martes, 13 de septiembre de 2011

Acompañamiento a koinonías



Con ocasión de la Eucaristía mensual de comunidades, celebrada el martes 13 de septiembre, el Padre John Henry Buitrago M.S.A. Párroco de San Cipriano, anunció a todos los participantes allí presentes, las siguientes actividades:

1. El Padre Pompilio Moreno M.S.A., Vicario de nuestra Parroquia estará haciendo visitas de acompañamiento a cada una de las Pequeñas Comunidades, de acuerdo a una agenda que se está coordinando en la presente semana. El próximo martes 20 de septiembre, el Padre Pompilio asistirá a la reunión de la Koinonía “Jesús mi Pastor”, cuya coordinación está a cargo de la Sra. Martha Penagos.


2. El proceso de catequesis para las Pequeñas Comunidades se reinicia a partir del próximo lunes 19 de septiembre, en el salón parroquial, a partir de las 7:30 p.m., bajo la responsabilidad compartida del Padre John Henry y el Diácono Jaime Montealegre. En cada catequesis se entregarán materiales de apoyo para replicar la formación en las siguientes dos reuniones de cada comunidad. Las Koinonías enviarán a la reunión de formación catequética en la parroquia a uno de sus miembros, que asumirá la responsabilidad para hacer la catequesis en su propia comunidad. El Padre John recalcó la importancia de una puntual asistencia a esta formación. Es importante anotar que el Diácono Jaime Montealegre fue años atrás, coordinador responsable de la Koinonía “Ruah” y conoce la orientación del sistema integral de nueva evangelización.


3. Los días 20 y 21 de noviembre próximo, se proyecta realizar la Asamblea anual de los miembros de todas las Pequeñas Comunidades, presidida por nuestro Párroco, en la que el primer día tendrá la orientación de un retiro espiritual y el segundo día una revisión del caminar de las comunidades, haciendo una consulta abierta entre sus miembros, para hacer las renovaciones que surjan como necesarias en los responsables de cada una de ellas, siempre con la mira de mejorar la integración comunitaria, los procesos de formación y la gestión evangelizadora que nos es solicitada por Jesús a todos los integrantes de su cuerpo místico: la Iglesia.

Confiamos en que la Divina Providencia iluminará estas acciones pastorales y nos acompañará en esta nueva etapa de nuestras koinonías, que transitan por sus doce años de experiencia de vida comunitaria y de testimonio corporativo de una nueva forma de vida en la Iglesia.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Sangre de mártires, semilla de cristianos



En la Parroquia de San Cipriano estamos celebrando en el presente mes, el día 19, nuestra Fiesta Patronal, la San Cipriano Obispo. El pasado domingo 11 iniciamos la Novena denominada “Nueve Encuentros con San Cipriano”. Recogemos parte de las palabras del Padre Miguel Ángel Aragón incluidas en la edición de esta Novena hace 11 años, así:

“Nos preparamos para la fiesta comunitaria en honor de San Cipriano. Estos nueve días nos servirán para conocer mejor a Jesucristo y a su Iglesia por quienes nuestro santo patrono entregó su vida, como cristiano, obispo y mártir.

Cuando celebramos en la Iglesia la memoria de los santos, celebramos a Jesucristo en la vida de estas personas elegidas por Dios para construir el Reino. La Iglesia ha llamado mártires, es decir “testigos” a quienes por amor a Dios y a la Iglesia han perdido su vida temporal y han ganado la eterna. El testimonio de estos hombres y mujeres es de una gran riqueza para todos, porque nos hace ver que amar al Señor, servirlo en los más necesitados, vivir y morir por Él y para Él, vale la pena.

Por eso los honramos con el recuerdo de su vida y la veneración de su nombre, sabiendo que la adoración es únicamente para Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Al reunirnos comunitariamente para recordar la vida de San Cipriano, reconocemos que después de Dios, a él debemos, en parte, la unidad de la fe católica que profesamos. ÉL sembró la Palabra de Dios, abonó los surcos de la fe con la oración, la entrega al Señor y a la comunidad como obispo, dando testimonio de vida hasta llegar al martirio.

Los escritos de nuestro santo patrono san Cipriano, nos ayudarán a conocer mejor a Jesucristo y a nuestra santa Iglesia. Iniciemos estos nueve encuentros con Cipriano sabiendo que damos gloria a Dios, reconociendo a nuestros santos que nos precedieron en la fe, la esperanza y en el amor”.

Véase la biografía de San Cipriano, publicada en este Blog el 11 de septiembre de 2009.

Oración para todos los días:

Señor Jesús, tú que en el Santo Cipriano diste a tu pueblo un pastor lleno de celo y un mártir victorioso, concédenos por su valiosa intercesión, ser firmes e invencibles en la fe y trabajar con verdadero empeño para lograr la unidad de tu Iglesia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Renovación de votos matrimoniales



En un mundo como el actual, cada vez más marcado por el relativismo y la práctica de una vida más relajada y ausente de compromisos en el ámbito familiar, resulta muy estimulante y providencial, las actividades adelantadas por la Parroquia de San Cipriano y su Pastoral de la Familia, en la construcción de valores y la evangelización en los principios que rigen la vida de la familia.




La Eucaristía celebrada hoy sábado 3 de septiembre, a partir de las 7:00 p.m., en la cual oficialmente 56 parejas de esposos hicieron la renovación de sus votos matrimoniales, constituye un claro testimonio de que mientras muchos hombres y mujeres de hoy no quieren asumir el compromiso del matrimonio católico, hay aquí este importante número de esposos, ejes de familias católicas, que expresan libremente su fe en Dios y el seguimiento de su Iglesia, para dar el testimonio indiscutible del tiempo vivido como parejas unidas por Dios y respetuosas de este sacramento, renovando sus votos matrimoniales. Este importante hecho significa, sin lugar a dudas, una defensa de la institución familiar entre nosotros que desvirtúa el argumento ligero de la opción por la unión libre y la inestabilidad de la integración familiar.






Entre las 56 parejas que voluntariamente quisieron renovar sus votos matrimoniales, había parejas desde 1 año de haber contraído matrimonio, hasta 60 años de casados, como es el ejemplo de José Vidal Cardozo y María Leonilde Chaparro de Cardozo (véase fotografía).




La Eucaristía se inició con una entrada en procesión de todas las parejas, conjuntamente con los sacerdotes, diáconos y ministros celebrantes, en medio de alegres festones de colores en forma de arcos, que recordaban el ambiente de fiesta de esta celebración.

Dentro de las lecturas de esta celebración, por constituir misa de precepto dominical, por el horario, se proclamó el Santo Evangelio según San Mateo 18. 15-20, que nos habla de la corrección fraterna, elemento fundamental tanto en la vida de pareja como en comunidad, para recuperar el camino de quien se ha equivocado en su relación interpersonal con los demás. Así mismo este Evangelio destaca la presencia de Jesús en la comunidad eclesial, cuando anuncia que “Además les aseguro que si dos de ustedes, aquí en la tierra, se ponen de acuerdo para pedirle una gracia, mi Padre que está en el cielo se la concederá. Porque donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.

Luego de la homilía realizada por el Padre Pompilio Moreno M.S.A., hubo un instante en el que las parejas, frente a frente, hicieron una renovación pública de sus votos matrimoniales (véase foto).
Animó con cantos litúrgicos esta celebración el Ministerio Ángelus que dirige Nicolás Mejía y Claudia Patricia Lara Lombana, quienes igualmente renovaron sus uniones, conjuntamente con Oscar Hernando Marín y Milena Lara Lombana de la misma agrupación litúrgica. Luego de la bendición final, la Parroquia ofreció a todas las parejas que renovaron votos matrimoniales, un ágape fraterno en el que se degustaron exquisitas tablas de quesos y carnes frías, acompañadas de una suave bebida. Allí se le entregó a cada pareja una certificación escrita de esta renovación.

Es de elemental necesidad y justicia, dar gracias a Dios por animar estas acciones pastorales, en las cuales el acompañamiento y apoyo del Padre Pompilio Moreno, Vicario Parroquial de San Cipriano, y el trabajo pastoral del Diácono Jaime Montealegre y su señora Amparo Santa de Montealegre, contribuyeron significativamente al buen desarrollo de esta actividad. El Ministerio de Acogida, como de costumbre, colaboró acertadamente para la buena organización de la celebración.


Héctor Apache y su Señora Bernarda Carreño de Apache renovando votos








Se está invitando para el próximo 1 de octubre, a un Retiro de Parejas, que es de libre inscripción y que aportará reflexiones prácticas sobre la vida familiar. Están invitados todos los interesados para participar en esta ocasión especial.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Ordenación Diaconal MSA en Lima



Hemos recibido de los MSA de Perú información sobre la próxima ordenación Diaconal del Hermano Denis Patrick Connell MSA, según el siguiente detalle:



Ordenación Diaconal de DENNIS PATRICK CONNEL, MSA


Por la imposición de manos y oración consacratoria de Mons. Salvador Piñeiro García-Calderón. Obispo Castrense del Perú y Arzobispo electo de Ayacucho


En la Celebración Eucarística de la Natividad de la Santísima Virgen María


Jueves 8 de Septiembre de 2011 Hora: 5.OO pm


Parroquia María Inmaculada Concepción. Ricardo Palma. Huarochirí. Lima.




Recibimos igualmente imagen digitalizada de la tarjeta de invitación que publicamos.
Felicitamos al Hno. Dennis Patrick Connell y a la Comunidad de los Misioneros de los Santos Apóstoles en Lima, por este importante hecho en nuestra vida de Iglesia. Elevamos nuestras oraciones para que el Santo Espíritu del Señor ilumine en todo momento el servicio diaconal del Hno. Dennis Patrick.

martes, 30 de agosto de 2011

Majestad del Señor y dignidad del hombre



Todo lo puso bajo sus pies y lo dió a la Iglesia

como cabeza, sobre todo (Ef 1.22)




Señor, dueño nuestro,

¡Qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.

De la boca de los niños de pecho

has sacado una alabanza contra tus enemigos,

para reprimir al adversario y al rebelde.



Cuando contemplo el cielo, obra de tus manos;

la luna y las estrellas que has creado,

¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él;

el ser humano, para darle poder?

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,

lo coronaste de gloria y dignidad,

le diste el mando sobre las obras de tus manos,

todo lo sometiste bajo sus pies:

rebaños de ovejas y toros,

y hasta las bestias del campo,

las aves del cielo, los peces del mar,

que trazan sendas por las aguas.



Señor, dueño nuestro,

¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!


(Salmo 8)



viernes, 26 de agosto de 2011

La vocación a la santidad



Tomado del libro “La Revolución del Amor” escrito por el Padre E. H. Ménard, fundador de los Misioneros de los Santos Apóstoles, reproducimos este segmento de la obra en la que el autor expresa en un lenguaje muy directo su visión de la vocación a la santidad de los laicos.



Un animal sólo realiza funciones animales. No podrá nunca hacer actos inteligentes: carece de los órganos necesarios para ello. Al contrario, el hombre posee, fuera de sus capacidades corporales, facultades espirituales. L compete actualizarlas, llevando una vida realmente humana.

Del mismo modo, el cristiano debe vivir su vida cristiana a partir de la nueva existencia que Dios ha querido regalarle en el bautismo. Dios lo ha santificado, sacándolo de la esfera del mal y atrayéndolo hacia Él. Si actúa bajo el dominio del amor de Dios, se halla en camino de su realización humana. Porque tender a nuestra santidad es tender a nuestro desarrollo completo e integral, es tender al equilibrio perfecto. Porque el hombre ha sido hecho en forma tal que sólo puede hallar en Dios su realización suprema. Vivir una vida santa no es, pues, otra cosa que estar orientado hacia Dios. Pecar es caminar al revés, es desviarse de la buena dirección. Nuestra naturaleza humana se halla ordenada a nuestra condición cristiana que, a su vez, se identifica con la santidad.

No nos ha sido fácil llegar a establecer esta ecuación. ¿Por qué? Porque hemos falseado ambos datos. Según la mentalidad corriente, cristiano es quien debe evitar a toda costa morir en estado de pecado mortal; el santo al contrario, es un genio religioso, alguien original, un niño prodigio. Los santos parecen ser vehículos de gran cilindrada cuya fabricación se reserva Dios a sí mismo.; los demás son viejos carromatos que, si no se varan, alcanzan la meta con gran retraso.

Hay que reconocer como responsable de esto concepto al hecho de que se ha reservado el título de santos, sólo a quienes han sido reconocidos como tales por la Iglesia, aunque sólo representen un pequeñísimo número, en comparación con la “turba inmensa, imposible de contar” (Apoc 7,9). No tenemos derecho a restringir la terminología de la Escritura –el lenguaje divino- a los límites estrechos del lenguaje de la Iglesia que no mira como santos, sino a quienes con la asistencia del Espíritu Santo, reconoce como tales. ¿Por qué hace la Iglesia semejante selección? La verdad es que no quiere repartir “diplomas de santidad”, los santos serían los últimos en darles importancia. La Iglesia quiere más bien ponernos ante los ojos unos modelos de cristianismo vivido. Si por ej., la Iglesia canonizó en nuestro siglo al canciller inglés Tomás Moro, lo hizo para decir a los cristianos en el mundo y en particular a los políticos, que también en ese sector se puede vivir como cristiano.

Nos queda por formular el deseo de que en adelante el peso abundante de canonizaciones de papas, obispos, religiosos sea contraequilibrado un tanto por la de laicos modelos: padres y madres de familia, médicos, técnicos. Una secretaria se hallaría muy comprometida al encontrar un modelo concreto. Al instituir la fiesta de San José Obrero (1º. de Mayo), se ha querido ciertamente dar un patrono a los trabajadores. Pero ¿no se habrá ido a buscar un tanto lejos? Algo que indudablemente cambiará muy pronto. Las almas silenciosas, humildes y modestas, los pobres según el espíritu, a quienes Jesús proclama dichosos, llamarán la atención como un santo fundador, un mártir u otro santo que haya visto enfocados sobre él los reflectores de la actualidad.

Con demasiada frecuencia se consideran como esenciales en la vida de los santos ciertos fenómenos extraordinarios y que han sido embellecidos a capricho. Hombres de juicio sano se sienten incómodos en vez de atraídos por semejantes prodigios. Pierden todo anhelo de “tender a la santidad”, porque los santos aparecen ante sus ojos como personajes exangües, sin pasiones ni tentaciones que no tienen los pies en la tierra. Si leemos la vida de ciertos santos que guardaban los días de ayuno ya antes de ser destetados y que, los viernes, rechazaban la leche materna, tenemos razón de encontrar el hecho fuera de tono. Tales elucubraciones han contribuido precisamente a limitar la vocación a la santidad a algunos modelos excepcionales.

Sobre todo, no creemos que el espíritu de sacrificio, la falta de interés, el dominio de sí mismo, el espíritu de oración y la caridad fraterna les sean arrebatadas de la boca como pollo asado. No, los santos no han vivido en un país de maravillas. ¡Todo lo contrario! Su vida se ha desarrollado a través de lo grisáceo de la cotidianidad; era a veces deprimente. Dios responde a Pablo desalentado: “Te basta con mi gracia, la fuerza se realiza en la debilidad” (2 Cor 12,9). Agustín realiza la obra de su conversión explotando al máximo todas sus energías: Con la ayuda de la gracia otros se han realizado. ¿Por qué no puedo lograrlo yo?

¿Lograr qué? ¡Ser cristiano! Ni más ni menos, porque eso es “ser santo”. Dios no saca a algunos de la masa, recomendándoles realizar algo supererogatorio: “Tú, filósofo Justino; tú, emperador Enrique; tú, condesa Isabel; tú, pequeña Maria Goreti, tengo sobre vosotros miras peculiares: quiero haceros santos”.

Trátese del estudiante disoluto Agustín, del oficial militar y valeroso Ignacio de Loyola, del brillante abogado Alfonso de Ligorio o de no importa quién de ustedes, Dios quiere simplemente que vivamos conforme a nuestra vocación cristiana en las diversas situaciones de la vida, que salgamos al encuentro de Cristo, a través de lo cotidiano, que llevemos su Evangelio a la práctica. Todo lo que Él aguada de nosotros es que aceptemos las maravillas que nos propone. Como San Francisco de Asís, que vivió su cristianismo con la originalidad de su temperamento y permaneciendo atento a las necesidades de su tiempo. Era hijo de su tiempo, hombre como nosotros. Así pudo dar a su vida una orientación clara y nítida, y trazó el camino no sólo a los franciscanos y a los religiosos, sino también a todos los cristianos. Vivió el Evangelio en forma radical y consecuente, salvaguardando siempre su poderosa originalidad. Los santos no nos brindan clisés baratos. Debemos imitarlos en su mentalidad y compromiso cristiano, sin intentar copiarlos.

lunes, 15 de agosto de 2011

Aniversario de los M.S.A.













La Sociedad de los Misioneros de los Santos Apóstoles de Bogotá, celebró sus primeros 15 años de haber sido constituidos como tal, en unos actos especiales que se llevaron a cabo en las instalaciones del Seminario Mayor de los MSA en esta ciudad. Realmente la celebración correspondió al 16 aniversario ya que la Sociedad de los Misioneros de los Santos Apóstoles fue eregida el 15 de agosto de 1995 en Montreal Canadá. Es el resultado de la unión de la Sociedad de los Santos Apóstoles, fundada en 1950, con la Sociedad de Misioneros de los Santos Apóstoles, fundada en 1962. Ambas fueron fundadas por el Padre Eusebio Menard, o.f.m.

Como es natural dentro del carisma de esta Comunidad, que de acuerdo con su fundador el Padre Menard promovió siempre el trabajo con los laicos, la celebración estuvo acompañada por delegaciones de laicos comprometidos de las Parroquias Madre de la Divina Providencia y San Cipriano y amigos del Seminario Mayor. Por la Parroquia del Divino Niño Jesús de Praga, asistió la señora madre del Padre Mario Herrera, Párroco de esta localidad.

Inicialmente, los asistentes participamos en una Eucaristía presidida por el Padre Abad, Superior de los M.S.A. en Colombia y concelebrada por sacerdotes M.S.A. de varias parroquias de Bogotá, tal como se puede registrar en las fotos que ilustran esta información.

Este acto se sumó a la festividad litúrgica de la fecha, en la que celebramos la solemnidad de la Asunción de María, quien hoy aparece vestida de sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de 12 estrellas. La homilía del Padre Abad destacó en los siguientes términos la ocasión:

“En este día que veneramos a María como Madre de la Iglesia (CN35), y conmemoramos de manera solemne la fiesta de la asunción de la Virgen María como fiesta de nuestra Sociedad (CN 35.1), recordemos que SS Pablo VI declaró a María Madre de la Iglesia (21/11/1964) y tengamos presente dos aspectos de esta realidad:

La vinculación de la Virgen María con la Iglesia en la encarnación del Verbo. En la pasión de Cristo. En la efusión del Espíritu Santo. En la conmemoración de hoy la Asunción de la Virgen.

Y como Madre de la Iglesia ejemplo de virtudes: de caridad y disponibilidad. De fé y esperanza. De gran humildad. De oración perseverante y unánime. De ser oyente, orante, fecunda y oferente (SS Pablo VI,MC). De vigilante espera.

Por ello siguiendo a María, sigamos dando testimonio en medio de la Iglesia nuestra Espiritualidad de Pentecostés en ambiente de Magnificat (P. Menard). Desde el canto de María que agradece la obra maravillosa de Dios en ella, ¡Agradezcamos las múltiples acciones de Dios en el Padre Menard, en nuestra Sociedad de Misioneros de los Santos Apóstoles, en nuestra naciente Delegación Carlos Jaramillo de la Torre y en nuestras vidas!”

Posteriormente, los participantes fuimos invitados a un ágape en el que fuimos atendidos por los seminaristas y compartimos sacerdotes y laicos en un ambiente muy fraterno.

Entre las 4:00 y 6:00 p.m. se realizaron encuentros amistosos de juego de fútbol, en el que sacerdotes, laicos y seminaristas demostraron su gusto por este deporte y como ocasión de encuentro alrededor del ejercicio y la alegría natural que produce esta actividad.
Fue muy interesante el partido jugado entre sacerdotes y mujeres laicas allí presentes. Ellas mostraron mucho entusiasmo, algunas cierto manejo del balón, otras capacidad defensiva… pero al final perdieron. La cuenta llegó a 5 goles en contra, contra uno a favor (que les fue dado de ventaja inicial!). Pero como dice el Maestro Maturana “lo importante es competir.. no ganar!”


Mirando alegre y descomplicadamente el encuentro, entre el equipo de los sacerdotes se notó algunas virtudes futbolísticas: el Padre Abad es una “versión mejorada” de Teófilo Cubillas, otrora gloria del futbol peruano. El Padre César juega con grandes y rápidos desplazamientos en el campo. El Padre Pompilio tiene “perfil de Sub-20” porque la lucha con gran tesón.. incluso hasta lesionarse!. El Padre Frey Martín es un hábil delantero que reparte juego a sus compañeros y está casi siempre en las jugadas de gol. El Padre John (que jugó con el número 13 a sus espaldas) es un volante de contención muy efectivo… pues finalmente ellos no recibieron goles. Las fotos que incluimos muestran aspectos de este encuentro.

Antes de concluir la celebración del día, nos reunimos en la recepción del Seminario, frente a la oficina el Padre Abad. Allí tuvimos la oportunidad de admirar la hermosa imagen de la “Virgen Oferente”, que fue elaborada por un artesano peruano, por encargo del Padre Menard, quien la donó a la comunidad de los M.S.A.












Al observar con detenimiento esta imagen, de la cual incluimos fotos, encontramos el porqué ella es signo de la promoción de las vocaciones en los M.S.A. En la imagen María ofrece a su hijo “Cristo Sacerdote” para la salvación del mundo. Con esta mirada cerramos el día en un ambiente muy Mariano y muy apostólico, para repetir: “Señor, danos Sacerdotes! Señor, danos muchos Sacerdotes Santos”.