miércoles, 26 de marzo de 2014
Francisco en audiencia: Un sacerdote que no apacienta el rebaño de Dios ...
El Papa Francisco continúa su catequesis sobre el orden sagrado y pide a todo el mundo católico rezar por sus sacerdotes, para que sea pastores auténticos.
Papa en audiencia: Ni el obispo es el propietario de su diócesis ni el s...
Breve catequesis, realizada hoy, del Papa Francisco dirigido a los Obispos, Sacerdotes y Diáconos, en la que se resalta como uno de los objetivos centrales de su ministerio, el servicio a la comunidad.
viernes, 21 de marzo de 2014
Programación de Servicio de Ventas en la Carpa
Publicamos a continuación la programación del servicio de ventas en la Carpa, preparada por el Padre Alejandro Olivera, quien agradece la colaboración de los integrantes de los diferentes grupos parroquiales.
La imagen corresponde a una fotografía del calendario que aparece en la Secretaría de la Parroquia.
Si desea ampliar la imagen de esta fotografía, ubique el cursor encima de la foto y haga click.
La imagen corresponde a una fotografía del calendario que aparece en la Secretaría de la Parroquia.
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Servicio de los Ministros E. de la Comunión en la Semana Santa 2014
jueves, 20 de marzo de 2014
Para hoy: Salmo 1, 1-2. 3. 4 y 6
Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
R./ Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor!
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
R./ Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor!
No así los impíos, no así.
Serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
R./ Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor!.
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
R./ Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor!
Será como un árbol plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
R./ Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor!
No así los impíos, no así.
Serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
R./ Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor!.
lunes, 17 de marzo de 2014
NO SE PODRÁ DAR LA COMUNIÓN A DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR - Parte 3.
Continuación de la entrevista al Cardenal Carlo Caffarra, Arzobispo de Bolonia: (Parte final)
- Cada vez con más frecuencia se habla de la relación
entre el confesor y el penitente, así como de una posible solución para el
sufrimiento de quien ha visto fracasar el propio proyecto de vida. ¿Qué piensa
sobre esto?
La tradición de la Iglesia ha distinguido siempre
–distinguido, no separado– su tarea magisterial del ministerio del confesor.
Usando una imagen, podríamos decir que ha distinguido siempre el púlpito del
confesionario. Una distinción que no significa doblez, sino que la Iglesia en
el púlpito, cuando habla del matrimonio, da testimonio de una verdad que no es
ante todo una norma o un ideal. En ese momento interviene con amor el confesor,
que dice al penitente: «Lo que has escuchado en el púlpito, es tu verdad, que
tiene que ver con tu libertad, herida y frágil». El confesor conduce al
penitente en camino hacia la plenitud de su bien. (...) El drama del hombre no
radica en pasar de lo universal a lo singular. Radica en la relación entre la
verdad de su persona y su libertad. Este es el núcleo del drama del hombre,
porque yo con mi libertad puedo negar lo que acabo de afirmar con la razón. Veo
el bien y lo apruebo, y luego hago el mal. Este es el drama. El confesor se
sitúa dentro de este drama, no en el mecanismo universal-particular. Si lo
hiciese inevitablemente caería en la hipocresía y diría: «de acuerdo, esta es
la ley universal, pero como tu te encuentras en estas circunstancias, no estás
obligado». (…) Hipócritamente, el confesor habría promulgado otra ley, al lado
de la predicada en el púlpito. ¡Esto es hipocresía! Qué daño se causa si el
confesor no recordase ya a la persona que se encuentra ante él que estamos en
camino. Se correría el riesgo, en nombre del Evangelio de la misericordia, de
hacer vano el Evangelio de la misericordia. (...) Al final el hombre podría
convencerse de que no está enfermo, y que entonces no tiene necesidad de
Jesucristo. Uno de mis maestros, gran profesor de derecho canónoco, decía que
cuando se entra en el confesionario no hay que seguir la doctrina de los
teólogos, sino el ejemplo de los santos.
© - FOGLIO QUOTIDIANO
Matteo Mateuzzi (intervista al Cardenal Caffarra en Il
Foglio, 15 de marzo de 2014)
El Cardenal Caffarra es arzobispo de Bolonia. Fundó en 1980,
por mandato de Juan Pablo II, el Pontificio Instituto Juan Pablo II sobre el
matrimonio y la familia.
InfoCatólica. Traducción al español.
NO SE PODRÁ DAR LA COMUNIÓN A DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR - Parte 2.
Continuación de la entrevista al Cardenal Carlo Caffarra:
- El Cardenal Müller ha dicho que es terrible que los
católicos no conozcan la doctrina de la Iglesia y que esta carencia no puede
justificar la exigencia de adecuar la enseñanza católica al espíritu de nuestro
tiempo. ¿Se echa en falta una pastoral familiar?
Ha faltado esa pastoral. Es una gravísima responsabilidad de
nosotros los pastores reducir todo a los cursos prematrimoniales. ¿Y la
educación de la afectividad de los adolescentes, de los jóvenes? ¿Qué pastor de
almas habla hoy de castidad? Un silencio casi total, desde hace años, por lo
que yo conozco. Fijémonos en el acompañamiento de las parejas jóvenes: preguntémonos
si hemos anunciado de verdad el Evangelio del matrimonio, si lo hemos anunciado
como pidió Jesús. Y además, ¿por qué no nos preguntamos por qué los jóvenes ya
no se casan? No siempre es por razones económicas, como se suele decir. Hablo
de la situación en Occidente. Si se hace una comparación con los jóvenes que se
casaban hasta hace treinta años, las dificultades que tenían no eran menores de
las de hoy. Pero aquellos construían un proyecto, tenían una esperanza. Hoy
tienen miedo y el futuro da miedo; pero si hay una decisión que exige esperanza
en el futuro, es la decisión de casarse. Estas son las preguntas fundamentales,
hoy. Tengo la impresión de que si Cristo se presentase de pronto en una reunión
de sacerdotes, obispos y cardenales que discuten sobre todos los graves
problemas del matrimonio y la familia, y le preguntaran como hicieron los
fariseos: «Maestro, ¿pero el matrimonio es disoluble o indisoluble? ¿O en
algunos casos, después de una debida penitencia...?». ¿Qué respondería Jesús?
Pienso que la misma respuesta que dio a los fariseos: «Mirad al «Principio».
El hecho es que ahora se quieren curar los síntomas sin
afrontar seriamente la enfermedad. El Sínodo, por tanto, no podrá evitar tomar
posición frente a este dilema: la forma en que se está modificando la
morfología del matrimonio y de la familia es positivo para la persona, para sus
relaciones y para la sociedad, o más bien lleva a la decadencia de la persona,
de sus relaciones, lo que puede tener efectos devastadores sobre toda una
civilización? El Sínodo no puede evitar esta pregunta.
- Se habla de la posibilidad de readmitir a la Eucaristía
a los divorciados vueltos a casar. Una de las soluciones propuestas por el
Cardenal Kasper toma en consideración un período de penitencia que lleve al
pleno acercamiento. ¿Es una necesidad ya ineludible o es una adecuación de la
enseñanza cristiana según las circunstancias?
Quien hace esa hipótesis, al menos hasta ahora no ha
respondido a una pregunta muy sencilla: ¿qué pasa con el primer matrimonio rato
y consumado? Si la Iglesia admite a la Eucaristía, debe dar en cualquier caso
un juicio de legitimidad de la segunda unión. Es lógico. Pero los Papas siempre
han enseñado que la potestad del Papa no alcanza a esto: sobre el matrimonio
rato y consumado el Papa no tiene ningún poder. La solución que se ha propuesto
lleva a pensar que permanece el primer matrimonio, pero hay también una segunda
forma de convivencia que la Iglesia legitima. En consecuencia, hay un ejercicio
de la sexualidad humana extraconyugal que la Iglesia considera legítimo. Pero
con esto se niega la columna que sostiene la doctrina de la Iglesia sobre la
sexualidad. Y entonces uno podría preguntarse: ¿y por qué no se aprueban las
uniones de hecho? ¿Y por qué no las relaciones entre homosexuales? La pregunta
de fondo es por tanto sencilla: ¿qué pasa con el primer matrimonio? Pero nadie
responde. Juan Pablo II decía en el año 2000 en una alocución a la Rota que «se
deduce claramente que el Magisterio de la Iglesia enseña la no extensión de la
potestad del Romano Pontífice a los matrimonios sacramentales ratos y
consumados como doctrina que se ha de considerar definitiva, aunque no haya
sido declarada de forma solemne mediante un acto de definición». La fórmula es
técnica, «doctrina que se ha de considerar definitiva» y quiere decir que sobre
esto no se admite la discusión entre los teólogos y la duda entre los fieles.
- Entonces, ¿no es una cuestión sólo de praxis, sino
también de doctrina?
Sí, en esto se toca la doctrina. Inevitablemente. Se puede
decir que no se hace, pero se hace. Y no sólo eso. Se introduce una costumbre
que con el tiempo asienta esta idea en el pueblo, no solo cristiano: no existe
ningún matrimonio absolutamente indisoluble. Y esto ciertamente va contra la
voluntad del Señor. No hay ninguna duda sobre esto.
- ¿Pero no existe el riesgo de considerar el sacramento
solo como una especie de barrera disciplinar y no como un medio de curación?
Es verdad que la gracia del sacramento también sana, pero
conviene ver en qué sentido. La gracia del matrimonio sana porque libra al
hombre y a la mujer de su incapacidad de amarse para siempre con toda la
plenitud de su ser. Esta es la medicina del matrimonio: la capacidad de amarse
para siempre. (...). La indisolubilidad matrimonial es un don que hace Cristo
al hombre y a la mujer que se casan en Él. Es un don, no es ante todo una norma
que viene impuesta. No es un ideal al que deben intentar llegar. Es un don y
Dios no se arrepiente nunca de sus dones. Por eso Jesús, respondiendo a los
fariseos, basa su respuesta revolucionaria en un acto divino: «Lo que Dios ha
unido», dice Jesús. Es Dios quien une, de lo contrario el carácter definitivo
sería solo un deseo que es natural pero imposible de hacerse realidad. Dios
mismo lo cumple. El hombre puede también decidir no usar esta capacidad de amar
definitivamente y totalmente. (...) El matrimonio, el sacramento del matrimonio
produce inmediatamente un vínculo que ya no depende de la voluntad de los
cónyuges, porque es un don que Dios les ha hecho. Estas cosas hoy no se dicen a
los jóvenes que se casan. Y luego nos asombramos de que suceda lo que sucede.
Cardenal Carlo Caffarra
- Se ha iniciado un debate apasionado sobre el sentido de
la misericordia. ¿Qué valor tiene esta palabra?
Tomemos la página de Jesús y la adúltera. Para la mujer
descubierta en adulterio, la ley de Moisés era clara: debía ser lapidada. Los
fariseos en efecto preguntan a Jesús qué piensa sobre esto (...). Si hubiera
dicho «lapidadla», enseguida habrían afirmado «ya veis, predica la misericordia,
come con los pecadores, y a la hora de la verdad también dice que hay que
lapidarla». Si hubiera respondido «no debéis lapidarla», habrían dicho «a esto
lleva la misericordia, a destruir la ley y todos los vínculos jurídicos y
morales». Esta es la típica perspectiva de la moral casuística, que te lleva
inevitablemente a un callejón al final del cual está el dilema entre la persona
y la ley. Los fariseos querían llevar al Señor a ese callejón. Pero Él sale
totalmente de esa perspectiva, y dice que el adulterio es una gran mal que
destruye la verdad de la persona humana que traiciona. Y precisamente porque es
un gran mal, Jesús, para quitarlo, no destruye a la persona que lo ha cometido,
sino que la cura de este mal y le recomienda que no vuelva a caer en él.
«Tampoco yo te condeno, vete y no peques más». Esta es la misericordia de la
que solo el Señor es capaz. Esta es la misericordia que la Iglesia anuncia
desde siempre. La Iglesia debe decir qué es lo que está mal. Ha recibido de
Jesús el poder de curar, pero en las mismas condiciones. Es verdad que el
perdón siempre es posible: lo es para el asesino, lo es también para el
adúltero. Era una dificultad que planteaban los fieles a San Agustín: se
perdona el homicidio, pero la víctima no resucita. ¿Por qué no perdonar el
divorcio, este estado de vida, el nuevo matrimonio, cuando ya no es posible que
el primero «reviva»? Pero es algo completamente diferente. En el homicidio se
perdona a una persona que ha odiado a otra hasta matarla físicamente, y se pide
el arrepentimiento de esto. (...) En el caso del divorciado vuelto a casar, la
Iglesia dice: «este es el mal, el rechazo del don de Dios, la voluntad de
despreciar el vínculo puesto por el mismo Señor».
La Iglesia perdona, pero con la condición de que haya arrepentimiento.
Pero el arrepentimiento significa volver al primer matrimonio. No es serio
decir: estoy arrepentido pero permanezco en la misma situación que constituye
la ruptura del vínculo de la cual me arrepiento. A menudo –se dice- no es
posible. Hay muchas circunstancias, es cierto, pero en esas condiciones la
persona está en un estado de vida objetivamente contrario al don de Dios.. La Familiaris
Consortio lo dice explícitamente su estado y situación de vida
contradicen objetivamente la unión de amor entre Cristo y la Iglesia,
significada y actualizada en la Eucaristía» (FC
84). La misericordia de la Iglesia es la de Jesús, la que dice que ha sido
desfigurada la dignidad del esposo, el rechazo del don de Dios. La misericordia
no dice: «Paciencia, intentemos poner remedio como podamos». Esta es la
tolerancia, esencialmente diversa de la misericordia. La tolerancia deja las
cosas como están por razones superiores. La misericordia es el poder de Dios,
que saca del estado de injusticia.
- Uno de los temas más citados por quien desea una
apertura de la Iglesia a las personas que se encuentran en situaciones
irregulares es decir que la fe es una, pero los modos para aplicarla a las
circunstancias particulares se deben amoldar a los tiempos, como ha hecho
siempre la Iglesia. ¿Qué piensa usted?
¿Puede limitarse la Iglesia a ir allí donde la lleven los
procesos históricos como si fueran derivaciones naturales? ¿En esto consiste
anunciar el Evangelio? Yo no lo creo, porque en ese caso me pregunto como se
hará para salvar al hombre. Le cuento un episodio. Una esposa todavía joven,
abandonada por su marido, me dice que vive la castidad pero le cuesta un
esfuerzo terrible. Porque, dice, «no soy una monja, sino una mujer normal».
Pero me dice que no podría vivir sin la Eucaristía. Y por eso también el peso
de la castidad es ligero, porque piensa en la Eucaristía. Otro caso. Una señora
con cuatro hijos ha sido abandonada por su marido después de veinte años de
matrimonio. La señora me dice que en aquel momento ha entendido que debía amar
a su marido en la cruz, «como Jesús ha hecho conmigo». ¿Por qué no se habla de
estas maravillas de la gracia de Dios? ¿Estas dos mujeres no se han amoldado a
los tiempos? Ciertamente no se han amoldado a los tiempos. Le aseguro que me
causa una gran pena comprobar el silencio, en estas semanas de discusión, sobre
la grandeza de las esposas y esposos que, abandonados, permanecen fieles. (...)
Cuántos párrocos y obispos podrían contar episodios de
fidelidad heroica. Después de un par de años de estar aquí en Bolonia, quise
reunir a los divorciados vueltos a casar. Eran más de trescientas parejas.
Hemos estado juntos toda una tarde de domingo. Al final, más de uno me dijo que
había entendido que la Iglesia es verdaderamente madre cuando impide recibir la
eucaristía. No pudiendo recibir la eucaristía, comprenden qué grande es el
matrimonio cristiano, y que hermoso es el Evangelio del matrimonio.
NO SE PODRÁ DAR LA COMUNIÓN A DIVORCIADOS VUELTOS A CASAR - Parte 1.
Nota de la administración del Blog:
- La Familiaris Consortio de Juan Pablo II se encuentra en medio de un fuego cruzado. Por una parte se dice que es el fundamento del Evangelio de la familia, por otra que es un texto superado. ¿Cabe pensar en una actualización?
El cardenal y arzobispo de Bolonia, S.E.R Carlo Caffarra,
aborda en una entrevista para Il Foglio los temas del orden del día del Sínodo
extraordinario que tendrá lugar en octubre, y del Sínodo ordinario del 2015:
matrimonio, familia, doctrina de la Humanae Vitae, penitencia. El prelado
italiano critica las palabras del cardenal Kasper sobre el acceso a la comunión
de los divorciados vueltos a casar y advierte que Juan Pablo II indicó que la
potestad papal no puede dar ningún tipo de legitimidad a una segunda unión
mientras permanezca el vínculo matrimonial, que es indisoluble. El cardenal recuerda
que tal hecho ni siquiera admite la discusión entre los teólogos y la duda
entre los fieles.
Fuente:: http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=20265 Publicamos esta entrevista, dividida en tres partes, debido a su extensión original.
(Foglio/InfoCatólica) Matteo
Mateuzzi entrevista al cardenal Caffarra:- La Familiaris Consortio de Juan Pablo II se encuentra en medio de un fuego cruzado. Por una parte se dice que es el fundamento del Evangelio de la familia, por otra que es un texto superado. ¿Cabe pensar en una actualización?
- Si hablamos de la ideología de género y del denominado
«matrimonio» homosexual, es verdad que en los años de la Familiaris
Consortio no se hablaba de ello. Pero de todos los demás problemas,
sobre todo de los divorciados vueltos a casar, se habló largamente. De esto soy
testigo directo, porque fui uno de los consultores del Sínodo de 1980. Decir
que la Familiaris
Consortio ha nacido en un contexto histórico completamente
distinto del actual no es verdad. Después de matizar esto, puedo decir antes
que nada que la FC nos
ha enseñado un método con el que se deben afrontar las cuestiones sobre el
matrimonio y la familia. Usando ese método la Familiaris
Consortio ha llegado a una doctrina que sigue siendo un punto de
referencia ineludible. ¿Cuál es el método? Cuando preguntan a Jesús en qué
condiciones era lícito el divorcio no se discutía en ese momento sobre la
licitud como tal; Jesús no entra en la problemática casuística de la que nacía
la pregunta, sino que indica en qué dirección se debía mirar para entender qué
es el matrimonio y en consecuencia cuál es la verdad de la indisolubilidad
matrimonial. Fue como si Jesús hubiera dicho: «Mirad que debéis salir de esta
lógica casuística y mirar en otra dirección: la del «Principio». Es decir:
debéis mirar allá donde el hombre y la mujer vienen a la existencia, en la
verdad plena de su ser hombre y mujer llamados a ser una sola carne. (…)
- ¿Cuál es el significado más profundo y actual de la
Familiaris Consortio?
- «Por tener ojos capaces de conservar la luz del
Principio», la Familiaris
Consortio afirma que la Iglesia tiene un «sentido sobrenatural de la
fe» que no consiste única o necesariamente en el consenso de los fieles. «La
Iglesia, siguiendo a Cristo, busca la verdad que no siempre coincide con la
opinión de la mayoría. Escucha a la conciencia y no al poder, en lo cual
defiende a los pobres y despreciados. La Iglesia puede recurrir también a la
investigación sociológica y estadística, cuando se revele útil para captar el
contexto histórico dentro del cual la acción pastoral debe desarrollarse y para
conocer mejor la verdad; no obstante tal investigación por sí sola no debe
considerarse, sin más, expresión del sentido de la fe» (FC
5). He hablado de «verdad del matrimonio». Querría precisar que esta
expresión no indica una norma ideal del matrimonio. Indica lo que Dios con su
acto creador ha inscrito en la persona del hombre y de la mujer. Cristo dice
que antes de considerar los casos, conviene saber de qué cosa estamos hablando.
No estamos hablando de una norma, que admita o no excepciones, de un ideal
hacia el cual haya que ir. Estamos hablando de qué es el matrimonio y qué es la
familia. (…) La Exhortación describe el sentido más profundo de la
indisolubilidad matrimonial (FC 20). La Familiaris Consortio representa un
desarrollo doctrinal grandioso, hecho posible también gracias al ciclo de
catequesis de Juan Pablo II sobre el amor humano (…), dirigiendo su atención a
las raíces profundas. (…) Y no ha ignorado los problemas concretos. Ha hablado
también del divorcio, de las parejas de hecho, del problema de la admisión a la
Eucaristía de los divorciados vueltos a casar. Por tanto la imagen de una Familiaris
Consortio que pertenece al pasado, que no tiene nada que decir en el
presente, o es una caricatura o es lo que consideran personas que no la han
leído.
- Muchas conferencias episcopales han destacado que las
respuestas a los cuestionarios en preparación de los dos próximos Sínodos
muestran que la doctrina de la Humanae Vitae ya sólo crea confusión. ¿Es así, o
ha sido un texto profético?
- El 28 de junio de 1978, algo más de un mes antes de morir,
Pablo VI decía: «Por la Humanae
Vitae, daréis gracias a Dios y a mí». Después de 46 años, veamos
sintéticamente qué ha sucedido a la institución matrimonial y nos daremos
cuenta de cómo aquel documento fue profético. Negando la conexión inseparable
entre la sexualidad conyugal y la procreación, es decir negando la enseñanza de
la Humanae
Vitae, se ha abierto el camino a la recíproca desconexión entre la
procreación y la sexualidad conyugal: «from sex without babies to babies
without sex» (NdR «del sexo sin niños al niños sin sexo»). Se ha ido
oscureciendo progresivamente que el fundamento de la procreación humana está en
el amor conyugal, y se ha construido gradualmente la ideología de que
cualquiera puede tener un hijo, el hombre o la mujer solteros, los
homosexuales, incluso mediante la «maternidad subrogada. Se ha pasado por tanto
de la idea del hijo esperado como un don al hijo programado como un derecho: se
dice que existe el derecho a tener un hijo. (...) Esto es increíble. Yo tengo
el derecho a tener cosas, no personas. Se ha ido progresivamente construyendo
un código simbólico, ético y jurídico, que relega la familia y el matrimonio a
la pura afectividad privada, sin importar sus efectos en la vida social.
La pregunta que hay que hacerse no es si la Humanae
Vitae es aplicable hoy o hasta qué punto es aplicable o si solo crea
confusión. La pregunta qué conviene hacerse es ¿la Humanae Vitae dice la verdad
sobre el bien propio de la relación conyugal? ¿Dice la verdad acerca del bien
que está presente en la unión de las personas de los dos cónyuges en el acto
sexual? En efecto, la esencia de las proposiciones normativas de la moral y del
derecho se encuentra en la verdad del bien que en ellas es objetivada. Si no se
razona con esta perspectiva, se cae en la casuística de los fariseos. Y ya no
se vuelve a salir, porque se entra en un callejón al final del cual se
encuentra la obligación de elegir entre la norma moral y la persona. Si se
salva una, no se salva la otra. La pregunta del pastor es por tanto la
siguiente: ¿cómo puedo orientar a los cónyuges para que vivan su amor conyugal
en la verdad? El problema no es verificar si se encuentran en una situación que
les exime de una norma, sino cuál es el bien de la relación conyugal. Cuál es
su verdad íntima. Me sorprende que alguno diga que la Humanae
Vitae crea confusión. ¿Qué quiere decir? ¿Conocen la fundamentación
que ha hecho Juan Pablo II de laHumanae
Vitae?
Añado una consideración. Me maravilla profundamente el hecho
de que, en este debate, ni siquiera eminentísimos cardenales tengan en cuenta
las 134 catequesis sobre el amor humano. Nunca un Papa había hablado tanto de
esto. Ese magisterio es ignorado, como si no existiese. ¿Crea confusión? Quien
afirma esto ¿está al corriente de cuánto se ha hecho en el plano científico
sobre la regulación natural de la concepción? ¿Está al corriente de
innumerables parejas que en el mundo viven con alegría la verdad de la Humanae
Vitae?
- El Cardenal Kasper subraya también que hay grandes
expectativas en la iglesia respecto al Sínodo y que se corre el riesgo de «una
pésima desilusión» si aquellas fueran desatendidas. ¿Es un riesgo real, a su
juicio?
No soy profeta ni soy hijo de profetas. Ocurre algo
admirable. Cuando el pastor no predica opiniones suyas o del mundo, sino el
Evangelio del matrimonio, sus palabras golpean los oídos de los que escuchan,
pero en su corazón entra en acción el Espíritu Santo abriéndolo a las palabras
del pastor. Me pregunto además de qué expectativas estamos hablando. Una gran
cadena de televisión de Estados Unidos ha realizado una encuesta en comunidades
católicas por todo el mundo, que refleja una realidad muy diferente de las
respuestas al cuestionario registradas en Alemania, Suiza y Austria. Un solo
ejemplo. El 75 por ciento en la mayoría de los países africanos es contrario a
la admisión a la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar. Repito de
nuevo: ¿de qué expectativas estamos hablando? ¿De las del occidente? ¿Es
entonces occidente el paradigma fundamental sobre el que la Iglesia debe
evangelizar? ¿Así estamos todavía? Vayamos y escuchemos también un poco a los
pobres. Me quedo muy perplejo y pensativo cuando se dice que si no se avanza en
una cierta dirección sería mejor no haber convocado el Sínodo. ¿En qué
dirección? ¿La dirección que, según se dice, han indicado las comunidades de
centroeuropa? ¿Y por qué no en la dirección indicada por las comunidades
africanas?
martes, 11 de marzo de 2014
Entre tus manos (+lista de reproducción)
)
Hoy y siempre entre tus preciosas manos!
Hoy y siempre entre tus preciosas manos!
martes, 4 de marzo de 2014
Taller de Oración y Vida (TOV)
Actualmente se esta llevando a efecto un TOV con la asistencia de miembros de pequeñas comunidades de la Parroquia de San Cipriano y fieles del mismo sector. El taller esta siendo dirigido por Eugenia Sandoval, Guía de TOV y coordinadora de la Pequeña Comunidad de Filadelfia.
Los TOV fueron creados por el Padre Ignacio Larrañaga y pretenden entregar a los fieles un método práctico para enseñar a orar y orar de una manera ordenada, variada y progresiva, desde los primeros pasos hasta las profundidades de la contemplación. En primer lugar, el Taller toma al tallerista (participante) y, a la luz de la Palabra, lo introduce en un rico entramado de reflexión, oración, mensaje evangélico y análisis de la propia vida. En este contexto el tallerista es arrastrado casi sin darse cuenta, a una transformación de vida. Y no se trata de una conversión de fin de semana. Es un proceso lento y evolutivo de cuatro meses.
Este factor testimonial es lo que confiere garantía y credibilidad a los TOV. Y esta eficacia transformante, proclamada de boca en boca por la gente, constituye la principal razón de la rápida expansión de los Talleres. Un eficaz instrumento de evangelización. Los TOV son aprobados por la Santa Sede desde octubre 15 de 1997 y hoy se realizan en más de 40 países del mundo.
En una modalidad más para realizarlos, actualmente el Canal de TV Cristovisión está realizando un TOV bajo la conducción de Guías autorizados por la Coordinación General de los Talleres. Para los miembros de las Pequeñas Comunidades el poder participar en un TOV puede ser una valiosa experiencia de crecimiento en la oración, que complementa muy bien la formación y el crecimiento espiritual de la pequeña comunidad. Es una experiencia que debe vivirse en forma específica y separada a otras actividades del caminar espiritual.
Los TOV fueron creados por el Padre Ignacio Larrañaga y pretenden entregar a los fieles un método práctico para enseñar a orar y orar de una manera ordenada, variada y progresiva, desde los primeros pasos hasta las profundidades de la contemplación. En primer lugar, el Taller toma al tallerista (participante) y, a la luz de la Palabra, lo introduce en un rico entramado de reflexión, oración, mensaje evangélico y análisis de la propia vida. En este contexto el tallerista es arrastrado casi sin darse cuenta, a una transformación de vida. Y no se trata de una conversión de fin de semana. Es un proceso lento y evolutivo de cuatro meses.
En una modalidad más para realizarlos, actualmente el Canal de TV Cristovisión está realizando un TOV bajo la conducción de Guías autorizados por la Coordinación General de los Talleres. Para los miembros de las Pequeñas Comunidades el poder participar en un TOV puede ser una valiosa experiencia de crecimiento en la oración, que complementa muy bien la formación y el crecimiento espiritual de la pequeña comunidad. Es una experiencia que debe vivirse en forma específica y separada a otras actividades del caminar espiritual.
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