- Cada vez con más frecuencia se habla de la relación
entre el confesor y el penitente, así como de una posible solución para el
sufrimiento de quien ha visto fracasar el propio proyecto de vida. ¿Qué piensa
sobre esto?
La tradición de la Iglesia ha distinguido siempre
–distinguido, no separado– su tarea magisterial del ministerio del confesor.
Usando una imagen, podríamos decir que ha distinguido siempre el púlpito del
confesionario. Una distinción que no significa doblez, sino que la Iglesia en
el púlpito, cuando habla del matrimonio, da testimonio de una verdad que no es
ante todo una norma o un ideal. En ese momento interviene con amor el confesor,
que dice al penitente: «Lo que has escuchado en el púlpito, es tu verdad, que
tiene que ver con tu libertad, herida y frágil». El confesor conduce al
penitente en camino hacia la plenitud de su bien. (...) El drama del hombre no
radica en pasar de lo universal a lo singular. Radica en la relación entre la
verdad de su persona y su libertad. Este es el núcleo del drama del hombre,
porque yo con mi libertad puedo negar lo que acabo de afirmar con la razón. Veo
el bien y lo apruebo, y luego hago el mal. Este es el drama. El confesor se
sitúa dentro de este drama, no en el mecanismo universal-particular. Si lo
hiciese inevitablemente caería en la hipocresía y diría: «de acuerdo, esta es
la ley universal, pero como tu te encuentras en estas circunstancias, no estás
obligado». (…) Hipócritamente, el confesor habría promulgado otra ley, al lado
de la predicada en el púlpito. ¡Esto es hipocresía! Qué daño se causa si el
confesor no recordase ya a la persona que se encuentra ante él que estamos en
camino. Se correría el riesgo, en nombre del Evangelio de la misericordia, de
hacer vano el Evangelio de la misericordia. (...) Al final el hombre podría
convencerse de que no está enfermo, y que entonces no tiene necesidad de
Jesucristo. Uno de mis maestros, gran profesor de derecho canónoco, decía que
cuando se entra en el confesionario no hay que seguir la doctrina de los
teólogos, sino el ejemplo de los santos.
© - FOGLIO QUOTIDIANO
Matteo Mateuzzi (intervista al Cardenal Caffarra en Il
Foglio, 15 de marzo de 2014)
El Cardenal Caffarra es arzobispo de Bolonia. Fundó en 1980,
por mandato de Juan Pablo II, el Pontificio Instituto Juan Pablo II sobre el
matrimonio y la familia.
InfoCatólica. Traducción al español.
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