miércoles, 22 de enero de 2014
Roberto Carlos - Abre las Ventanas - (Audiofoto).wmv
Una hermosa canción con una letra para escuchar con atención y renacer frente a nuestros momentos de desánimo:
Abre las ventanas al amor,
deja penetrar su claridad;
dile no al pasado y su dolor
sin negar todo lo bueno que él te dio.
Piensa en la alegría de vivir
de tener de nuevo una ilusión;
siempre hay esperanza,
si el amor te alcanza, deja penetrar su luz.
Abre las ventanas al amor,
sueña sin temor al qué dirán,
que quien dice: "sueños", sueños son
se equivoca cuando se hacen realidad.
Tienes que volver a sonreír,
dale rienda suelta a la emoción;
todo es más bonito,
todo es infinito, al amar todo es mejor.
Abre las ventanas al amor,
busca ser feliz una vez más,
pídele a la vida otro color,
que la vida si lo quieres, te lo da.
Di de nuevo sí sin titubear,
haz lo que te manda el corazón;
Abre las ventanas,
no es para mañana
lo que puedes hacer hoy.
martes, 21 de enero de 2014
LOS DESAFÍOS PASTORALES SOBRE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN
(Tercera y última parte del documento)
Ciudad del Vaticano - 2013
c) ¿Cómo es contestada, en la práctica y en la teoría, la ley natural en lo que respecta a la unión entre el hombre y la mujer en vista de la formación de una familia? ¿Cómo es propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?
d) ¿Cómo se deberían afrontar los desafíos pastorales que surgen cuando bautizados, no practicantes o que se declaran no creyentes, piden la celebración del matrimonio?
b) ¿Se ha logrado proponer estilos de oración en familia, que sean capaces de resistir ante la complejidad de la vida y de la cultura actual?
c) ¿En qué modo las familias cristianas han sabido realizar la propia vocación de trasmitir la fe en la actual situación de crisis entre las generaciones?
d) ¿De que manera las Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad familiar ha sabido crear caminos ejemplares?
e) ¿Qué aporte específico han logrado dar los matrimonios y las familias, en orden a la difusión de una visión integral del matrimonio y de la familia cristiana, que sea creíble hoy?
f) ¿Qué atención pastoral ha demostrado la Iglesia para sostener el camino de los matrimonios en formación y de aquellos que atraviesan por una crisis?
b) ¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento religioso ni civil? ¿Hay datos estadísticos confiables?
c) ¿Son una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular los que están separados y los divorciados casados de nuevo? ¿Cuál es el porcentaje numéricamente estimable? ¿Cómo se enfrenta esta realidad a través de programas pastorales adecuados?
d) En estos casos: ¿Cómo viven los bautizados su irregularidad? ¿Son concientes de ella? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?
e) ¿Qué piden las personas divorciadas y casadas de nuevo a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en estas situaciones ¿cuántas piden dichos sacramentos?
f) ¿Podría ofrecer realmente un aporte positivo a la solución de las problemáticas de las personas implicadas la agilización de la praxis canónica en orden al reconocimiento de la declaración de nulidad del vínculo matrimonial? Si la respuesta es afirmativa ¿en qué forma?
g) ¿Existe una pastoral orientada a la atención de estos casos? ¿Cómo se desarrolla esa actividad pastoral? ¿Existen al respecto programas a nivel nacional y diocesano? ¿Cómo es anunciada a los separados y a los divorciados casados de nuevo la misericordia de Dios? ¿Cómo se pone en práctica el apoyo de la Iglesia en el camino de fe de estas personas?
b) ¿Qué actitud asumen las Iglesias particulares y locales ante el Estado civil, promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, y también ante las mismas personas implicadas en este tipo de uniones?
c) ¿Qué atención pastoral es posible desarrollar en relación a las personas que han elegido vivir según este tipo de uniones?
d) ¿Cómo habría que comportarse pastoralmente, en el caso de uniones de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños, en vista de la transmisión de la fe?
b) ¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué piden? ¿Sólo los sacramentos o también la catequesis?
c) ¿Cómo las Iglesias particulares intentan responder a la necesidad de los padres de estos niños de ofrecer una educación cristiana para sus hijos?
d) ¿Cómo se desarrolla la praxis sacramental en estos casos: la preparación, la administración del sacramento y el acompañamiento?
b) ¿Es aceptada la mencionada doctrina moral? ¿Cuáles son los aspectos más problemáticos que dificultan la aceptación en la gran mayoría de los matrimonios?
c) ¿Qué métodos naturales son promovidos de parte de las Iglesias particulares para ayudar a los cónyuges a aplicar la doctrina de la Humanae vitae?
d) ¿Cuál es la experiencia respecto a este tema en la praxis del sacramento de la Penitencia y en la participación en la Eucaristía?
e) ¿Qué contrastes se detectan entre la doctrina de la Iglesia y la educación civil en relación a esta temática?
f) ¿Cómo se puede promover una mentalidad más abierta a la natalidad? ¿Cómo se puede favorecerse el aumento de los nacimientos?
b) ¿Qué situaciones críticas de la familia en el mundo actual pueden constituir un obstáculo para el encuentro de la persona con Cristo?
c) ¿En qué medida las crisis de fe que las personas pueden atravesar inciden en la vida familiar?
¿Existen otros desafíos y propuestas en relación a los temas tratados en este cuestionario que merezcan ser considerados como urgentes o útiles?
Documento
preparatorio
SÍNODO DE
LOS OBISPOS - III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIACiudad del Vaticano - 2013
III
– Cuestionario
Las
siguientes preguntas permiten a las Iglesias particulares participar
activamente en la preparación del Sínodo Extraordinario, que tiene como
objetivo anunciar el Evangelio en los actuales desafíos pastorales en relación
a la familia.
1 - Sobre la difusión de la Sagrada
Escritura y del Magisterio de la Iglesia en relación a la familia
a) ¿Cuál es
el real conocimiento de las enseñanzas de la Biblia, de la Gaudium et Spes, de
la Familiaris Consortio y de otros documentos del Magisterio post-conciliar
sobre el valor de la familia según la Iglesia Católica? ¿Cómo nuestros fieles
son formados en la vida familiar según las enseñanzas de la Iglesia?
b) Allí
donde se conocen las enseñanzas de la Iglesia ¿son éstas integralmente
aceptadas? ¿se verifican dificultades para ponerlas en práctica? ¿Cuáles?
c) ¿Cómo se
difunden las enseñanzas de la Iglesia en el contexto de los programas
pastorales a nivel nacional, diocesano y parroquial? ¿Qué catequesis se ofrece
sobre la familia?
d) ¿En qué
medida – y en particular en relación a qué aspectos – dichas enseñanzas son
realmente conocidas, aceptadas, rechazadas y/o criticadas en ambientes extra
eclesiales? ¿Cuáles son los factores culturales que obstaculizan la plena
recepción de las enseñanzas de la Iglesia sobre la familia?
2 - Sobre el matrimonio según la ley natural
a) ¿Qué
lugar ocupa el concepto de ley natural en la cultura civil, tanto a nivel
institucional, educativo y académico, como a nivel popular? ¿Qué visiones
antropológicas se dan por sobrentendidas en el debate sobre el fundamento
natural de la familia?
b) ¿Es
comúnmente aceptado, en cuanto tal, el concepto de ley natural en relación a la
unión entre el hombre y la mujer, de parte de los bautizados en general? c) ¿Cómo es contestada, en la práctica y en la teoría, la ley natural en lo que respecta a la unión entre el hombre y la mujer en vista de la formación de una familia? ¿Cómo es propuesta y profundizada en los organismos civiles y eclesiales?
d) ¿Cómo se deberían afrontar los desafíos pastorales que surgen cuando bautizados, no practicantes o que se declaran no creyentes, piden la celebración del matrimonio?
3 – La pastoral de la familia en el contexto
de la evangelización
a) ¿Qué
experiencias han sido maduradas en las últimas décadas en orden a la
preparación al matrimonio? ¿Cómo se ha tratado de estimular la tarea de evangelización
de los esposos y de la familia? ¿En qué modo se puede promover la conciencia de
la familia como “Iglesia doméstica”?b) ¿Se ha logrado proponer estilos de oración en familia, que sean capaces de resistir ante la complejidad de la vida y de la cultura actual?
c) ¿En qué modo las familias cristianas han sabido realizar la propia vocación de trasmitir la fe en la actual situación de crisis entre las generaciones?
d) ¿De que manera las Iglesias locales y los movimientos de espiritualidad familiar ha sabido crear caminos ejemplares?
e) ¿Qué aporte específico han logrado dar los matrimonios y las familias, en orden a la difusión de una visión integral del matrimonio y de la familia cristiana, que sea creíble hoy?
f) ¿Qué atención pastoral ha demostrado la Iglesia para sostener el camino de los matrimonios en formación y de aquellos que atraviesan por una crisis?
4 – Sobre la pastoral para afrontar algunas
situaciones matrimoniales difíciles
a) ¿Es una
realidad pastoral relevante en la Iglesia particular la convivencia ad
experimentum? ¿Es posible estimar numéricamente un porcentaje?b) ¿Existen uniones libres de hecho, sin reconocimiento religioso ni civil? ¿Hay datos estadísticos confiables?
c) ¿Son una realidad pastoral relevante en la Iglesia particular los que están separados y los divorciados casados de nuevo? ¿Cuál es el porcentaje numéricamente estimable? ¿Cómo se enfrenta esta realidad a través de programas pastorales adecuados?
d) En estos casos: ¿Cómo viven los bautizados su irregularidad? ¿Son concientes de ella? ¿Manifiestan simplemente indiferencia? ¿Se sienten marginados y viven con sufrimiento la imposibilidad de recibir los sacramentos?
e) ¿Qué piden las personas divorciadas y casadas de nuevo a la Iglesia a propósito de los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación? Entre las personas que se encuentran en estas situaciones ¿cuántas piden dichos sacramentos?
f) ¿Podría ofrecer realmente un aporte positivo a la solución de las problemáticas de las personas implicadas la agilización de la praxis canónica en orden al reconocimiento de la declaración de nulidad del vínculo matrimonial? Si la respuesta es afirmativa ¿en qué forma?
g) ¿Existe una pastoral orientada a la atención de estos casos? ¿Cómo se desarrolla esa actividad pastoral? ¿Existen al respecto programas a nivel nacional y diocesano? ¿Cómo es anunciada a los separados y a los divorciados casados de nuevo la misericordia de Dios? ¿Cómo se pone en práctica el apoyo de la Iglesia en el camino de fe de estas personas?
5 - Sobre las uniones de personas del mismo
sexo
a) ¿Existe
en el país una ley civil de reconocimiento de las uniones de personas del mismo
sexo equiparadas, de algún modo, al matrimonio? b) ¿Qué actitud asumen las Iglesias particulares y locales ante el Estado civil, promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, y también ante las mismas personas implicadas en este tipo de uniones?
c) ¿Qué atención pastoral es posible desarrollar en relación a las personas que han elegido vivir según este tipo de uniones?
d) ¿Cómo habría que comportarse pastoralmente, en el caso de uniones de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños, en vista de la transmisión de la fe?
6 - Sobre la educación de los hijos en las
situaciones matrimoniales irregulares
a) ¿Cuál es
en estos casos la proporción estimada de niños y adolescentes, en relación a
los niños nacidos y educados en familias regularmente constituidas? b) ¿Con qué actitud los padres se dirigen a la Iglesia? ¿Qué piden? ¿Sólo los sacramentos o también la catequesis?
c) ¿Cómo las Iglesias particulares intentan responder a la necesidad de los padres de estos niños de ofrecer una educación cristiana para sus hijos?
d) ¿Cómo se desarrolla la praxis sacramental en estos casos: la preparación, la administración del sacramento y el acompañamiento?
7 - Sobre la apertura de los cónyuges a la
vida
a) ¿Tienen
los cristianos un real conocimiento de la doctrina de la Humanae vitae sobre la
paternidad responsable? ¿Qué conciencia se tiene del valor moral de los
diferentes métodos de control de los nacimientos? ¿Qué profundizaciones podrían
ser sugeridas sobre esta materia desde el punto de vista pastoral? b) ¿Es aceptada la mencionada doctrina moral? ¿Cuáles son los aspectos más problemáticos que dificultan la aceptación en la gran mayoría de los matrimonios?
c) ¿Qué métodos naturales son promovidos de parte de las Iglesias particulares para ayudar a los cónyuges a aplicar la doctrina de la Humanae vitae?
d) ¿Cuál es la experiencia respecto a este tema en la praxis del sacramento de la Penitencia y en la participación en la Eucaristía?
e) ¿Qué contrastes se detectan entre la doctrina de la Iglesia y la educación civil en relación a esta temática?
f) ¿Cómo se puede promover una mentalidad más abierta a la natalidad? ¿Cómo se puede favorecerse el aumento de los nacimientos?
8 - Sobre la relación que existe entre la
familia y la persona
a)
Jesucristo revela el misterio y la vocación del ser humano ¿La familia es
realmente un ambiente privilegiado para que esto tenga lugar? b) ¿Qué situaciones críticas de la familia en el mundo actual pueden constituir un obstáculo para el encuentro de la persona con Cristo?
c) ¿En qué medida las crisis de fe que las personas pueden atravesar inciden en la vida familiar?
9 - Otros desafíos y propuestas
¿Existen otros desafíos y propuestas en relación a los temas tratados en este cuestionario que merezcan ser considerados como urgentes o útiles?
LOS DESAFÍOS PASTORALES SOBRE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN
(Parte segunda de tres en total)
Documento preparatorio
SÍNODO DE LOS OBISPOS - III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA
Ciudad del Vaticano - 2013
Documento preparatorio
SÍNODO DE LOS OBISPOS - III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIA
Ciudad del Vaticano - 2013
La enseñanza de la Iglesia sobre la familia
También en
la comunidad cristiana primitiva la familia aparece como «Iglesia doméstica»
(cf. CCC 1655). En los llamados “códigos familiares” de las Epístolas
Apostólicas neotestamentarias, la grande familia del mundo antiguo es
considerada como lugar de la solidaridad más profunda entre mujeres y maridos,
entre padres e hijos, entre ricos y pobres (cf. Ef 5,21-6,9; Col 3,18-4,1; 1Tm
2,8-15; Tt 2,1-10; 1P 2,13-3,7; cf. además la Epístola a Filemón). En
particular, la Epístola a los Efesios ha visto en el amor nupcial entre el
hombre y la mujer «el gran misterio», que hace presente en el mundo el amor de
Cristo y de la Iglesia (cf. Ef 5,31-32).
En el curso
de los siglos, sobre todo en la época moderna hasta nuestros días, la Iglesia
no ha hecho faltar su constante y creciente enseñanza sobre la familia y sobre
el matrimonio que la fundamenta. Una de las expresiones más altas ha sido
propuesta por el Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución pastoral
Gaudium et Spes, la cual, refiriéndose a los problemas más urgentes, dedica un
capítulo entero a la promoción de la dignidad del matrimonio y de la familia,
como aparece en la descripción de su valor para la constitución de la sociedad:
«Así, la familia, en la que distintas generaciones coinciden y se ayudan
mutuamente a lograr una mayor sabiduría y a armonizar los derechos de las personas
con las demás exigencias de la vida social, constituye el fundamento de la
sociedad» (GS 52). De especial intensidad es el llamado a una espiritualidad
Cristocéntrica para los esposos creyentes: «los propios cónyuges, finalmente,
hechos a imagen de Dios vivo y constituidos en el verdadero orden de personas,
vivan unidos, con el mismo cariño, modo de pensar idéntico y mutua santidad,
para que habiendo seguido a Cristo, principio de vida, en los gozos y
sacrificios de su vocación, por medio de su fiel amor, sean testigos de aquel
misterio de amor que el Señor con su muerte y resurrección reveló al mundo» (GS
52).
También los
Sucesores de Pedro, después del Concilio Vaticano II, han enriquecido con su
Magisterio la doctrina sobre el matrimonio y sobre la familia, en particular
Pablo VI con la Encíclica Humanae vitae, que ofrece específicas enseñanzas
sobre los principios y sobre la praxis. Sucesivamente el Papa Juan Pablo II en
la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio ha querido insistir en este aspecto,
al proponer el designio divino sobre la verdad originaria del amor de los
esposos y de la familia, en estos términos: «El único “lugar” que hace posible
esta donación total es el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o
elección consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la
comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo (cf. Gaudium et Spes,
48), que sólo bajo esta luz manifiesta su verdadero significado. La institución
matrimonial no es una ingerencia indebida de la sociedad o de la autoridad ni
la imposición intrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto de
amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea
vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador. Esta fidelidad,
lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo
y relativismo, y la hace partícipe de la Sabiduría creadora» (FC 11).
El Catecismo
de la Iglesia Católica recoge estos datos fundamentales: «La alianza
matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad
de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador.
Por su naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la
generación y educación de los hijos. Entre bautizados, el matrimonio ha sido
elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento [cf. GS 48,1; CIC can.
1055, §1]» (CCC 1660).
La doctrina
expuesta en el Catecismo se refiere tanto a los principios teológicos como al
comportamiento moral, tratados en dos títulos distintos: El sacramento del matrimonio (nn. 1601-1658)
y El sexto mandamiento (nn.2331-2391). La atenta lectura de estas partes del
Catecismo ayuda a la comprensión actualizada de la doctrina de la fe, que ha de
sostener la acción de la Iglesia ante los desafíos del presente. Su pastoral se
inspira en la verdad del matrimonio considerado en el designio de Dios, que ha
creado el hombre y la mujer y en la plenitud de los tiempos ha revelado en
Jesucristo también la plenitud del amor esponsalicio elevado a sacramento. El
matrimonio cristiano fundado sobre el consenso y también dotado de efectos
propios, como los bienes y las obligaciones de los esposos, sin embargo no ha
sido sustraído al régimen del pecado (cf. Gn 3, 1-24), que puede procurar heridas
profundas y también ofensas a la misma dignidad del sacramento.
La reciente
Encíclica del Papa Francisco, Lumen Fidei, habla de la familia en su vínculo
con la fe que revela «hasta qué punto pueden ser sólidos los vínculos humanos
cuando Dios se hace presente en medio de ellos» (LF 50). «El primer ámbito que
la fe ilumina en la ciudad de los hombres es la familia. Pienso sobre todo en
el matrimonio, como unión estable de un hombre y una mujer: nace de su amor,
signo y presencia del amor de Dios, del reconocimiento y la aceptación de la
bondad de la diferenciación sexual, que permite a los cónyuges unirse en una
sola carne (cf. Gn 2,24) y ser capaces de engendrar una vida nueva,
manifestación de la bondad del Creador, de su sabiduría y de su designio de
amor. Fundados en este amor, hombre y mujer pueden prometerse amor mutuo con un
gesto que compromete toda la vida y que recuerda tantos rasgos de la fe.
Prometer un amor para siempre es posible cuando se descubre un plan que
sobrepasa los propios proyectos, que nos sostiene y nos permite entregar
totalmente nuestro futuro a la persona amada». «La fe no es un refugio para
gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada,
la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena
ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte
que todas nuestras debilidades» (LF 53).
Nota: En la próxima y última parte de este documento, publicaremos el texto de la encuesta que esta haciendo el Papa Francisco a todo el mundo católico, sobre temas de familia y otros tópicos relacionados.
LOS DESAFÍOS PASTORALES SOBRE LA FAMILIA EN EL CONTEXTO DE LA EVANGELIZACIÓN
Documento
preparatorio
SÍNODO DE
LOS OBISPOS - III ASAMBLEA GENERAL EXTRAORDINARIACiudad del Vaticano - 2013
I – El Sínodo: familia y evangelización
La misión de
predicar el Evangelio a toda la humanidad ha sido confiada directamente por el
Señor a sus discípulos y es la Iglesia quien lleva adelante tal misión en la
historia. En el tiempo que estamos viviendo, la evidente crisis social y
espiritual llega a ser un desafío pastoral, que interpela la misión
evangelizadora de la Iglesia para la familia, núcleo vital de la sociedad y de
la comunidad eclesial. La propuesta del Evangelio sobre la familia en este
contexto resulta particularmente urgente y necesaria. La importancia del tema
surge del hecho que el Santo Padre ha decidido establecer para el Sínodo de los
Obispos un itinerario de trabajo en dos etapas: la primera, la Asamblea General
Extraordinaria del 2014, ordenada a delinear el “status quaestionis” y a
recoger testimonios y propuestas de los Obispos para anunciar y vivir de manera
creíble el Evangelio de la familia; la segunda, la Asamblea General Ordinaria
del 2015, para buscar líneas operativas para la pastoral de la persona humana y
de la familia.
Hoy se
presentan problemáticas inéditas hasta hace unos pocos años, desde la difusión
de parejas de hecho, que no acceden al matrimonio y a veces excluyen la idea
del mismo, a las uniones entre personas del mismo sexo, a las cuales a menudo
es consentida la adopción de hijos. Entre las numerosas nuevas situaciones, que
exigen la atención y el compromiso pastoral de la Iglesia, bastará recordar:
los matrimonios mixtos o interreligiosos; la familia monoparental; la
poligamia, difundida todavía en no pocas partes del mundo; los matrimonios
concordados con la consiguiente problemática de la dote, a veces entendida como
precio para adquirir la mujer; el sistema de las castas; la cultura de la falta
de compromiso y de la presupuesta inestabilidad del vínculo; formas de
feminismo hostil a la Iglesia; fenómenos migratorios y reformulación de la idea
de familia; pluralismo relativista en la concepción del matrimonio; influencia
de los medios de comunicación sobre la cultura popular en la comprensión de la
celebración del casamiento y de la vida familiar; tendencias de pensamiento
subyacentes en la propuestas legislativas que desprecian la estabilidad y la
fidelidad del pacto matrimonial; la difusión del fenómeno de la maternidad
subrogada (alquiler de úteros); nuevas interpretaciones de los derechos
humanos. Pero, sobre todo, en ámbito más estrictamente eclesial, la
debilitación o el abandono de fe en la sacramentalidad del matrimonio y en el
poder terapéutico de la penitencia sacramental.
A partir de
todo esto se comprende la urgencia con la cual el episcopado mundial, cum et
sub Petro, considera atentamente estos desafíos. Por ejemplo, si sólo se piensa
que en el actual contexto muchos niños y jóvenes nacidos de matrimonios
irregulares no podrán ver jamás a sus padres acercarse a los sacramentos, se
comprende el grado de urgencia de los desafíos puestos por la situación actual,
por otro lado difundida ampliamente en la “aldea global”, a la evangelización.
Esta
realidad presenta una singular correspondencia con la amplia acogida que está
teniendo en nuestros días la enseñanza sobre la misericordia divina y sobre la
ternura en relación a las personas heridas, en las periferias geográficas y
existenciales: las expectativas que se derivan de ello acerca de las decisiones
pastorales sobre la familia son muchas. Por lo tanto, una reflexión del Sínodo
de los Obispos sobre estos temas parece tanto necesaria y urgente, cuanto
imperativa, como expresión de la caridad de los Pastores, no sólo frente a
todos aquellos que son confiados a ellos, sino también frente a toda la familia
humana.
II-
La Iglesia y el Evangelio sobre la familia
La buena
noticia del amor divino ha de ser proclamada a cuantos viven esta fundamental
experiencia humana personal, de vida matrimonial y de comunión abierta al don
de los hijos, que es la comunidad familiar. La doctrina de la fe sobre el
matrimonio ha de ser presentada de manera comunicativa y eficaz, para que sea
capaz de alcanzar los corazones y de transformarlos según la voluntad de Dios manifestada
en Jesucristo.
En relación
a la citación de las fuentes bíblicas sobre el matrimonio y la familia, se
indican en el presente texto sólo las referencias esenciales. Así también para
los documentos del Magisterio parece oportuno limitarse a los documentos del
Magisterio universal de la Iglesia, integrándolos con algunos textos del
Pontificio Consejo de la Familia e invitando a los Obispos que participan en el
Sínodo a referirse a los documentos de sus respectivos organismos episcopales.
Desde siempre
y en las más diversas culturas no ha faltado nunca la enseñanza clara de los
pastores ni el testimonio concreto de los creyentes, hombres y mujeres, que en
circunstancias muy diferentes han vivido el Evangelio sobre la familia como un
don inconmensurable para la vida de ellos y de sus hijos. El compromiso del
próximo Sínodo Extraordinario es impulsado y sostenido por el deseo de
comunicar a todos, más incisivamente este mensaje esperando que, de este modo,
«el tesoro de la revelación encomendado a la Iglesia vaya llenando los
corazones de los hombres» (DV 26).
El proyecto
de Dios Creador y Redentor
La belleza
del mensaje bíblico sobre la familia tiene su fundamento en la creación del
hombre y la mujer, ambos hechos a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1,24-31;
2, 4b-25). Unidos por un vínculo sacramental indisoluble, los esposos viven la
belleza del amor, de la paternidad, de la maternidad y de la dignidad suprema
de participar así en la obra creadora de Dios.
En el don
del fruto de la propia unión asumen la responsabilidad del crecimiento y de la
educación de otras personas para el futuro del género humano. A través de la
procreación, el hombre y la mujer cumplen en la fe la vocación de ser
colaboradores de Dios en la custodia de la creación y en el crecimiento de la
familia humana.
El Beato
Juan Pablo II ha comentado este aspecto en la Familiaris Consortio: «Dios ha
creado al hombre a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26s): llamándolo a la
existencia por amor, lo ha llamado al mismo tiempo al amor. Dios es amor (1Jn
4,8) y vive en sí mismo un misterio de comunión personal de amor. Creándola a
su imagen y conservándola continuamente en el ser, Dios inscribe en la
humanidad del hombre y de la mujer la vocación y consiguientemente la capacidad
y la responsabilidad del amor y de la comunión (cf. Gaudium et Spes, 12). El
amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser humano» (FC, n.
11).
Este
proyecto de Dios creador, que el pecado original ha trastornado (cf, Gn
3,1-24), se ha manifestado en la historia a través de las vicisitudes del
pueblo elegido hasta la plenitud de los tiempos, cuando, con la encarnación del
Hijo de Dios no sólo quedó confirmada la voluntad divina de salvación, sino
también, con la redención, fue ofrecida la gracia para obedecer a esa misma
voluntad.
El Hijo de
Dios, el Verbo hecho carne (cf. Jn 1,14) en el vientre de la Virgen Madre,
vivió y creció en la familia de Nazaret y participó en las bodas de Caná
enriqueciendo la fiesta con el primero de sus “signos” (cf. Jn 2,1-11). Él ha
aceptado con alegría la hospitalidad familiar de sus primeros discípulos (cf.
Mc 1,29-31; 2,13-17) y ha consolado el luto de la familia de sus amigos de
Betania (cf. Lc 10,38-42; Jn 11,1-44).
Jesucristo
ha restablecido la belleza del matrimonio proponiendo nuevamente el proyecto
unitario de Dios, que había sido abandonado por la dureza del corazón humano,
aún en la tradición del pueblo de Israel (cf. Mt 5,31-32; 19,3-12; Mc 10,1-12;
Lc 16,18). Volviendo al origen, Jesús ha enseñado la unidad y la fidelidad
entre los esposos, reprobando el repudio y el adulterio.
Precisamente
a través de la extraordinaria belleza del amor humano – ya celebrada con
matices inspirados en el Cantar de los Cantares y prefigurada en el vínculo
esponsalicio exigido y defendido por Profetas como Oseas (Os 1,2-3,3) y
Malaquías (Ml 2,13-16) – Jesús ha confirmado la dignidad originaria del amor
conyugal del hombre y de la mujer.
De la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium
A LOS OBISPOS, A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS, A LAS PERSONAS
CONSAGRADAS Y A LOS FIELES LAICOS SOBRE EL ANUNCIO DEL EVANGELIO EN EL MUNDO
ACTUAL:
La actividad misionera representa aún hoy día el mayor
desafío para la Iglesia, y la causa misionera debe ser la primera.
En esta línea, los Obispos latinoamericanos afirmaron que “ya
no podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos” y hace
falta pasar “de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente
misionera”.
Además es necesario que reconozcamos que, si parte de
nuestro pueblo bautizado no experimenta su pertenencia a la Iglesia, se debe también
a la existencia de unas estructuras y a un clima poco acogedores, en algunas de
nuestras parroquias y comunidades, o a una actitud burocrática para dar
respuesta a los problemas simples o complejos, de la vida de nuestros pueblos.
En muchas partes hay un predominio de lo administrativo sobre lo pastoral, así
como una sacramentalización sin otras formas de evangelización.
La alegría del
evangelio es esa que nada ni nadie nos podrá quitar (cf Juan 16, 22). Los males
de nuestro mundo –y los de la Iglesia- no deberían ser excusas para reducir
nuestra entrega y nuestro fervor!
(Las anteriores son citas de la Exhortación Apostólica del Papa Francisco)
miércoles, 15 de enero de 2014
domingo, 12 de enero de 2014
CONCLUYE REMODELACION INICIAL DEL TEMPLO
El domingo 12 de enero de 2014, mediante celebración
Eucarística presidida por Mons. Rubén Salazar, Arzobispo de Bogotá y Primado de
Colombia, nuestra Parroquia de San Cipriano celebró la festividad del Bautismo
del Señor, con la cual terminamos el tiempo litúrgico de la navidad e iniciamos
el denominado tiempo ordinario. Esta celebración también fue ocasión para
presentar a toda la comunidad de fieles, la terminación de la primera etapa de
la remodelación de nuestro templo.
Como se recordará, este proyecto fue preparado y gestionado
por el anterior Párroco Padre John Henry Buitrago M.S.A. y fue ejecutado por el
Padre Alejandro Olivera Manjarrés, sacerdote diocesano nombrado desde el 16 de
agosto como nuevo Párroco de San Cipriano. El Padre Alejandro tomó posición
formal de su cargo el 8 de septiembre, mediante Eucaristía presidida por Mons.
Alberto Ojalvo e inmediatamente asumió el encargo de llevar a buen término la
remodelación del templo, la cual inició obras civiles a mediados del mes
octubre, con un propósito inicial que era instalar un cielo raso en dry-wall en todo el templo.
Anterior aspecto interior del templo
Inicio de la instalación del dry-wall
Remodelación sobre el presbiterio
Se va dando un nueva apariencia
Aspecto interior al 11 de enero
Un nuevo Sagrario
El entusiasmo del Padre Alejandro respecto de esta obra y el
respaldo de la comunidad de fieles, lo motivó a ampliar los alcances del
proyecto, al incluir en la remodelación: reubicación de la sacristía,
reubicación del coro, reubicación del baptisterio, remodelación del Sagrario, remodelación
de la sede, cambio del sistema de sonido, así como la consecuencial adecuación
de redes eléctricas, de iluminación y sonido.
La ejecución de todo este trabajo, puso a prueba a los
fieles, tal como lo anunciábamos en nota de este blog del 27 de noviembre
pasado, ya que tuvieron que acomodarse a todas las incomodidades que produjeron
la ubicación constante de andamios, la presencia de polvo permanente,
movimiento de sillas y todo lo demás propio de la realización de obras civiles.
Aun así las Eucaristías mantuvieron un nivel de asistencia de fieles, que le
dieron la señal al Párroco de contar con un respaldo real de la comunidad, con
sus donaciones de láminas de dry-wall
y de materiales de construcción para el efecto. En estas circunstancias, fue común
la celebración de Eucaristías con andamios puestos encima del presbiterio, que
le dieron en tal momento a la celebración un ambiente de construcción que
envolvía a todos los fieles presentes.
La realización de estos trabajos fue posible no sólo debido
al respaldo de la comunidad, sino del Diácono Jaime Montealegre y de los laicos
comprometidos de la Parroquia, que colaboramos con igual propósito en muchas de
las tareas de aseo y disposición del templo para cada una de las Eucaristías.
En el último mes, la necesidad de movilización temporal de diversos elementos
del templo, la sacristía, el despacho parroquial y el sagrario, hizo necesario
ocupar el salón de reuniones, con lo cual se afectó temporalmente la
realización de reuniones de algunos grupos de la Parroquia. Las ventas de
alimentos en la carpa a la salida del templo, representaron igualmente un apoyo
económico importante en este objetivo. Se incluyen con esta nota varias
fotografías que muestran la evolución de esta remodelación.
A la Eucaristía del día de ayer, igualmente fue invitado el
Padre Humberto Zapata, sacerdote diocesano quien fue nuestro primer Párroco y a
quien correspondió hacer la construcción inicial de este templo. El Padre Zapata
fue concelebrante de la Eucaristía presidida por el Señor Cardenal de Colombia.
Mons. Salazar presidiendo la Eucaristía
El templo ya remodelado muestra una apariencia de mayor amplitud
y sobriedad, ocasionada por el color blanco de todas sus paredes y cielo raso.
Se han reducido el número de imágenes y de mobiliario de nichos para dichas
imágenes, que producen una sensación visual de mayor espacio interior. La
remodelación de la pared del fondo del presbiterio, que fue cubierta con losas donadas,
de piedra de origen hindú de colores oscuros, hace un bonito contraste con la
claridad de todo el recinto interior del templo. Naturalmente, quedan
pendientes algunos detalles que están previstos en acabados en la sede, en la
sacristía y en el espacio para el coro, pero se considera que son obras que
podrán completarse en un breve plazo.
En compañía de Mons. Rubén Salazar
Toda esta obra física del templo, realizada en un poco más
de 3 meses, tiene su razón de ser en una
mejor disposición del lugar en el que la comunidad nos congregamos para alabar,
adorar a nuestro Dios y celebrar nuestra vida sacramental. Con estas nuevas
posibilidades, lo que esperamos vivir es un mayor crecimiento de la obra
espiritual de nuestra Parroquia, para salir al encuentro de los alejados, de
quienes aún no han recibido el mensaje evangelizador, mediante la realización
del Plan E que ha lanzado la Arquidiócesis de Bogotá. Igualmente, atender el
llamado de S.S. el Papa Francisco para trabajar unidos sacerdotes y laicos en
la obra de la evangelización.
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