sábado, 24 de septiembre de 2011

Vigilia por Bogotá


Con motivo de la Vigilia de Oración por la Evangelización, que se efectuó en nuestra parroquia promovida por la Arquidiócesis de Bogotá, apoyados en diversas maneras de hacerlo: cantos, oraciones, reflexiones, lectura y discernimiento de la Palabra, con la ayuda de una presentación en diapositivas, constituyeron una linda oportunidad de orar por nuestra ciudad y el nuevo Plan E de Evangelización.

La celebración fué presidida por el Padre John Henry Buitrago M.S.A., Párroco de San Cipriano y el Diácono Jairo Hernández.

Las reflexiones escritas y preparadas directamente por la Arquidiócesis fueron realmente interesantes y mostraron las luces y sombras de nuestra ciudad desde diferentes perspectivas de su situación social, política. económica y espiritual. Aunque la asistencia no fué masiva, quizá por la hora (8:30 a 10:00 p.m.), quienes participamos, realmente logramos dedicar un espacio de calidad en materia de súplica e intercesión por Bogotá.

Transcribimos a continuación una de las breves reflexiones que integraron esta vigilia:

Sombras: Males administrativos y corrupción

"Se sufre también el mal manejo de los recursos públicos y el aprovechamiento particular de los bienes de todos. La corrupción administrativa, el mal desempeño de las funiones públicas, la mala atención de los entes distritales y del Estado aumentan el sentido de vulnerabilidad y de indefensión de la población.

La inadecuada y obsoleta infraestructura vial, los deficientes servicios de salud, vivienda y educación que no cobija a todos y hacen más penosa la vida de los menos favorecidos, la indiferencia de los organismos públicos, contribuyen a hacer más dolorosa la vida de muchos ciudadanos y se convierten todos estos males en gritos de sufrimiento que claman al cielo.

Aunque políticamente somos invitados al ejercicio de una ciudadanía responsable, no ejercemos nuestra tarea de control. La política caracterizada por intereses mezquinos y la compra y venta de votos. No nos informamos sobre los planes de desarrollo que impactan la vida y el contexto urbano.

Consecuencia y reflejo de esto es la corrupción, la falta de programas claros de gobierno y el desorden urbano. Todo ello pide de nuestra parte repensar el modo como vivimos y nos formamos como ciudadanos, habitantes de nuestra ciudad y promotores de su desarrollo.

Meditemos en estas realidades, pidamos perdón al Señor y sintámonos llamados a un mayor compromiso en la tarea de hacer más humana y fraterna nuestra ciudad."