, ni se juega. Tampoco es lugar para hablar por celulares. Jesús dijo: "Mi casa es casa de oración, y ustedes la han convertido en cueva de ladrones"(Mt 21,13). Hay muchos lugares para hablar con los demás y tratar nuestros negocios; el templo es exclusivo para hablar con Dios. No distraigamos a los demás, impidiendo que reciban bendición.
Para cambiar esta nueva realidad debemos iniciar por cambiar nosotros mismos. Algunas sugerencias al respecto son las siguientes:
· Hágase más consciente al ingresar al templo, que realmente llega a un sitio real de encuentro con Dios.
· Dirija su mirada hacia el Sagrario (o Tabernáculo) con reverencia y salude a Su Señor y Salvador.
· Evite establecer largas conversaciones con otras personas dentro del templo. Y si requiere hablar algo corto y necesario hágalo con el tono y volumen más bajo posible.
· Apague su celular al entrar o si es indispensable póngalo sólo en vibrador. Si entra una llamada no la responda dentro del templo. Respete al Señor y a los demás.
· SI lleva niños al templo no los deje libres como si estuvieran en un parque de diversiones. Usted debe ejercer control responsable sobre ellos durante su estadía en el templo.
· Cuando usted regresa a su silla después de recibir la comunión, si encuentra a alguien allí arrodillado, no le interrumpa su meditación.
· Ceda su silla a personas mayores, mujeres en estado de embarazo o enfermos que ingresan al templo.
· Si usted va a tomar fotos durante o después de una celebración Eucarística o sacramental, evite circular o caminar en el área del altar o presbiterio. Es un lugar sólo para los ministros de la iglesia.
· Si usted hace parte del coro o grupo celebrativo, pruebe los micrófonos y gradué el sonido en volúmenes adecuados. Al terminar una celebración manténgase con un comportamiento reverente y respetuoso del lugar. Evite los corrillos y las carcajadas.
· Cuando termina una Eucaristía el Señor no se va. Él continúa realmente allí. Su comportamiento debe reconocer esa presencia divina en todo momento.
No se trata de convertir el templo en un lugar sombrío, rígido y severo. Podemos estar allí celebrando con alegría pero igualmente con respeto. Aprendamos a valorar el silencio, a sentirnos cómodos en él. El templo es casa de oración.