La vida espiritual exige indudablemente una vida interior. Nos plantea frecuentemente la necesidad de comunicarnos con Dios en la intimidad de nuestras oraciones, nuestros ruegos, nuestras esperanzas.
En el Capítulo 6 del Evangelio según San Mateo, encontramos unas Promesas del Señor que son una fuente de alegría y esperanza. Sabemos que el Señor cumple todas sus Promesas, pero a veces no las recordamos o conocemos bien. Veamos por ejemplo las siguientes:
La limosna en secreto
“..cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.
La oración en secreto
“.. cuando vayas a orar, entra en tu aposento y , después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto te recompensará”.
La verdadera oración
“Y, al orar no charleáis mucho como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos; santificado sea tu nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores, y no nos dejes caer en tentación; más líbranos del mal.”
El ayuno en secreto
“.. cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto no por los hombres, sino por tu Padre, que está allí en lo secreto. Y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.”
El verdadero tesoro
“Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben. Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón.”
Abandono en la Providencia
“No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer? ¿Qué vamos a beber? ¿Con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre Celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.”
Llevemos estas Promesas a nuestra mente y nuestro corazón, para hacernos merecedoras de ellas.
martes, 1 de diciembre de 2009
Las Promesas del Señor según el Evangelio de San Mateo, Capítulo 6
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