lunes, 1 de junio de 2009

El silencio de Dios


Por Andrés Torres Queiruga – Teólogo español
Texto parcial de su obra “Recuperar la salvación”


Hay escándalos como el del sufrimiento de los niños, que gritan y se hacen escuchar a la fuerza. Y hay escándalos sordos, que roen por dentro y apenas se dejan escuchar, pero que no por ello son menos sangrantes, y en los que “el silencio de Dios” es quizá más hondo y estridente. Desde el trágico abandono de Cristo en el Calvario, hasta la callada pregunta de tantos “¿Por qué Señor?”, la falta de claridad, la ausencia empírica de respuestas, la dificultad de comunicación con Dios, forman un contínuo que oscurece la vida humana, incluso la que se entregó en la fe. Y esto en épocas como la nuestra, de doloroso e intenso “eclipse de Dios”(Martin Buber- Estudio de las relaciones entre Religión y Filosofía- Buenos Aires 1970)se hace muy especialmente sensible.

¿Por qué? ¿Por qué tengo que esforzarme en amar a Dios cuando el amor al padre, a la mujer, a la novia, al amigo, brota instantáneo y palpable? ¿Por qué es necesario el esfuerzo de la oración para hablar dificultosamente con Dios, cuando la conversación familiar o la tertulia amigable manan suaves y naturales como el agua y constituyen un relax para el espíritu?

Esto no es lírica sentimental, sino una pregunta que puede llegar a hacerse angustiosa.. y que se puede plantear muy mal, si se parte del supuesto de que es así, simplemente porque Dios lo quiere, pero que Él podría arreglarlo de otra manera…

…pero no es ese el planteamiento. Y después de lo que llevamos dicho, no resulta difícil comprender que , en realidad, estamos frente a un nuevo aspecto del problema del mal. Es decir, no frente a un querer divino, sino frente a una “impotencia divina”; o, dicho con mayor exactitud: frente a una imposibilidad de la creatura. El silencio de Dios no se debe a que Él quiera callar, sino a que nosotros no podemos escuchar. La distancia entitativa entre el Creador y la creatura es tan inmensamente abismal que, bien considerado, lo extraño no es que sea difícil el contacto sino que dicho contacto pueda producirse.

De modo que lo admirable no está tanto en el silencio de Dios cuanto en la misma posibilidad de su palabra. Y la pregunta no es: ¿Por qué hace Dios tan difícil las cosas?, sino: ¿cómo es posible un amor tan grande que es capaz de realizar el impensable misterio de esta comunicación? Entonces se comprende, desde una nueva perspectiva, la inmensa sorpresa de la Encarnación: Dios se hace palabra –Verbo, Logos- para traducirse en nuestra carne, para hacer accesible lo inaccesible. Y mirando esa Palabra que lo dijo todo, hasta desangrarse en la cruz (H.U. von Balthasar), intuimos que Dios hizo cuanto estaba en su mano para acercársenos; que de ningún modo quiere, sino que, por el contrario, le duele la dificultad estructural que tan difícil hace a veces nuestro contacto; que en nuestro luchar por una más fácil y más íntima comunicación con Él no lo tenemos frente a nosotros, como el que nos pone el tropiezo o la dificultad, sino que lo tenemos a nuestro lado, como el que nos apoya, nos comprende y nos anima.

Verdaderamente el silencio de Dios no es tal silencio, sino únicamente palabra que, poniendo en juego toda la disponibilidad de su amor y toda la fuerza de su poder, consigue llegar hasta nosotros. Si hay silencio, éste radica, no en el callar de Dios, sino en la sordera estructural de la creatura.

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domingo, 31 de mayo de 2009

Los Santos en nuestra Iglesia


Para la Iglesia Católica, los santos forman la llamada Iglesia triunfante e interceden ante Dios por la humanidad, por los vivos en la Tierra y por los difuntos en el Purgatorio: es la llamada comunión de los santos. Todos ellos, incluso los que han sido oficialmente reconocidos como tales, tiene su festividad conjunta en el Día de Todos los Santos, que se celebra el 1 de noviembre y que para los católicos representa que, más allá del número de personas canonizadas (es decir, de las cuales la santidad se afirma sin ambigüedad y se les puede dirigir el culto), hay abundantes cristianos (e incluso no cristianos en sentido estricto, como Abraham, Moisés, David, Job), que han alcanzado el ideal de comunión con Dios.


El llamado a la santidad es un mandato divino, así por ejemplo en el libro del Levítico (19,2); encontramos el siguiente enunciado: “Sean ustedes santos, pues yo, el Señor su Dios, soy santo” Dios hace los santos y la Iglesia reconoce a quienes vivieron la santidad en heroica virtud. El profeta Isaías escribió: “Santo, santo, santo es el Señor” (6,3)
Los cristianos que están en gracia de Dios participan de este privilegio de ser santos y por eso San Pablo en sus epístolas usa la palabra “santo” para referirse a los fieles ( 2 Corintios 13,12; Efesios 1,1; Filipenses 1,1); ya que por el bautismo somos liberados del pecado y unidos en Cristo Jesús, quien es el “Santo de los santos” (Hebreos 7,26). Los santos en sumo grado son aquellos que son reconocidos por la Iglesia Católica y se presentan como modelos de conducta e intercesores ante Jesucristo.


El proceso para reconocer que una persona vivió plenamente en santidad es bastante profundo. El papa Sixto V, creó en el año 1588 la Congregación para la Causa de los Santos, quienes investigan cuidadosamente todos los detalles de la vida, los escritos y los milagros de los presuntos siervos de Dios.
Este proceso consta de tres partes:
La primera es la confirmación de las virtudes heroicas del postulante tales como las teologales: fe, esperanza y caridad; así como también los frutos del Espíritu Santo: el amor, la fe, la prudencia, la justicia, la templanza, la fortaleza y demás (Gálatas 5,22-23); que se hace después de cinco años de su muerte, y es llevado a cabo por un promotor (persona o grupo) quien se dirige al obispo de la respectiva diócesis. Cuando los tribunales de Roma verifican que la vida cristiana del postulado fue heroica, y por lo menos dos teólogos hayan examinado con lupa de detalles cada palabra, de a cuerdo con la ortodoxia doctrinal, lo denominan “Venerable”. Para esta primera parte no existe una ceremonia especial
El segundo paso es la “beatificación”, que se cumple en un lapso de tiempo no menor de veinte años, y es realizado en la Curia Romana por la Congregación destinada para tal fin, En esta etapa es necesario distinguir las dos categorías de santos que existen: los mártires y los confesores; los primeros que fueron los que derramaron su sangre por Cristo, no necesitan inicialmente de un milagro, mientras que para los segundos si se cumple esta norma, que tiene que ser autorizado por un grupo de científicos y médicos destacados de diferentes universidades e institutos, muchos de los cuales no son católicos. Ya después de cumplidos todos los requisitos es llamado “bienaventurado”, y puede recibir un culto restringido de su imagen y reliquias en ciertas iglesias o regiones, aunque en algunas ocasiones específicas esta autorización tiene un alcance a todo el mundo católico
La tercera fase es la “canonización”, que se da después de una revisión general de la vida del beato(a), más la confirmación de un nuevo milagro que es obligatorio para ambas categorías. Posteriormente, el Papa como jefe supremo de la Iglesia de Cristo, y haciendo uso del derecho de la infalibilidad pontificia, lo eleva a los altares a la categoría de “santo”, muchas veces en la propia basílica de San Pedro del Vaticano, y lo anota en el catálogo del libro de los santos. El Romano Pontífice también destina la fiesta litúrgica del santo(a), que se da el día de su muerte, pues teológicamente es el paso de esta vida terrenal a la recompensa final en el reino de los cielos.
Clases de culto sagrado:
a. Latría (o adoración), es exclusividad de Dios (Éxodo 20,3; Deuteronomio 6,13)
b. Hiperdulía (o veneración especial), se le da a la Virgen María (Lucas 1,28.42.48)
c. Dulía (o veneración), a los santos(as) (Salmo 97,11-12; Proverbios 10,7)

Los santos en el
martirologio romano son los declarados por la Iglesia Católica como indudablemente presentes en el Cielo y, por tanto, pueden ser objetos del culto público, el llamado culto de dulía, a diferencia del culto de latría, que no debe dirigirse más que a Dios. Una excepción en estas categorías del culto representa la Virgen María, receptora de la hiperdulía que se celebra en los lugares de apariciones marianas.
Al invocar a los santos siempre contemplaremos las virtudes que obró Dios en ellos. Dios debe estar siempre en el trasfondo de nuestra invocación o veneración a los santos. Los santos no nos alejan de Dios, sino que nos invitan a ponernos directamente en contacto con El, con la sola mediación de Jesucristo. El camino a la santidad es una posibilidad abierta a todos!

jueves, 28 de mayo de 2009

SACERDOTES: SÒLIDA VIDA INTERIOR, ENTREGADOS A LAS ALMAS

CIUDAD DEL VATICANO, 23 MAY 2009 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana a los alumnos de la Pontificia Academia Eclesiástica, encabezados por su presidente, el arzobispo Beniamino Stella.
El Papa dijo a los sacerdotes que el servicio en las nunciaturas apostólicas para el que se están preparando "se puede considerar, en cierto modo, una vocación sacerdotal específica, un ministerio pastoral que comporta estar en el mundo y participar en sus problemas, a menudo muy complejos, de carácter social y político".


"El diálogo con la modernidad y el contacto con las personas e instituciones que representan, exigen una fuerte estructura interior y una solidez espiritual capaz de salvaguardar y aún más, de manifestar cada vez mejor vuestra identidad cristiana y sacerdotal" para evitar "los efectos negativos de la mentalidad mundana y no dejarse atraer ni contaminar por lógicas demasiado terrenas".


Benedicto XVI aconsejó a los presbíteros que "en los momentos de oscuridad y de dificultad interior" dirigieran la "mirada a Cristo", y que recordaran siempre que en su ministerio "es esencial y fundamental mantener la unión personal con Jesús. El quiere que seamos sus "amigos", amigos que buscan su intimidad, siguen sus enseñanzas y se esfuerzan por hacerlo conocer y amar por todos.
"El Señor -continuó- nos quiere santos, es decir, todos "suyos", no preocupados de construirnos una carrera humanamente interesante o cómoda, sin buscar el éxito y el aplauso de la gente, sino totalmente entregados al bien de las almas, dispuestos a cumplir hasta el final nuestro deber, con la conciencia de ser "siervos inútiles", alegres de poder ofrecer nuestra pobre aportación a la difusión del Evangelio".


El Santo Padre pidió a los sacerdotes que fueran, "en primer lugar, hombres de oración intensa, que cultivan una comunión de amor y de vida con el Señor. Sin esta sólida base espiritual, cómo sería posible -preguntó- perseverar en vuestro ministerio? Quien trabaja así en la viña del Señor sabe que lo que realiza con dedicación, con sacrificio y por amor, nunca se pierde".
El Año Sacerdotal, que inicia el próximo 19 de junio, "es una ocasión preciosa -aseguró- para renovar y reforzar vuestra respuesta generosa a la llamada del Señor, para intensificar vuestra relación con El. (...) Valorad al máximo esta oportunidad para ser sacerdotes según el corazón de Cristo, como San Juan María Vianney, el santo cura de Ars, de quien vamos a celebrar el 150 aniversario de su muerte".

miércoles, 27 de mayo de 2009

¿Qué es la renovación en el Espíritu Santo?



El día de Pentecostés, se cumplió la promesa de Jesús; fue derramado el Espíritu Santo sobre los discípulos que en compañía de María, la madre de Jesús estaban reunidos en oración.Desde el comienzo de la Iglesia, es el Espíritu la fuerza que la mueve y que le da poder de hacer las cosas que Jesús hizo en su Nombre y es quien la capacita para realizar su misión.A lo largo de toda la historia de la Iglesia el Espíritu Santo ha dirigido su desarrollo y su caminar, renovándola y reavivando en distintos momentos el espíritu de aquella primera Iglesia nacida el día de Pentecostés.

En este momento de la historia, Dios está derramando el Espíritu Santo de una manera nueva. Estamos experimentando una actualización del fuego de Pentecostés. "Para un mundo así, cada vez más secularizado, no hay nada más necesario que el testimonio de esta renovación espiritual que el Espíritu suscita hoy visiblemente en las regiones y ambientes más diversos". (Pablo VI, 19 de mayo de 1975)."El vigor y la fecundidad de la Renovación atestiguan ciertamente la poderosa presencia del Espíritu Santo que actúa en la Iglesia... la Renovación Carismática es una elocuente manifestación de esta vitalidad hoy". (Juan Pablo II, mayo de 1987).La Renovación en el Espíritu Santo -podemos afirmar- es una acción del Espíritu Santo hoy renovando a toda la Iglesia.

¿QUÉ ESTÁ HACIENDO HOY EL ESPÍRITU SANTO?

Está llevando a las personas a un encuentro y a una relación personal profunda con Cristo Vivo Señor y Salvador.Jesús sigue enriqueciendo a su Iglesia con sus dones y carismas. El primero y mayor de todos los dones es el mismo Espíritu Santo. La Iglesia es enriquecida con estos dones y carismas para transformar la faz de la tierra.

NACIMIENTO Y EXPANSIÓN DE LA RENOVACIÓN

El 29 de enero de 1959 el Papa Juan XXIII hacía una declaración sorprendente. El Espíritu Santo le había inspirado convocar un concilio, el Segundo Concilio Vaticano. En Pentecostés de ese mismo año terminaba su alocución con esta oración:"Oh Espíritu Santo! tu presencia conduce infaliblemente a la Iglesia. Derrama, te lo pedimos, la plenitud de tus dones sobre este Concilio Ecuménico. Renueva tus maravillas en nuestros días como en un nuevo Pentecostés".El 8 de diciembre de 1965 terminó el Concilio.

Los acontecimientos que sobrevinieron después se han valorado diversamente. El programa de renovación propuesto por el Concilio comenzó a ponerse en práctica no sin serias dificultades que llevaron la duda y la angustia a muchos.En 1966, varios hombres católicos de la Universidad de Duquesne del Espíritu Santo, en Pittsburgh, se reunían frecuentemente para conversar acerca de la vitalidad de su vida de fe y para orar en común. Aquellos profesores se habían dedicado durante muchos años al servicio de Cristo, entregándose a varias actividades apostólicas... A pesar de todo eso, iban sintiendo que algo faltaba en su vida cristiana personal.Aunque no podían especificar el porqué, cada uno reconocía que había un cierto vacío, una falta de dinamismo, una debilidad espiritual en sus oraciones y actividades. Era como si su vida cristiana dependiera demasiado de sus propios esfuerzos, como si avanzaran bajo su propio poder y motivados por su propia voluntad...

Decidieron hacer un compromiso: cada día orarían unos por otros con la Secuencia de la Misa dePentecostés:"Ven Espíritu Divino..."Corría el mes de febrero de 1967 cuando vieron sus deseos realizados al recibir una nueva efusión del Espíritu Santo. La Renovación Carismática o Renovación en el Espíritu Santo había nacido. Todo comenzó con una chispa en Pittsburgh, a partir de agosto de 1966. Gracias a la fuerza incontenible del Espíritu, esa chispa se ha propagado como incendio sobre paja y ha invadido los cinco continentes. En 1992, Veinticinco años después, se calcula que más de 10 millones de católicos se reúnen semanalmente en grupos de oración alrededor de todo el mundo. El Espíritu ha suscitado esta renov-ación para fortalecer y servir a la misión de la misma Iglesia: "evangelizar con el poder del Espíritu Santo", equipándola con los carismas que le son necesarios. "...dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre toda la humanidad" (Hch.2,17).

Autor: Diácono Luis Entrialgo. – Tomado de: http://www.encuentra.com/.


(Este sábado 30 de mayo de 2009, a partir de las 7:00 p.m. haremos una Vigilia de Pentecostés en el templo de la Parroquia de San Cipriano. Están todos invitados!)

domingo, 24 de mayo de 2009

Avanza preparación para la Misión Continental





El pasado sábado 23 de mayo se realizó una reunión de todas las comunidades de laicos que integran los grupos pastorales de la Parroquia de San Cipriano, convocados por su Párroco el Padre Frey Martin Mancera M.S.A., en el salón comunal de Vista Bella, en la cual se hizo eco de la reunión de laicos que convocó el Cardenal Pedro Rubiano Sáenz el 9 de mayo pasado, de la cual se publica una nota informativa en este mismo blog.

En desarrollo de la reunión, el Padre Martín presentó un Video sobre la V Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe, celebrada en mayo de 2007, en la ciudad de Aparecida, Brasil. Recordó los fundamentos de la espiritualidad del Buen Pastor Samaritano, que orientó desde el Sínodo Arquidiocesano la elaboración del Plan Global de Pastoral Arquidiocesano de Bogotá, previsto inicialmente para el período 1999 - 2008.
Igualmente, el Sr. Héctor León Coordinador de Pequeñas Comunidades, conjuntamnte con la Sra. Marina Lombana, presentaron una visión global del contenido de la reunión de mayo 9 de 2009 convocada por Mons. Pedro Rubiano Sáenz. Así mismo se presentó una síntesis de la interrelación entre el Plan Global de Pastoral Arquidiocesano y el Documento Conclusivo de Aparecida. Se comunicaron a todos los asistentes las 9 preguntas básicas de reflexión y evaluación planteadas desde la Arquidiócesis, para ser respondidas y analizadas en una nueva reunión.
Finalmente, el Diácono Jaime Montealegre presentó brevemente una visión de la espiritualidad que se busca proyectar dentro de la Misión Continental para la cual nos estamos preparando.
Se anunció para la próxima reunión de los grupos pastorales de la Parroquia una presentación más detenida y amplia de este último tema.

domingo, 17 de mayo de 2009

La participación de todos, una clave del buen desarrollo de una Pequeña Comunidad



Cuando nos integramos a una Pequeña Comunidad hay una serie de condiciones nuevas que representan retos para alcanzar no solo una buena convivencia, sino además un progresivo crecimiento personal y maduración de la fe. Entre los principales retos encontramos:

  • Lograr una rápida integración humana al grupo de personas que conforman la comunidad, en la que regularmente hay una amplia diversidad de características en sus integrantes, tales como la edad, la estructura familiar de la cual procede (algunos son casados, otros viudos y otros solteros), las experiencias previas de vida, tanto en lo espiritual como en lo ocupacional. Es una muestra en pequeño de lo que se encuentra en grande en la sociedad en general. Todo ello plantea el desarrollo de habilidades para construir relaciones interpersonales positivas y de apoyo mutuo.

  • Tomar una decisión personal para hacer parte de un grupo de personas que comparten una misma esperanza, una misma fe, una misma Iglesia y una fuente principal de inspiración: La Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia Católica.

  • Poner al servicio de la Comunidad habilidades personales de la buena escucha de los otros, del respeto por sus ideas, por su manera de ser y entender el disenso no como una ocasión de disgustos, sino como una oportunidad de la búsqueda conjunta de la verdad a la luz de la Palabra de Dios.

  • Promover la participación de todos los miembros de la Pequeña Comunidad en los temas que integran cada reunión semanal: oración, alabanza, lectura y discernimiento de la Palabra, formación catequética, edificación espiritual y solidaridad. No es preciso que absolutamente todos los miembros hablen en todos los temas de la reunión. Pero si debe promoverse que quienes quieran expresar algo... lo puedan hacer y la comunidad los escuche. Las intervenciones deben ser en lo posible cortas y precisas, para que la hora y media de reunión no se consuma en la participación de unos pocos. Quien no se siente escuchado y tomado en cuenta puede llegar a abandonar su comunidad. Los responsables de cada una de ellas deben ser muy cuidadosos de esto.

  • Aun cuando al inicio parezca un objetivo difícil, es necesario abrirnos mental y espiritualmente a la acción de Dios en nosotros, para aprender a ver en el otro la presencia de Jesús e ir descubriendo una nueva relación bajo la orientación de la fe, la esperanza y la caridad, lo que en un plazo relativamente corto nos conduce al amor fraterno. Con la ayuda del Espíritu Santo esto es realmente posible. Recordemos 1 Cor. 13, 4-7 "tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia ni ser presumido ni orgulloso, ni grosero ni egoista; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo".

  • Abrir nuestra sensibilidad para aprender a percibir y degustar lo invisible a nuestros ojos, para no vivir esclavos del mundo material que nos rodea y que frecuentemente nos aleja de nuestra relación con Dios. Educar esta sensibilidad nos permite aprender a "ver" con los ojos de la fe, descubrir los pasos de Jesús a nuestro alrededor y su amorosa compañía en todos los momentos de nuestra vida, lo cual finalmente produce claros efectos en el mundo visible. Todos nuestros hermanos de Comunidad están para ayudarnos a edificar esa fe y mostrarnos el rostro de Jesús en ellos!. ¡Bendito Dios que nos regala una Comunidad para hacer parte de ella y como instrumento de salvación!.

Llegó la hora de los fieles laicos - Tomado de El Catolicismo del 16 al 29 de mayo de 2009.




La Asamblea de laicos, del pasado 9 de mayo, y la que se realizará el próximo 19 de mayo con todo el clero arquidiocesano, hacen parte de la fase criteriológica, y por lo tanto están organizadas con una pedagogía que ayude al establecimiento de criterios que encaucen los esfuerzos de la Iglesia para la Misión continental.


Es la solicitud de Aparecida para entrar en estado permanente de Misión, ya que "la conversión pastoral de nuestras comunidades exige que se pase de una pastoral de mera conservación a una pastoral decididamente misionera"


Se prevé obtener una relectura de la parábola del buen samaritano como fundamento de la misión evangelizadora en la ciudad de Bogotá, la elaboración de criterios de evangelización y la elaboración de orientaciones generales y del objetivo a largo plazo.

Estas últimas fotos fueron tomadas por celular, por lo que se ofrecen disculpas por su calidad. En la primera de ellas aparece Monseñor Pedro Rubiano Sáenz y la Sra. Marina Lombana de la Parroquia de San Cipriano. Las demás fotos son vistas generales del evento.