Como muy bien lo explicó nuestro
Párroco, el Padre John Henry, el retiro tuvo por propósito proveer un espacio
de reflexión entre todos sus participantes, que permitiera formularnos
preguntas y respuestas al sentido de nuestra labor y servicio en la Iglesia;
especialmente en los momentos actuales en que las realidades del mundo actual
registran fuertes cambios en el ejercicio de la vida espiritual de las
personas.
Iniciamos con unas dinámicas a través
de ejercicios, orientadas por el Hno. Juan Carlos, que nos dispusieron en
estado de alerta al desarrollo del programa previsto. Posteriormente y bajo la
orientación del Padre Moreno, realizamos un ejercicio identificado como “La
espiral de la vida”, que nos permitió a todos los participantes, hacer una
rápida revisión de vida con todos sus altibajos, o momentos de alegría y
tristeza, hasta llegar al presente y
dejarnos clara la meta que todos tenemos de encuentro con nuestro Creador. El
ejercicio fue muy revelador de la presencia de Dios en todos los instantes de
nuestra existencia.
Luego de un receso, fuimos
divididos en tres grupos, que rotamos en tres espacios de reflexión así: con el
Padre Moreno, trabajamos el tema de la elección de los 12 apóstoles por parte
de Jesús y luego, el trabajo en equipo mediante un ejercicio práctico.
Con el Hno. Juan Carlos
trabajamos el tema de la fe y la confianza en el Señor. En este punto vimos un
interesante video y realizamos un ejercicio práctico sobre pensamientos,
actitudes y acciones.
Con el Padre John Henry, a partir
de escuchar una grabación de un cuento infantil, se construyó un espacio de
reflexión muy importante, que nos permitió revisar nuestro grado de compromiso
con el Evangelio y nuestra Iglesia en la vida cotidiana. Se resaltó allí los
pecados de omisión en que todos incurrimos –y que no confesamos- frente a las
diferentes dificultades que nos plantea el ejercicio de nuestra fe. Este ejercicio nos invita a ser más
despiertos, activos y comprometidos en la transformación del mundo, a través de
modificar y mejorar nuestros hábitos y trabajo personal en la relación con los
demás. El mundo nadie nos lo va a cambiar. Los cambios los hacemos entre todos.
Muchos de los problemas sociales que vivimos actualmente corresponden a pecados
de omisión de las personas que permitieron el surgimiento de dichos problemas sin
hacer nada para evitarlos. La responsabilidad del cristiano es de unos por
otros. Es decir, todos somos responsables de todos, y quien calla ante la
destrucción de principios y valores sociales, pasa luego a ser víctima de su
omisión comportamental. Visibilizar nuestra fe frente a los demás nos puede
llevar al camino de la cruz –igual que Jesús- pero nos hará coherentes con la
misión y gratos a los ojos de Dios.
Damos gracias a Dios por este
retiro y por la presencia y acompañamiento de nuestros sacerdotes en su
desarrollo. El espíritu igual que el cuerpo necesita de estos ejercicios.
En la foto, de izquierda a derecha, el Padre Pompilio Moreno, el Hno. Juan Carlos y nuestro Párroco Padre John Henry Buitrago, todos MSA.
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