Los miembros de las Pequeñas Comunidades de nuestra
parroquia, inspiradas por el Espíritu Santo a través del Sistema Integral de
Nueva Evangelización (SINE), venimos caminando dentro de esta opción de vida
comunitaria desde hace más 14 años. Ciertamente hemos pasado por diferentes
momentos, durante los cuales se ha puesto a prueba el permanecer y perseverar
de todos los miembros, pero cuando el que hace prósperas las obras de nuestro
compromiso de vida es Jesús, entonces el
propósito se mantiene y la edificación espiritual de sus integrantes se
conserva como interés central de todos sus miembros.
Las Pequeñas Comunidades al ser integradas en su gran
mayoría por personas con edades entre 21 y 70 años, hombres y mujeres de todas
las condiciones sociales, económicas y educacionales, representan de alguna
manera, una opción de pastoreo para quienes después de haberse iniciado en la
vida sacramental y asistir a las Eucaristías dominicales, no encuentran otra
manera de acercarse al conocimiento de Dios y su Iglesia, logrando producto de
su participación en las reuniones semanales, importantes frutos en su formación
espiritual, en el servicio a los demás, en
la práctica de la solidaridad y nuestra edificación como miembros del Cuerpo
Místico de Jesús.
Naturalmente, las Pequeñas Comunidades como miembros vivos
de la Iglesia, requieren de un acompañamiento de la parroquia que le brinde
apoyo en la orientación de sus miembros. Alguien que se reúna con los coordinadores de cada
koinonía, al menos una vez al mes, para escucharlos en sus necesidades de
orientación de cada comunidad, brindarles guía espiritual en su trabajo
comunitario, formarlas a través de una catequesis sistemática que los prepare
para saber dar razón de su esperanza, y lo que es más importante, los motive y
organice para hacer la misión de evangelización que Jesús nos señaló.
Por esta razón urge el que se designe un(a) Coordinador(a)
de Pequeñas Comunidades, que obre como articulador de las actividades entre la
Iglesia, las Koinonías y demás comunidades de fe, para poner en ejecución los
planes de la Misión de Evangelización que tanta falta hacen.
Hay muy importantes esfuerzos que viene adelantando la
Arquidiócesis de Bogotá desde junio de
2011 cuando se realizaron los talleres “Imaginemos el futuro 1” e “Imaginemos
el futuro 2” y posteriormente “Miremos al presente 1” y “Miremos al presente 2”,
que se tradujeron en septiembre de 2012 en la Carta Pastoral del Arzobispo de
Bogotá, con ocasión de la celebración jubilar de los 450 años de la
Arquidiócesis, que nos muestran tres
etapas de la construcción del Plan E dentro del Año Jubilar así:
1.
La fe recibida y la memoria agradecida: del 8 de
septiembre del 2012 al Domingo de Pentecostés (mayo 19) del 2013. Definición
del camino que concluirá con la redacción y presentación del Plan Global E, el
19 de mayo de 2013 (Pentecostés).
2.
La fe vivida y la conciencia comprometida con el
presente: del Domingo de la Santísima Trinidad (mayo 26) a la solemnidad de
Cristo Rey (noviembre 24) de 2013.
3.
La fe proclamada y la proyección hacia el futuro
con esperanza: del 1er. Domingo de Adviento (diciembre 1) al sábado 22 de marzo
del 2014.
Lo anterior nos indica que la ejecución de la Misión de
Evangelización solo se iniciará en el año 2014, ya que entre Pentecostés y
final del presente año, se divulgará el contenido del Plan Global E (Documento
final) y se prepararán a todos los laicos comprometidos de la ciudad para hacer
la Misión.
Ante una tarea de las dimensiones del Plan E, todas las
parroquias de Bogotá tenemos que ir adecuando nuestra organización interna,
trabajando en:
·
Revitalizar nuestra conversión personal
·
Renovar nuestra conversión pastoral
·
Aprender a trabajar por objetivos y en procesos
diversificados
·
Aprender a trabajar en comunión
·
Aprender a discernir para hacer convergente
(inculturar) nuestra acción evangelizadora, con la cultura urbano-rural de los
habitantes de nuestra Parroquia en particular.
·
Cultivar la espiritualidad de la evangelización.
(Véase el Documento No.2 “Nuestro Plan E sigue en Construcción”).
En concordancia con lo anterior, las Pequeñas Comunidades de
San Cipriano, sus diferentes grupos pastorales y ministerios, necesitamos
afinar nuestra organización como “cuerpos vivos” de la Parroquia y de la
Arquidiócesis, para fortalecer nuestra posibilidad de respuesta a este llamado
del Espíritu Santo, expresado a través de nuestro Arzobispo.
Siendo ya de conocimiento público que la comunidad de los
Misioneros de los Santos Apóstoles, permanecerán al frente de nuestra iglesia
particular hasta agosto próximo, requerimos
de todo su entusiasmo y capacidad de trabajo pastoral, para animar, capacitar y
acompañar a todos los grupos parroquiales en la divulgación del Documento Final
del Plan Global E y la preparación para hacer Misión. Nos identificamos con el
párrafo final del Documento No.2 del
Plan E, cuando nos dice: “Caminemos
entonces juntos como nuevos evangelizadores que buscan hacer una nueva
evangelización, comunicando por doquier, con desborde de gratitud y de alegría, el don del encuentro
con Jesucristo y buscar participar con Él, en la expansión de su Reino de Vida
plena para todos”.
No podemos darle
lugar al desaliento “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está llegando;
conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15). ¡Vivamos en plenitud este
tiempo de salvación, tiempo de gracia, tiempo de misericordia! Mantengamos
nuestra unión en la Pequeña Comunidad y en la Parroquia. Trabajemos dentro del
carácter esencial de nuestra Iglesia: una Iglesia Misionera!