La Sra. Anita dirige la Comunidad Pueblo de Dios que tiene más de 100 miembros y realiza seminarios y prédicas en frecuentes retiros espirituales, en diferentes parroquias y lugares de la ciudad.
En la sesión del viernes pasado, luego de un espacio de oración y alabanza de todos los participantes, la Sra. Anita realizó una predicación con base en la Palabra de Dios, contenida en el capítulo 15 del Evangelio de San Juan, relacionada con la vid verdadera.
Algunas de las interesantes reflexiones expresadas por la predicadora sobre este texto, relacionándolo con la vida en comunidad, se destacan en las siguientes frases:
- El camino del Señor, para quienes lo seguimos, es un morir permanente a nosotros mismos, para abrirnos a seguir la Voluntad de Dios
- El grupo comunitario no es de nadie. Es de Dios. Él es quien nos llama a ser parte. No un ser diferente.
- Oremos. Oremos en todo momento por el grupo comunitario en el que Dios nos ha puesto. Oremos por nuestros sacerdotes.
- Oremos profunda y con entrega a Dios para pedirle la protección de Colombia, ya que estamos en peligro en diferentes aspectos. Uno de ellos el terrorismo que viene persiguiendo y asesinando sacerdotes y fieles creyentes.
- Debemos cambiar nuestra manera de pensar para cambiar nuestra manera de actuar. En el versículo 15, 4 el Señor nos dice: "Sigan unidos a mí, como yo sigo unidos a ustedes. Una rama no puede dar uvas de sí misma, si no esta unida a la vid; de igual manera, ustedes no pueden dar fruto, si no permanecen unidos a mí". Este versículo nos invita a hacernos las siguientes preguntas:
La Sra. Anita predicando con la Palabra de Dios en sus manos...
¿Donde esta Dios en mi vida?
Esto nos permite concluir:
Soy creado por Dios
Soy salvado por Jesús
Soy hijo de Dios y así valgo como tal
Dios no te hizo en serie... te hizo en serio!
El Señor nos pide que nos amemos unos a otros como Él nos ha
amado. Unidos al Señor todo será posible.
- En el versículo 16, el Señor nos dice: "Ustedes no me escogieron a mí, sino que yo los he escogido a ustedes y les he encargado que vayan y den mucho fruto, y que ese fruto permanezca. Aspi el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre". Es claro que como ramas de un árbol, es decir como sarmientos de una vid, debemos dar fruto en nuestro trabajo como evangelizadores y que podemos contar con la ayuda de Dios Padre en nuestros ruegos y necesidades. ¿Cómo no responder un llamado como éste?
La Sra. Anita, al final de la reunión atendiendo
inquietudes de algunos participantes.