El pasado sábado 8 de junio, los miembros del equipo
animador de la evangelización de nuestra parroquia de San Cipriano, asistimos a
una reunión convocada por la Arquidiócesis de Bogotá, a través de su oficina de
la Vicaría de la Evangelización. Esta reunión se realizó en el templo de la
Parroquia de Cristo Rey entre las 8:30 a.m. y las 10:30 p.m. Al recinto que
estuvo completamente colmado asistimos esencialmente laicos comprometidos y miembros
de los equipos pastorales de parroquias de Bogotá.
Por nuestra parroquia asistimos Luis Rodríguez, Ricardo
González, Oscar Hernández, Alexandra Leyva, Martha Penagos y Héctor León.
Inicialmente bajo la presentación de una visión retrospectiva y presente, el
Vicario de Evangelización nos describió un recorrido muy sucinto de las
orientaciones y actividades que fueron realizadas en el punto de partida, el
itinerario propuesto, el camino recorrido, el método prospectivo estratégico y la conformación del plan cuyo
documento oficial fue distribuido entre todos los asistentes a la reunión.
Posteriormente, Monseñor Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de
Bogotá y Primado de Colombia, realizó una presentación de las expectativas del
Plan E, de la cual extractamos estas palabras:
Con una mirada de fe
nos hemos acercado a nuestra realidad, y bajo la luz de la Palabra de Dios,
hemos reconocido los signos de los tiempos que nos señalan los desafíos que
estamos llamados a asumir., y particularmente el nuevo paradigma de
evangelización, que debe guiar nuestra presencia y acción evangelizadora en los
próximos años.
Al entregar hoy a toda
la Iglesia Arquidiocesana en nuevo Plan de Evangelización: “Sal de la tierra y
luz del mundo” 2013 – 2022, invito a todos, queridos hermanos y amigos, a soñar
y trabajar con todo el corazón por el ideal que hemos discernido: una comunidad
eclesial arquidiocesana fuertemente anclada en la adhesión a Cristo, más vía,
dinámica y participativa, más comprometida en el mundo en el cual vivimos. De
igual manera animo a todos a conocer, profundizar y asumir, cada uno desde su
lugar en la Iglesia, el nuevo paradigma de evangelización, saliendo al
encuentro de Dios que habita en nuestra ciudad y municipios, haciéndonos compañeros
de camino, anunciando y cuidando de la obra de Dios en todos los hombres y
mujeres, especialmente de quienes más sufren, y siendo por la vida de comunión
y de servicio misericordioso, fermento de crecimiento del Reinado de Dios, que está
presente en nuestra región capital y conduce nuestra historia hacia la plenitud
de la vida.
Nueve años nos hemos
fijado como un tiempo prudente para
trabajar juntos, con un solo corazón y una sola alma, por girar el timón y dar
un nuevo rumbo a nuestra vida arquidiocesana, de tal manera que logremos pasar
de una pastoral de conservación a una presencia y acción evangelizadora
decididamente misionera; aprendiendo a ser por nuestra renovada adhesión a
Jesucristo, verdadero pueblo de Dios, sal de la tierra y luz del mundo, en
medio del mundo contemporáneo en el que vivimos.
Pido a todos y en
todas las instancias de la vida arquidiocesana, leer, conocer, profundizar este
documento que nos presenta los aspectos centrales de nuestro Plan de
Evangelización; pero sobre todo los exhorto a que juntos, con la Gracia de
Dios, demos vida a este Plan, apropiándonos con mente y corazón, del espíritu
de los valores, de los ideales, de las mediaciones e instrumentos que nos
brinda.
El nuevo paradigma de
la Evangelización
“Ustedes son la sal de la tierra… Ustedes son
la luz del mundo” Mateo 5, 13-16
Nuestro fundamento:
La experiencia del
encuentro, amor y seguimiento de Jesucristo, que nos lleva a vivir en Ékl
relaciones de comunión y a transformar la historia hasta la venida de la Jerusalén
Celeste.
Nuestro nuevo estilo
de evangelizar:
·
Salir al
encuentro de Dios que habita en la gente de nuestra ciudad y municipios.
·
Hacernos
compañeros de camino, anunciando y cuidando de la obra de Dios en todos los
hombres y mujeres, especialmente en quienes más sufren.
·
Ser
fermento de crecimiento, por la práctica del amor, del Reinado de Dios presente
en la región capital, y que conduce nuestra historia hacia la plenitud de la
Vida.
La primer a de las tres etapas que contempla el Plan,
denominada EL GRAN GIRO va de diciembre de 2013 a diciembre a 2016 y se propone
como meta, el que los miembros del Pueblo de Dios, y especialmente los
animadores de los procesos de evangelización, se sensibilicen con el nuevo
paradigma de evangelización asumido, comenzando un proceso pedagógico de
revisión crítica de la práctica evangelizadora y de cambio de mentalidad, sobre
la forma de vivir la condición bautismal, la comunión y la misión.
A este respecto el numeral 56 del Plan E, nos dice que el
proceso de planificación, que se hará para cada una de las etapas nos irá
señalando los planes concretos, los criterios específicos, las metodologías,
los recursos, los responsables, los mecanismos de evaluación para cada área de
la evangelización; así como el proceso de programación de cada año, establecerá
las metas de corto plazo, las acciones específicas que vamos a hacer, los
responsables, los medios y los cronogramas inmediatos. Tanto la planificación
como la programación nos darán los criterios de acompañamiento y evaluación del
proceso.Anuncia igualmente el documento, con relación a los protagonistas del Plan, que “Tal como se ha expresado en los criterios generales, así como en el itinerario que vamos a recorrer, las estructuras y organismos pastorales serán revisados, renovados o transformados, a la luz del nuevo paradigma de evangelización; de tal manera que su forma y funcionamiento actual no necesariamente serán los permanentes”.
Lo anterior plantea claramente la posibilidad de cambios en diferentes niveles de la estructura eclesiástica y de los organismos pastorales para pasar realmente a una pastoral de presencia y acción evangelizadora decididamente misionera.
Todos los Ministerios y Pastorales de la Iglesia en cada
parroquia, nos dispondremos de acuerdo al llamado que nos hace el Espíritu
Santo a través de nuestra Arquidiócesis, a hacer un trabajo de campo, de calle,
de contacto con los habitantes de nuestra parroquia, para ir al encuentro de
Dios que habita en cada uno de ellos. Deberemos ir revestidos de una fuerte conversión
y compromiso, para llevar el anuncio de esperanza y de cambio a una sociedad
progresivamente más cercana a Jesucristo y nuestra Iglesia. El mejor testimonio
a este respecto lo mostró Jesús quien la mayor parte de su tiempo permaneció en
las calles y caminos, en contacto con los que sufren y tenían sed de cambio y
liberación. Un compromiso absolutamente
para todos!