viernes, 24 de mayo de 2013

No basta la "conversion" debes Transformarte - entrevista a Ricardo Cast...



Una mirada reflexiva de un científico ex-ateo sobre lo que significa la verdadera conversión a la fe cristiana católica. ¿Cuánto de lo que allí se dice nos puede "tocar"?

miércoles, 22 de mayo de 2013

Un camino de rosas y espinas


  Muchas veces una mirada desde la distancia sobre la vida de Don Bosco, una visión de conjunto, puede que consiga que nos perdamos los detalles que construyeron esa vida, los detalles del día a día, y que no caigamos en la cuenta en que el día a día de la vida de Don Bosco estuvo repleto, las 24 horas, de esfuerzo y sacrificio.


 Este día a día, que vivían Don Bosco y sus colaboradores, queda reflejado muy bien en este sueño que tuvo Don Bosco, y que puede ser un ejemplo para todos nosotros.

"Un día del año 1847- contó Don Bosco- se me apareció la Reina del cielo y me condujo a un jardín encantador; era un inmenso rosal. Para no dañar las rosas me quite los zapatos, y empecé a andar. Pero las rosas tenían terribles espinas que me destrozaban los pies. Viendo que no podía continuar así, Nuestra Señora me aconsejo que me volviera aponer el calzado. Así lo hice. Muchas personas me seguían, pero apenas empezaban a sentir las fuertes punzadas de las rosas, se volvían atrás. Había rosas a la derecha, a la izquierda, en el suelo, y sobre la cabeza de los que caminábamos. Pero todas con espinas muy agudas y algunas nos daban punzadas tan terribles que producían espasmos.

La gente desde la orilla del rosal decía: "mire que a gusto  viaja Don Bosco, caminando sobre rosas y todo es fácil para él". Pero no sabían que dolorosos pinchazos estaba yo sintiendo en los pies en la cabeza, en los brazos y en las espaldas.

Muchos religiosos que me habían seguido, al sentir tantos dolores exclamaban: "Nos engañaron, esto es muy duro". Y yo les contestaba: "El que sólo desea gozar, sin sufrir, que se vuelva. Pero los que desean triunfos a costa del propio sufrimiento, que me sigan". Muchos abandonaron la vía y se volvieron.

Algunos me seguían todavía. De vez en cuando alguien se desanimaba y se volvía, pero unos cuantos valientes seguían por el camino de rosas aguantando las dolorosas heridas.

Al final nos encontramos en un precioso jardín. Todos íbamos heridos, sudorosos y sangrantes. Pero luego sopló un suave viento y quedamos curados. Vi que los que me acompañaban pertenecían a muchas naciones y muchas razas.

ESTE SUEÑO LO TUVO DON BOSCO EN UNA EPOCA MUY DURA PARA EL: Ya llevaba 6 años tratando de conseguir colaboradores para educar a sus jóvenes, pero todos se le iban: sacerdotes, seminaristas, profesores, todos se cansaban; la vida del Oratorio de Don Bosco era muy dura, la comida mala, el trabajo mucho, la pobreza grande, y los jovencitos por ser de las clases más abandonadas eran toscos y groseros (sobre todo al principio) .

 Pero desde que la Virgen le hizo las revelaciones de este sueño, ya Don Bosco aprendió el REMEDIO PARA OBTENER TRIUNFOS: recordar sin cesar a sus colaboradores el gran premio que les esperaba en el cielo. "Un pedacito de cielo lo arregla todo" le había dicho San Benito Cotolengo.

Y a base de hacer presente el futuro maravilloso que les esperaba en la eternidad, se fue consiguiendo colaboradores fijos, que a pesar de tantas espinas de la vida, perseveraron en su compañía y llegaron a formar la COMUNIDAD SALESIANA, que tantos jóvenes educa en el mundo.

Reflexión:
Esfuerzo y sacrificio. Quizás no son dos valores que estén “de moda” hoy día, probablemente muy pocos de los presentes los mencionarían si quiera como un valor que merezca la pena, sin embargo la historia nos ha dejado muchos ejemplos, como los de Jesús o Don Bosco, de que para vivir una vida llena, que merezca la pena, estos dos tienen que estar presentes.

Hagamos una pausa y pensemos en cuantas cosas de las que hacemos durante el día nos suponen un esfuerzo. Para unos quizás el único esfuerzo sea levantarse cada mañana para venir al colegio. Otros quizás hagan el esfuerzo de permanecer en clase escuchando y aprendiendo. Algunos más sacrificarán sus ganas de hablar con los compañeros. Algunos se esforzarán cuando lleguen a casa y harán sus deberes y tareas. Unos pocos quizás decidan realizar algún esfuerzo físico, haciendo deporte, o intelectual, estudiando música. Muchos menos se esforzarán por echar una mano en la familia, cuidando a hermanos o colaborando en las tareas de la casa, recogiendo el cuarto, poniendo o quitando la mesa y así podríamos seguir.

“Cuanto mayor es el esfuerzo, mayor es la recompensa”. El esfuerzo es, ante todo, un deber que elegimos, un modo de ser y estar en el mundo que cada uno nos imponemos a nosotros mismos, de manera libre. Sin embargo hoy se impone la pereza, la desidia y la debilidad.         

El esfuerzo y sacrificio tiene muchas formas. Esfuerzo intelectual, esfuerzo moral, esfuerzo para convivir, esfuerzo físico. El esfuerzo además, equivale a responsabilidad, a hacerse cargo de uno mismo, como persona individual y como persona social. El todo de la vida proviene del esfuerzo, porque vivir es esforzarse en vivir.

El esfuerzo nos convierte en personas, en, seres que hacen y obran, activos y creadores. La actividad es esfuerzo, y la creación también lo es. Por eso estar vivos es esforzarse, mientras que la muerte es “el descanso eterno”, el no esfuerzo por toda la eternidad. No hay esfuerzo de importancia sin dolor.

Una existencia sin esfuerzo es sin inteligencia, sin voluntad propia, sin energía, sin vitalidad. Personas degradadas en lo físico y en lo espiritual, obesos del cuerpo y de la mente, perezosos, seres lúgubres, sin chispa, sin vida.

Jesús y Don Bosco nos enseñaron que el Amor también es un esfuerzo, porque es dar, es ponerse al servicio, es renunciar. Amor es amar muy por delante de ser amado, por tanto esforzarse y servir, muy por delante de recibir y disfrutar.

María Auxilio de los Cristianos – Ruega por nosotros!

Colaboración de Eugenia Ruiz Sandoval, miembro de la Pequeña Comunidad “Filadelfia” y Guía de Talleres de Oración y Vida del Padre Ignacio Larrañaga.

domingo, 12 de mayo de 2013

LO QUE EL MOMENTO ACTUAL NOS RECLAMA


Los miembros de las Pequeñas Comunidades de nuestra parroquia, inspiradas por el Espíritu Santo a través del Sistema Integral de Nueva Evangelización (SINE), venimos caminando dentro de esta opción de vida comunitaria desde hace más 14 años. Ciertamente hemos pasado por diferentes momentos, durante los cuales se ha puesto a prueba el permanecer y perseverar de todos los miembros, pero cuando el que hace prósperas las obras de nuestro compromiso de vida es Jesús,  entonces el propósito se mantiene y la edificación espiritual de sus integrantes se conserva como interés central de todos sus miembros.
Las Pequeñas Comunidades al ser integradas en su gran mayoría por personas con edades entre 21 y 70 años, hombres y mujeres de todas las condiciones sociales, económicas y educacionales, representan de alguna manera, una opción de pastoreo para quienes después de haberse iniciado en la vida sacramental y asistir a las Eucaristías dominicales, no encuentran otra manera de acercarse al conocimiento de Dios y su Iglesia, logrando producto de su participación en las reuniones semanales, importantes frutos en su formación espiritual, en el servicio a los demás,  en la práctica de la solidaridad y nuestra edificación como miembros del Cuerpo Místico de Jesús.

Naturalmente, las Pequeñas Comunidades como miembros vivos de la Iglesia, requieren de un acompañamiento de la parroquia que le brinde apoyo en la orientación de sus miembros. Alguien  que se reúna con los coordinadores de cada koinonía, al menos una vez al mes, para escucharlos en sus necesidades de orientación de cada comunidad, brindarles guía espiritual en su trabajo comunitario, formarlas a través de una catequesis sistemática que los prepare para saber dar razón de su esperanza, y lo que es más importante, los motive y organice para hacer la misión de evangelización que Jesús nos señaló.
Por esta razón urge el que se designe un(a) Coordinador(a) de Pequeñas Comunidades, que obre como articulador de las actividades entre la Iglesia, las Koinonías y demás comunidades de fe, para poner en ejecución los planes de la Misión de Evangelización que tanta falta  hacen.   

Hay muy importantes esfuerzos que viene adelantando la Arquidiócesis  de Bogotá desde junio de 2011 cuando se realizaron los talleres “Imaginemos el futuro 1” e “Imaginemos el futuro 2” y posteriormente “Miremos al presente 1” y “Miremos al presente 2”, que se tradujeron en septiembre de 2012 en la Carta Pastoral del Arzobispo de Bogotá, con ocasión de la celebración jubilar de los 450 años de la Arquidiócesis,  que nos muestran tres etapas de la construcción del Plan E  dentro del Año Jubilar así:

1.       La fe recibida y la memoria agradecida: del 8 de septiembre del 2012 al Domingo de Pentecostés (mayo 19) del 2013. Definición del camino que concluirá con la redacción y presentación del Plan Global E, el 19 de mayo de 2013 (Pentecostés).

2.       La fe vivida y la conciencia comprometida con el presente: del Domingo de la Santísima Trinidad (mayo 26) a la solemnidad de Cristo Rey (noviembre 24) de 2013.

3.       La fe proclamada y la proyección hacia el futuro con esperanza: del 1er. Domingo de Adviento (diciembre 1) al sábado 22 de marzo del 2014.  

Lo anterior nos indica que la ejecución de la Misión de Evangelización solo se iniciará en el año 2014, ya que entre Pentecostés y final del presente año, se divulgará el contenido del Plan Global E (Documento final) y se prepararán a todos los laicos comprometidos de la ciudad para hacer la Misión.
Ante una tarea de las dimensiones del Plan E, todas las parroquias de Bogotá tenemos que ir adecuando nuestra organización interna, trabajando en:

·         Revitalizar nuestra conversión personal

·         Renovar nuestra conversión pastoral

·         Aprender a trabajar por objetivos y en procesos diversificados

·         Aprender a trabajar en comunión

·         Aprender a discernir para hacer convergente (inculturar) nuestra acción evangelizadora, con la cultura urbano-rural de los habitantes de nuestra Parroquia en particular.

·         Cultivar la espiritualidad de la evangelización. (Véase el Documento No.2 “Nuestro Plan E sigue en Construcción”).

En concordancia con lo anterior, las Pequeñas Comunidades de San Cipriano, sus diferentes grupos pastorales y ministerios, necesitamos afinar nuestra organización como “cuerpos vivos” de la Parroquia y de la Arquidiócesis, para fortalecer nuestra posibilidad de respuesta a este llamado del Espíritu Santo, expresado a través de nuestro Arzobispo.
Siendo ya de conocimiento público que la comunidad de los Misioneros de los Santos Apóstoles, permanecerán al frente de nuestra iglesia particular hasta agosto próximo,  requerimos de todo su entusiasmo y capacidad de trabajo pastoral, para animar, capacitar y acompañar a todos los grupos parroquiales en la divulgación del Documento Final del Plan Global E y la preparación para hacer Misión. Nos identificamos con el párrafo final del Documento No.2  del Plan E, cuando nos dice: “Caminemos entonces juntos como nuevos evangelizadores que buscan hacer una nueva evangelización, comunicando por doquier, con desborde  de gratitud y de alegría, el don del encuentro con Jesucristo y buscar participar con Él, en la expansión de su Reino de Vida plena para todos”. 
 
No podemos darle lugar al desaliento “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está llegando; conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15). ¡Vivamos en plenitud este tiempo de salvación, tiempo de gracia, tiempo de misericordia! Mantengamos nuestra unión en la Pequeña Comunidad y en la Parroquia. Trabajemos dentro del carácter esencial de nuestra Iglesia: una Iglesia Misionera!

domingo, 28 de abril de 2013

2. La Crisis de fe en la Iglesia Católica - Monseñor Wilfredo Peña

En este video Monseñor Wilfredo Peña nos predica sobre la crisis de fe en la Iglesia Católica, abordando el análisis de las siguientes afirmaciones: 
- Si yo ignoro dónde estoy en términos de fe, será imposible reanimarla, purificarla, confirmarla y confesarla.
- Los sacerdotes con fe débil terminan cayendo en la arrogancia clerical o la demagogia.
- La fe no es para ser creída, sino para ser vivida.
- Si soy cristiano debo buscar asemejarme a CRISTO, no pretender que CRISTO se asemeje a mí.
- Los especialistas en CRISTO somos los cristianos ¿Lo podemos probar con la palabra y la vida?
- Una fe madura reconoce que el alma debe de limpiarse frecuentemente mediante la confesión.
- Nadie persevera en la fe sin hacer comunidad.
 
 Monseñor Wilfredo Peña nació en Cuba un 12 de enero y fue ordenado sacerdote diocesano el 30 de marzo de 1974 en la Arquidiócesis de San Juan, Puerto Rico. Cursó estudios en Estados Unidos, Colombia, Roma y Puerto Rico. Graduado de Filosofía en la Universidad Católica de Ponce, Puerto Rico. Obtuvo su Bachillerato en Teología en la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma y en la Universidad Pontificia del Laureano del Roma obtuvo la Licenciatura en Derecho Canónico. Actualmente ostenta candidatura al Doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Santo Tomás de Aquino en Urbe (Roma).
Si no puede ver el video, haga doble click sobre el siguiente enlace:

sábado, 27 de abril de 2013

Una pregunta clave


Siendo el amor un sentimiento tan puro y tan noble al que nadie puede sustraerse como una necesidad básica, ¿por qué es tan difícil amar a los demás? ¿Quién podría afirmar de manera creíble que no necesita ser amado por alguien o por los demás?

¿Qué le sucede a un bebé cuando después de nacer no recibe el contacto físico y amoroso de su madre? Sabemos bien que primero su salud emocional sufre y que luego su salud física se deteriora.

¿Qué le sucede a un joven cuando al ir a estudiar a su colegio, recibe trato distante, despectivo y falto de afecto? Sabemos que su autoestima sufre y que al menos que haga algo para superar estas barreras, su salud psicológica hará que su cuerpo somatice con efectos como estrés, vómito, gastritis y otras reacciones similares.

¿Qué le ocurre a cualquiera de nosotros, cuando en nuestro ambiente cotidiano de trabajo, nos sentimos no tomados en cuenta como persona en nuestras ideas, actos y emociones? Sabemos que esto genera desmotivación, en algunos casos agresividad, en otros, depresión y en el más pequeño de los efectos posibles, tensión y estrés!

Y eso que en estos ejemplos no hemos tocado el ambiente del hogar, porque allí un desamor o una falta de afecto es un desastre! Los seres humanos por la manera como el Creador nos ha hecho (alma + cuerpo + inteligencia + espíritu) no concebimos vivir la vida sin recibir afecto, lo que necesariamente implica, dar afecto! Pues si no damos.. tampoco recibiremos. Es un alimento indispensable para nuestra vida en comunidad.

Regresamos a la pregunta inicial ¿por qué entonces es tan difícil dar afecto a los demás?

Hoy, en el Evangelio según San Juan 13, 34-35 Jesús nos dice: Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.

¡Qué tan lejos estamos de vivir este mandamiento! ¿Cómo llegar a crecer en el afecto en nuestra relación con los demás? El Papa Francisco nos da una clave para este propósito: el SERVICIO. Sí, el punto de partida puede ser el servicio, nacido de una convicción según la cual todos somos hijos del mismo Padre y hermanos en Cristo (¿difícil para los escépticos o los no conversos?). Dice nuestro querido Francisco: El poder de la Iglesia debe ser el servicio. Si la Iglesia como cuerpo místico de Cristo la integramos todos, incluso Ud. apreciado(a) lector(a), pues la práctica de servirnos unos a otros, de manera desinteresada y solidaria, es construir el fermento inicial del afecto, del acercamiento humano y confiado entre todos nosotros. ¿No siente Ud. afecto, en algún grado, por aquellos que le prestan un servicio, una ayuda o un apoyo en algún momento? Evidentemente que sí. De igual manera, Ud. despierta simpatías, afectos y acercamiento en aquellas personas a las que les presta u ofrece algún servicio o colaboración. Así las cosas, la práctica del servicio entre las personas, puede ser la antesala del afecto genuino, nacido de la solidaridad, del acompañamiento y de mostrar interés por las necesidades de los demás!

Es muy difícil llegar a sentir algún afecto por aquel vecino o vecina de su edificio o de su barrio, con el cual Ud. se cruza en cualquier lugar.. sin siquiera mirarlo a la cara y darle un saludo. Por lo contrario, es más factible llegar a “apreciar” o tenerle afecto a aquellos con quienes nos reconocemos como personas, a partir de un saludo, de un servicio ofrecido en cualquier circunstancia, o de un trato periódico.  Un desestimulo adicional a la relaciones de afecto entre las personas lo constituyen el uso permanente de aparatos tecnológicos como los iPad y los iPhon, que han debilitado las comunicaciones de carácter personal entre todos nosotros. Nadie discutiría sus beneficios en términos de intercambio ágil de información, pero letales en el crecimiento de las relaciones humanas.

 
Servir a los demás como una actitud permanente de nuestra parte, puede ser un buen comienzo para llegar a construir sanos afectos de colaboración y apoyo entre todos nosotros. Ciertamente en general estamos lejos de vivir lo que describe Hechos 4. 32-37, pero no imposibilitados de acercarnos en alguna medida a ese modo de vida. Jesús no nos planteó un imposible cuando nos señaló Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros.

Si realmente creemos en Jesús y deseamos cumplir su Voluntad, tenemos que introducir –así sea poco a poco- cambios en nuestras actitudes hacia los demás, para llegar a crecer en el afecto y más adelante dar un testimonio de nuestra conversión en términos de darnos a los demás a través del amor. No es un imposible. Es dejar actuar a Cristo que habita en nosotros y que no nos damos por enterados de su Presencia silenciosa en nuestro cuerpo y espíritu. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él. (Juan 14, 20-21).

jueves, 18 de abril de 2013

UNA ORACION PARA EL FINAL DEL DIA


De Miguel Angel Aragon H. Pbro.

 

Padre mío, la luz del día cedió a la noche.
Ahora que las voces se silenciaron
y los clamores se apagaron,
en este lecho mi alma se eleva hasta Ti, para decirte:
Creo en Ti, espero en Ti, te amo con todas mis fuerzas;
Gloria a Ti, oh Dios.
Deposito en tus manos, la fatiga y la lucha,
las alegrías y desencantos de este día que quedó atrás.

Si los nervios me traicionaron, si los impulsos
egoístas me dominaron, si di entrada al rencor
o a la tristeza, ¡Perdón, Señor!. Ten piedad de mí.
Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas,
si me dejé llevar por la impaciencia.
Si fui espina para alguien ¡Perdón, Señor!

No quiero esta noche entregarme al sueño, sin sentir
sobre mi alma la seguridad de tu misericordia,
tu dulce misericordia, enteramente gratuita, Señor.

Te doy gracias, Padre mío, porque has sido la sombra
fresca que me ha cobijado durante todo este día.
Te doy gracias porque, invisible, cariñoso, envolvente,
me has cuidado a lo largo de estas horas.

Señor, a mi alrededor ya todo es silencio y calma.
Envía el ángel de la paz a esta casa.
Relaja mis nervios,
sosiega mi espíritu, suelta mis tensiones,
inunda mi ser de silencio y serenidad..

Vela sobre mí, Padre querido, mientras me entrego
confiado al sueño, como un niño que duerme
feliz entre tus brazos.
En tu nombre Señor, descansaré tranquilo.
 Amén!