lunes, 10 de abril de 2023

Nuestro Sagrario en Semana Santa

 

El Monumento del Jueves Santo es una forma de sentir y adorar la presencia de Jesucristo Dios en la Eucaristía. Es la tradición de levantar el monumento de Jueves Santo, que es la capilla o altar donde se reserva la hostia consagrada desde el Jueves Santo al Viernes Santo. En esta foto se puede apreciar el arreglo especial con el cual se adornó el Sagrario de nuestra Parroquia de San Cipriano.



Celebración de la resurrección de Jesús

 

El sábado 9 de abril, a partir de las 8:00 p.m., la Parroquia de San Cipriano de Bogotá, celebró con la asistencia de cerca de 1.000 fieles, la Misa de Resurrección de Jesús. La ceremonia se inició estando el templo en oscuridad. La procesión con la entrada del cirio pascual, seguido del Párroco Padre Carlos Mario Charry, el Diácono Carlos Ruiz y algunos Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión fueron llenando de luz el recinto bajo el conocido canto: "Luz de Cristo" acompañado de la respuesta de la asamblea "Demos gracias a Dios!".  Es un instante de gran entusiasmo para todos los presentes, por cuanto se entiende que es el anuncio de la llegada de la luz, que es Cristo. (Véase fotos)

El canto del Pregón Pascual es un momento de gran fervor pues en su letra describe la grandeza de la Pascua. Se incluye a continuación, parcialmente, algunas estrofas del pregón que suscita el canto comunitario de los presentes:

En verdad es justo y necesario aclamar con nuestras voces y con todo el afecto del corazón a Dios invisible, el Padre todopoderoso, y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre la deuda de Adán y, derramando su sangre, canceló el recibo del antiguo pecado. 

Porque éstas son las fiestas de Pascua, en las que se inmola el verdadero Cordero, cuya sangre consagra las puertas de los fieles. 

Ésta es la noche en que sacaste de Egipto a los israelitas, nuestros padres, y los hiciste pasar a pie el mar Rojo. Ésta es la noche en que la columna de fuego esclareció las tinieblas del pecado. Ésta es la noche en que, por toda la tierra, los que confiesan su fe en Cristo son arrancados de los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado, son restituidos a la gracia y son agregados a los santos. Ésta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo. ¡Que asombroso beneficio de tu amor por nosotros!

La celebración consta de cuatro partes bien determinadas en su estructura celebrativa y en su contenido: Liturgia de la Luz o Lucernario; Liturgia de la Palabra; Liturgia Bautismal y Liturgia Eucarística.

La fe en la Resurrección del Señor es el tema fundamental de este día. “Este es el día en el que actuó el Señor” canta el Salmo 117. Es el domingo por excelencia. Es el día en el que se expresó su poder soberano venciendo la muerte y que, en consecuencia, es motivo de gozo y alegría para todos los cristianos. En su discurso, Pedro proclama que se le ha encomendado el anunciar y predicar la Resurrección de Cristo. Los apóstoles son los testigos que han visto al Resucitado, han comido y bebido con Él. Ellos han recibido el encargo de predicar que Cristo resucitado ha sido constituido juez de vivos y muertos (1L) San Pablo subraya, de modo especial, que la Resurrección del Señor instaura una nueva vida en el bautizado. El cristiano es aquel que ha muerto con Cristo y ha resucitado con Él a una vida nueva. La fe en la Resurrección es la roca firme para san Pablo, el lugar donde se asienta todo su dinamismo apostólico.(2L). El Evangelio nos muestra a Pedro y Juan que, entrando en el sepulcro, “ven y creen”. El sepulcro vacío es para ellos el inicio de una meditación que los conduce a la fe en Cristo resucitado.

Así como las primeras comunidades cristianas vivían de la fe en la Resurrección del Señor, así también los cristianos están llamados a vivir más a fondo el misterio de la Resurrección en sus vidas. “Si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba”. Para el creyente la resurrección es el dato culminante de su fe en Cristo; por la resurrección se confirman todas las promesas del Antiguo Testamento. El Señor ha sido fiel a su amor y se ha dado sin límites, con sobreabundancia. Por la Resurrección se confirma la divinidad del Señor: verdadero Dios y verdadero hombre. La Resurrección nos enseña la verdad íntima acerca de Dios (Dios es amor) y acerca de la salvación humana. Cristo en su misterio pascual lleva a su plenitud la revelación de Dios. Autorrevelación definitiva de Dios.

En el mundo post-moderno que nos toca vivir con un fuerte relativismo y pérdida de la fe, la mujer cristiana está llamada a ser nuevamente mensajera privilegiada de las verdades cristianas. Ella será en el hogar aquella que irradia amor, comprensión y que educa a la familia en los valores sobrenaturales. Podemos decir que de la mujer depende en gran medida la fe del hogar, porque ella la transmite no sólo por sus palabras, sino por medio de su vida, de sus actitudes, de su capacidad de sufrimiento, de perdón. Ella, en el seno del hogar, o en el seno de una comunidad religiosa, o en el seno de la sociedad, o en la vida pública, o en los hospitales, o en la escuela... es la que hace presente los valores trascendentes y, lo que es más importante, la que revela a Dios como amor, la que muestra a Cristo resucitado y conduce hacia Él. Ella es maestra de la fe. Ella es el sol de la familia y de la sociedad.


En esta vigilia, "madre de todas las vigilias", se proponen nueve lecturas, siete del antiguo Testamento y dos del nuevo (epístola y evangelio).

En la liturgia Bautismal, el sacerdote, con los ministros se dirige a la fuente bautismal, si ésta se encuentra situada a la vista de los fieles. Para la bendición del agua, el Sacerdote que preside exhorta: Invoquemos, queridos hermanos, a Dios todopoderoso, y pidámosle que con su poder santifique esta agua, para que cuantos en ella renazcan por el bautismo sean incorporados a Cristo y contados entre los hijos de adopción. (Véase foto)

A continuación, en la renovación de las promesas del Bautismo, la Asamblea es interrogada y responde renunciando a satanás y reafirmando su fe.

A continuación se realizó la liturgia Eucarística, parte central de la celebración en la que se consagran las especies eucarísticas del pan y el vino, que se convierten en el cuerpo y la sangre del Señor, el cual es distribuido entere quienes se acercan a recibirlo. 


En resumen, una celebración grande de nuestra fe y luz para nuestro camino!