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domingo, 1 de abril de 2012

Papa en Mexico:"No es justo que los laicos se sientan como si apenas contaran...



En sintonía con el espíritu de las reformas del Concilio Vaticano II, S.S. Benedicto XVI se refirió al papel de los laicos en la Iglesia Católica actual.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Benedicto XVI: “el hombre tiene derecho a no ser tratado como un objeto”

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 29 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- El hombre, incluso antes de nacer, tiene una dignidad altísima y por ello tiene derecho a no ser tratado como un objeto en beneficio de otros.


Así lo afirmó el Papa Benedicto XVI en su homilía de la Vigilia por la Vida Naciente, celebrada en la Basílica de San Pedro el pasado sábado, antes de las Primeras Vísperas con las que se inauguraba el tiempo litúrgico de Adviento. En esta Vigilia, convocada como novedad este año, el Papa quiso reafirmar el “altísimo valor” de la vida humana, así como advertir contra las “tendencias culturales que intentan anestesiar las conciencias con motivos pretextuosos”.
“En esta línea se coloca la solicitud de la Iglesia por la vida naciente, la más frágil, la más amenazada por el egoísmo de los adultos y por el oscurecimiento de las conciencias”.
La ciencia, afirmó, pone en evidencia la autonomía del embrión, su capacidad de interacción con la madre, la coordinación de sus procesos biológicos, la continuidad del desarrollo, la creciente complejidad del organismo.


“No se trata de un cúmulo de material biológico, sino de un nuevo ser vivo, dinámico y maravillosamente ordenado, un nuevo individuo de la especie humana”, afirmó el Papa.
Por ello, añadió, la Iglesia continuamente reafirma cuanto declaró el Concilio Vaticano II contra el aborto y toda violación de la vida naciente: “La vida, una vez concebida, debe ser protegida con el máximo cuidado".

“No hay ninguna razón para no considerarlo persona desde la concepción”, afirmó.
El hombre, continuó el Papa, “presenta una originalidad inconfundible respecto a todos los demás seres vivientes que pueblan la tierra. Se presenta como sujeto único y singular, dotado de inteligencia y voluntad libre, además de estar compuesto de realidad material”. “Somos por tanto espíritu, alma y cuerpo. Somos parte de este mundo, ligados a las posibilidades y a los límites de la condición material; al mismo tiempo estamos abiertos a un horizonte infinito, capaces de dialogar con Dios y de acogerlo en nosotros”.


La persona humana, añadió, exige “ser reconocida como valor en sí misma” y “merece ser acogido siempre con respeto y amor”.

Cada hombre “tiene derecho a no ser tratado como un objeto que poseer o como una cosa que se pueda manipular a voluntad, de no ser reducido a puro instrumento a ventaja de otros y de sus intereses”. Por desgracia, prosiguió, “también después del nacimiento, la vida de los niños sigue estando expuesta al abandono, al hambre, a la miseria, a la enfermedad, a los abusos, a la violencia, a la explotación”.


El Papa recordó el llamamiento al respeto de la vida humana de Juan Pablo II en la Evangelium Viate, y exhortó “a los protagonistas de la política, de la economía y de la comunicación social a hacer cuanto esté en sus posibilidades para promover una cultura siempre respetuosa de la vida humana, para procurar condiciones favorables y redes de apoyo a la acogida y al desarrollo de esta”.

Cristo fue embrión

Este tiempo de Adviento, explicó el Papa, “nos hace vivir nuevamente la espera de Dios que se hace carne en el seno de la Virgen María, de Dios que se hace pequeño, se convierte en niño”.
Este proceso de crecimiento embrionario “lo fue también para Jesús en el seno de María; así lo ha sido para cada uno de nosotros, en el seno de la madre”. Por ello, prosiguió, “el misterio de la Encarnación del Señor y el inicio de la vida humana están íntima y armónicamente conectados entre sí en el único designio salvífico de Dios, Señor de la vida de todos y cada uno”. “La encarnación nos revela con intensa luz y de modo sorprendente que toda vida humana tiene una dignidad altísima, incomparable”.

Creer en Jesucristo, añadió el Papa, “comporta también tener una mirada nueva sobre el hombre, una mirada de confianza, de esperanza”. La persona “es un bien en sí misma y es necesario buscar siempre su desarrollo integral”, concluyó el Papa.

domingo, 21 de noviembre de 2010

El Papa justifica el preservativo en algunos casos, pero confirma el Magisterio

CIUDAD DEL VATICANO, domingo 21 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Las palabras de Benedicto XVI en el libro-entrevista de próxima publicación reconocen el uso del preservativo en "casos singulares justificados", pero no suponen "un cambio revolucionario" en la enseñanza de la Iglesia, sino más bien una confirmación de su Magisterio, ha aclarado la Santa Sede.


Así lo explica el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en un comunicado emitido este domingo para comentar la gran cantidad de informaciones que se han distribuido en todo el mundo después de que este sábado "L'Osservatore Romano" anticipara palabras que el Papa dedica a la sexualidad en el libro-entrevista "Luz del mundo".
Al final del capítulo décimo del volumen, realizado por el escritor y periodista alemán Peter Seewald, que sale a la venta el 23 de noviembre en varios idiomas, el pontífice responde a dos preguntas sobre la lucha contra el sida y el uso del preservativo, que se remontan a la discusión que siguió a las palabras pronunciadas por el Papa en el avión que le llevaba a Camerún y Angola el 17 de marzo de 2009.


Con las declaraciones que publica el libro, aclara el portavoz vaticano, "el Papa no reforma o cambia la enseñanza de la Iglesia, sino que la reafirma, poniéndose en la perspectiva del valor y de la dignidad de la sexualidad humana, como expresión de amor y responsabilidad".
"Al mismo tiempo --añade--, el Papa considera una situación excepcional en la que el ejercicio de la sexualidad representa un verdadero riesgo para la vida del otro. En ese caso, el Papa no justifica moralmente el ejercicio desordenado de la sexualidad, pero considera que la utilización del preservativo para disminuir el peligro de contagio es 'un primer acto de responsabilidad', 'un primer paso en el camino hacia una sexualidad más humana', en lugar de no utilizarlo, poniendo en riesgo la vida de la otra persona".


"En este sentido --subraya--, el razonamiento del Papa no puede ser definido como un cambio revolucionario".

De hecho, recuerda el portavoz, "numerosos teólogos moralistas y autorizadas personalidades eclesiásticas han afirmado y afirman posiciones análogas".


El padre Lombardi no cita nombres, pero entre ellos destacan el cardenal Georges Cottier, quien fue teólogo de la Casa Pontificia de Juan Pablo II y del mismo Benedicto XVI, quien en una entrevista concedida a la agencia Apcom, el 31 de enero de 2005, afirmó que "en situaciones particulares, y pienso en medios donde circula la droga, o hay una gran promiscuidad humana y mucha miseria, como ocurre en algunas zonas de África y Asia, en esos casos, el uso del condón puede ser considerado como legítimo".


Sobre este argumento, el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, anunció en una rueda de prensa, el 21 de noviembre de 2006, la entrega de un estudio a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en respuesta al interés del Papa.


"Humanae Vitae" hoy
Las anticipaciones de "L'Osservatore Romano" presentan también una apreciación del Papa sobre "Humanae Vitae", la encíclica que publicó Pablo VI sobre estos argumentos el 25 de julio de 1968.


"Las perspectivas de la 'Humanae Vitae' siguen siendo válidas, pero otra cosa es encontrar caminos humanamente practicables --asegura el Papa--. Creo que habrá siempre minorías íntimamente convencidas de la exactitud de esas perspectivas y que, viviéndolas, quedarán plenamente satisfechas de modo que podrán ser para otros un fascinante modelo a seguir. Somos pecadores".

"Pero no deberíamos asumir este hecho como una instancia contra la verdad, cuando esa alta moral no es vivida. Deberíamos buscar hacer todo el bien posible, y apoyarnos y soportarnos mutuamente. Expresar todo esto también desde el punto de vista pastoral, teológico y conceptual, en el contexto de la actual sexología e investigación antropológica, es una gran tarea a la cual es necesario dedicarse más y mejor", añade el Papa en el libro.

La primera vez
Una vez aclarado que el Papa ha confirmado el Magisterio hasta ahora expuesto, al hacer referencia a las palabras sobre el uso del preservativo en "casos singulares justificados", el comunicado del Padre Lombardi señala que "es verdad que no las habíamos escuchado aún con tanta claridad de los labios de un Papa, si bien de una manera coloquial y no magisterial".
Con estas nuevas declaraciones, considera el sacerdote jesuita, "Benedicto XVI nos da, por tanto, con valentía, una contribución importante para aclarar y profundizar una cuestión debatida desde hace tiempo".


"Es una contribución original --indica--, pues por una parte mantiene la fidelidad a los principios morales y demuestra lucidez a la hora de rechazar un camino ilusorio, como la 'confianza en el preservativo'; y por otra parte, manifiesta sin embargo una visión comprensiva y de amplias miras, atenta para descubrir los pequeños pasos --aunque sean sólo iniciales y todavía confusos-- de una humanidad espiritual y culturalmente con frecuencia muy pobre hacia un ejercicio más humano y responsable de la sexualidad".

En referencia en concreto a las palabras que el Papa pronunció en su viaje a África, su portavoz aclara que con esta nueva intervención el sucesor de Pedro "confirma con claridad que en esa ocasión no había querido tomar posición sobre el problema de los preservativos en general, sino que había querido afirmar con fuerza que el problema del sida no se puede resolver únicamente con la distribución de preservativos, pues es necesario hacer mucho más: prevenir, educar, ayudar, aconsejar, estar junto a las personas, ya sea para que no se enfermen, ya sea porque se han enfermado."

. El obispo de Roma "observa que también en el ámbito no eclesial se ha desarrollado una conciencia análoga, como lo demuestra la llamada teoría 'ABC' (abstinence, be faithful, condom), en la que los dos primeros elementos (abstinencia y fidelidad) son mucho más determinantes y fundamentales para la lucha contra el sida, mientras que el preservativo se presenta en última instancia como una escapatoria, cuando faltan los otros dos elementos. Por tanto, debe quedar claro que el preservativo no es la solución del problema"

Según Lombardi, con esta nueva entrevista, el Papa "amplía la mirada e insiste en el hecho de que concentrarse únicamente en el preservativo significa banalizar la sexualidad, que pierde su significado como expresión de amor entre personas y se convierte en una 'droga'. Luchar contra la banalización de la sexualidad es "parte del gran esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad".



Traducido del italiano por Jesús Colina

jueves, 9 de julio de 2009

Las grandes novedades de la encíclica “Caritas in Veritate”

ROMA, miércoles, 8 julio 2009 (ZENIT.org).- Desde hace más de un año, los medios de comunicación de todo el mundo han tratado de dar avances y detalles de la encíclica social de Benedicto XVI. En muchos casos, han contado cosas inventadas. Ahora que la encíclica ha salido, hay que valorar sus novedades y precisar sus desafíos. En particular, ha explicado su proyecto cultural y sus relevantes novedades el arzobispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, apenas nombrado por el Santo Padre arzobispo de Trieste.

Interviniendo en la Sala de Prensa vaticana el 7 de julio, monseñor Crepaldi señaló la gramática de la encíclica con la frase "el recibir precede al hacer", explicando que la Caritas in Veritate propone una verdadera "conversión" hacia una nueva sabiduría social. En el contexto en el que de los deberes nacen los derechos, el nuevo arzobispo de Trieste afirmó que "hay que convertirse a ver la economía y el trabajo, la familia y la comunidad, la ley natural depositada en nosotros y la creación puesta ante nosotros y para nosotros, como una llamada" porque, según la doctrina cristiana, el desarrollo es una "vocación" que implica "una asunción solidaria de responsabilidad hacia el bien común".

Para hacer que la sociedad sera una verdadera comunidad, cuyas relaciones sean dictadas por la fraternidad, la Caritas in Veritate considera que la verdad y el amor tienen una fuerza social fundamental La encíclica de Benedicto XVI sostiene que "la sociedad tiene necesidad de verdad y amor" y "el cristianismo es la religión de la Verdad y del Amor", por este motivo "la mayor ayuda que la Iglesia puede dar al desarrollo es el anuncio de Cristo". Verdad y amor son fundantes para la organización social y desempeñan una función de "purificación" para la economía y la política. Monseñor Crepaldi subrayó que, por primera vez en una encíclica social, el derecho a la vida y a la libertad religiosa encuentran una explícita y consistente colocación en relación al desarrollo. En la Caritas in Veritate (en los puntos 28, 44 y 75) la llamada "cuestión antropológica" se convierte a título pleno en "cuestión social". "La procreación y la sexualidad -añadió--, el aborto y la eutanasia, las manipulaciones de la identidad humana y la selección eugenésica son valorados como problemas sociales de principal importancia que, si son gestionados según una lógica de pura producción, deforman la sensibilidad social, minando el sentido de la ley, corroen la familia y hacen difícil la acogida del débil.

La encíclica subraya que "no será ya posible implementar programas de desarrollo sólo de tipo económico-productivo que no tengan sistemáticamente en cuenta también la dignidad de la m ujer, de la procreación, de la familia y de los derechos del concebido". Otro de los temas nuevos es el del medio ambiente. El secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz sostuvo que "la ecología medioambiental debe librarse de algunas hipotecas ideológicas (presentes en muchas versiones del ecologismo) que consisten en descuidar la superior dignidad de la persona humana y en considerar la naturaleza sólo de modo materialista, producida por la casualidad o la necesidad". "El empeño por el medio ambiente --afirmó monseñor Crepaldi-- no será plenamente fructífero si no se asocia sistemáticamente al derecho a la vida de la persona humana, primer elemento de una ecología humana que haga de marco de sentido para una ecología medioambiental". Novedad absoluta también el tratamiento de la encíclica del problema de la técnica que a menudo desemboca en una mentalidad que puede llamarse "tecnicidad". "El riesgo --subrayó monseñor Crepaldi-- es que la mentalidad exclusivamente técnica reduzca todo a puro hacer y se una a la cultura nihilista y relativista".

Para el nuevo arzobispo de Trieste, la Caritas in Veritate es una gran propuesta cultural y de mentalidad al servicio del auténtico desarrollo, porque los recursos a utilizar para el desarrollo no son sólo económicos, sino inmateriales y culturales, de mentalidad y de voluntad. En este contexto, se requiere una nueva perspectiva sobre el hombre que sólo el Dios que es Verdad y Amor puede dar. Monseñor Crepaldi precisó que "verdad y amor son gratuitos, superan la simple dimensión de la viabilidad y nos abren a la dimensión de lo no disponible". Se trata del principio según el cual la reciprocidad propia de la fraternidad entra plenamente dentro de los mecanismos económicos y es motivo de redistribución, de justicia social y de solidaridad no después o detrás de los mismos. En este contexto, la gratuidad de la verdad y del amor conducen hacia el verdadero desarrollo también porque eliminan reduccionismos y visiones interesadas.

En conclusión, monseñor Crepaldi constató que la encíclica tiene el gran mérito de quitar de en medio visiones obsoletas, esquemas de análisis superados, simplificaciones de problemas complejos, tales como: un excesivo reduccionismo Norte-Sur de los problemas del desarrollo, tras la caída del reduccionismo Este-Oeste; una frecuente infravaloración de los problemas cultur ales del subdesarrollo; un ecologismo a menudo separado de una completa visión de la persona humana; la atención hacia los problemas económicos en sentido estricto más que hacia aquellos institucionales; una visión asistencialista y no subsidiaria del desarrollo. La atención se dirige una vez más al hombre concreto, objeto de verdad y de amor y él mismo capaz de verdad y amor. A la pregunta sobre por qué se ha tenido que esperar tanto para la salida de la encíclica, monseñor Crepaldi contó que la Centesimus Annus, la última encíclica social publicada por Juan Pablo II, tardó cinco años en salir, mientras que la Caritas in Veritate ha tardado sólo dos años y medio. Sobre por qué el tema de la paz no haya sid o afrontado a fondo, el secretario del Consejo Pontificio respondió que se trata de "una encíclica y no de una enciclopedia". Por otra parte, cuando se celebró el aniversario de la Pacem in Terris de Juan XXIII, a la petición de escribir una eventual encíclica, el entonces pontífice Juan Pablo II respondió que los Mensajes anuales de la Paz son ya una consistente encíclica.
Por Antonio Gaspari
(Publicado en http://www.zenit.org/)