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jueves, 30 de junio de 2011

AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Santísimo Corazón de Jesús, Dios y hombre verdadero, refugio de los pecadores y esperanza de los que en Ti confían; Tú nos dices amablemente: vengan a Mí; y nos repites las palabras que dijiste al paralítico: “confía hijo mío”; tus pecados te son perdonados, y a la mujer enferma:”confía hija, tu fe te ha salvado”, y a los Apóstoles:”Confíen, Yo soy, no teman”.

Animado(a) con estas palabras tuyas, acudo a Ti con el corazón lleno de confianza, para decirte sinceramente y desde lo más íntimo de mi alma: Corazón de Jesús, en Ti confío. Amén!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

lunes, 12 de julio de 2010

Señor, cómo quisiera
en cada aurora aprisionar el día,
y ser tu primavera
en gracia y alegría,
y crecer en tu amor más todavía.


En cada madrugada
abrir mi pobre casa, abrir la puerta,
el alma enamorada,
el corazón alerta,
y contigo tu mano siempre abierta.


Ya despierta la vida
con su canción de ruidos inhumanos;
y tu amor me convida
a levantar mis manos
y a acariciarte en todos mis hermanos.


Hoy elevo mi canto
con toda la ternura de mi boca,
al que es tres veces santo,
a tí que eres mi Roca
y en quien mi vida toda desemboca.


Amén.
Autor desconocido

sábado, 31 de octubre de 2009

¡Haz que veamos...!


Te bendecimos Padre, por el corazón de Cristo que en Jericó


tuvo lástima del ciego del camino,


imagen de la humanidad necesitada de tu luz.

Hacemos nuestros, sus gritos de fe y de súplica.


Nos invaden Señor las tinieblas de la increencia


y nos atenazan nuestras supuestas seguridades.

Haz Señor que tu amor despierte nuestra fe,


curando nuestra ceguera,


para poder verlo todo con los ojos nuevos de la fe:


los criterios de Jesús.

Así los seguiremos impulsados por la fuerza


de tu ternura


como hombres y mujeres nuevos,


guiados por tu Espíritu.

Maestro, que vea. Es la consigna de hoy


y la súplica que te hacemos.


Pon tu mano de médico divino y


haz que veamos el inmenso amor que nos tienes.


Amén.

lunes, 11 de mayo de 2009

De la Liturgia de las Horas

HIMNO:

Estáte, Señor, conmigo, siempre, sin jamás partirte, y
cuando decidas irte llévame Señor contigo;
porque el pensar que te irás me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo, de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía donde tú vayas Jesús,
porque bien sé que eres tú la vida del alma mía;
si tú vida no me das yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo, ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida, mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das, se que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin tí me quedo,
cuando tú sin mi te vas!
Amén.