Una guía muy convencional o común del rezo del Santo Rosario, nos indica el uso de las cuentas que integran el Rosario y el orden en que se deben hacer las oraciones que lo conforman. Véase ilustraciones que aparecen enseguida.
1. Hacer el signo de la cruz y rezar el símbolo de los apóstoles o el acto de contrición
2. Rezar el Padrenuestro
3. Rezar 3 Avemarías y Gloria.
4. Anunciar el primer misterio. Rezar el Padrenuestro.
5. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
6. Anunciar el segundo misterio. Rezar el Padrenuestro.
7. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
8. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro.
9. Rezar
10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
10. Anunciar
el cuarto misterio. Rezar el Padrenuestro.
11. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
12. Anunciar el quinto misterio. Rezar el Padrenuestro.
13. Rezar 10 Avemarías, Gloria y Jaculatoria.
14. Rezar la Salve.
El Papa Pablo VI dijo que, sin la contemplación, el rezo del
Rosario es un cuerpo sin alma y su recitación puede convertirse en una
repetición mecánica. El Papa San Pío V nos enseñó que la meditación es
simplemente pensar y amar. Les ofrecemos algunas recomendaciones para meditar
el Santo Rosario y lograr una oración más profunda que nos lleve a una
conversión de vida.
- Céntrate
en la Palabra de Dios. En el caso del Rosario, el objeto de la
meditación son esos pasajes de la vida de Jesús y de la Virgen María que
llamamos los misterios (gozosos, luminosos, dolorosos o gloriosos).
Concentrados en ellos, podemos entrar en diálogo con la Palabra de Dios e
identificarnos con Cristo para dejarnos transformar por él.
- Aquieta
tu mente. Para meditar el Rosario, ayuda mucho estar en un lugar
tranquilo. Además, uno puede necesitar un momento para sosegarse. Al
empezar el Rosario con el Credo, el Padrenuestro y las primeras tres
avemarías, aprovecha para relajarte y soltar tensiones y distracciones.
- Pide
la ayuda divina. Mientras rezas las oraciones iniciales pídele al
Espíritu Santo que guíe tu meditación para que puedas conocer a Cristo y
la voluntad de Dios. Pide la intercesión de la Virgen María.
- Enfócate
en el misterio. Antes de rezar cada decena, anuncia el misterio que
toca. Por ejemplo: “Primer misterio gozoso: La Anunciación”. Crea un
espacio para enfocarte en él. Es recomendable hacer un momento de silencio
para fijar en la mente la escena y los acontecimientos del misterio. Es
muy beneficioso leer el texto bíblico correspondiente. También es útil
tener a la vista una imagen que represente el pasaje. Puedes mirarla
mientras oras.
- Reza
mientras contemplas. El Padrenuestro y las diez avemarías sirven como
“música de fondo” para tu meditación y te ayudan a adentrarte en ella. Una
de las formas de meditar consiste en repasar lentamente los
acontecimientos que el misterio presenta. Imagínalos. Deja que tu mente se
fije en alguna impresión o en algún suceso en particular para ir
profundizándolo. Por ejemplo, en la Anunciación podrías detenerte en las
palabras de María: “Hágase en mí según tu palabra”. Sigue meditando con
ellas toda la decena.
- Observa
la actitud. Otra forma de meditar consiste en prestar atención a
una actitud que observas en Jesús o en María: cualquiera que sientas
importante en ese momento. Por ejemplo, en la Anunciación, podría tratarse
de la humildad de Dios que se rebaja para asumir la naturaleza humana.
Reza la decena pensando en esa actitud.
- Vincula
lo contemplado con tu vida. Permite que el Espíritu Santo
traiga a tu mente aspectos de tu vida cotidiana y te muestre en qué medida
estás aplicando las actitudes del Señor o de su Madre. En qué medida te
pareces a Jesús. Identifícate con el Maestro.
- Intercede
por otros. Como el Santo Padre Juan Pablo II ha enseñado, la
meditación de los misterios del Rosario nos conduce naturalmente a la
súplica por otras personas y por las necesidades del mundo. Una vez más,
déjate guiar por el Espíritu Santo.
Fuente: http://www.rosarioenfamilia.org.pe/como-meditar-el-santo-rosario/