Autor: P. Juan Rivas | Fuente: Catholic.net
La despenalización del abominable crimen del aborto en el
Distrito Federal es la causa de que se haya disparado la violencia en todo
México. Esto se supo durante un exorcismo. Debemos revertir las criminales
leyes abortistas.
La violencia en México crecerá en proporción al aborto -
Padre Juan Rivas. Les expongo algunos argumentos y razones:
1. El derecho a la vida es un derecho inalienable sobre el
que se sustentan todos los otros derechos del hombre. El aborto suprime de raíz
este derecho. Y por tanto todos los otros derechos también corren peligro de
ser suprimidos.
2. "Yo tengo derecho ha hacer con mi cuerpo lo que me
venga en gana". Antes de embarazarte te puedes cortar la nariz, la oreja.
Pero una vez que estas embarazada esa vida naciente no es tu cuerpo, tan no lo
es que si te pellizcan chillas tú, pero si pellizcan a la criatura en su
vientre el que chilla y se retuerce es el bebé. El otro no eres tú. ¿Difícil de
entender verdad? (JPablo II decía que la pérdida de la fe, está llevando a la
pérdida de la razón)
3. Nunca es lícito matar a un inocente. Si esto no lo puede
entender un hombre de leyes, no se puede esperar que no encuentre escape para
saltarse otras leyes que no son tan obvias y evidentes. Pero además el hacer
violencia contra el débil y el inocente no se puede quedar en el aborto, sino
que se extiende como un virus en toda la sociedad. Por eso es lógico que la
violencia en México se haya desatado a niveles de crueldad (y de proporción)
muy semejantes al aborto.
4. Una tragedia no se resuelve con otra tragedia. Muchos de
los casos en los que se justifica el aborto son porque la mujer ha sufrido la
violencia. Ellas merecen todo el apoyo de la sociedad, pero el bebé no es el
culpable. El aborto promueve la violencia contra el indefenso e inocente y
exonera o al menos olvida al verdadero culpable.
5. Nadie tiene derecho sobre otra persona. Esto es válido no
sólo para las abortistas sino para las mujeres que exigen "derecho a tener
un hijo" Están rompiendo el mismo principio ético, aunque de diferente
naturaleza: de creerse con derechos sobre otra persona. La mentalidad
materialista favorece la mentalidad abortista: "quiero, puedo, tengo
dinero, por tanto lo hago". El si es lícito o no, está ausente de nuestras
conciencias.