miércoles, 24 de octubre de 2012

Mons. Rubén Salazar Gómez será nombrado cardenal en noviembre


Efe y AP | Ciudad del Vaticano | Publicado el 24 de octubre de 2012

El papa Benedicto XVI anunció este miércoles que el próximo 24 de noviembre celebrará en el Vaticano un consistorio de cardenales para nombrar a seis nuevos purpurados, entre ellos Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá.

Rubén Salazar Gómez nació en Bogotá en 1942. Fue ordenado sacerdote en 1967 y en 1992 fue nombrado obispo de Cúcuta, en 1999 arzobispo de Barranquilla y en 2010 arzobispo de Bogotá.

Es el presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana.

"Con gran alegría anuncio que el próximo 24 de noviembre tendré un consistorio en el cual nombraré seis nuevos miembros del Colegio Cardenalicio", dijo el Papa.

Los cardenales "tienen la tarea de ayudar al sucesor de Pedro en el desarrollo de su ministerio y de confirmar a los hermanos en la fe y de ser principio y fundamento de la unidad y de la comunión de la Iglesia", explicó el Vaticano. El Pontífice hizo el anuncio del que será quinto consistorio de cardenales de su pontificado al final de la audiencia pública de los miércoles, ante varias decenas de miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro del Vaticano.

El Colegio Cardenalicio está actualmente compuesto por 205 purpurados de los que 116 pueden participar en un eventual cónclave al tener menos de 80 años.  El resto, 89, como establece la normativa vaticana, aunque no puede entrar en la Capilla Sixtina -lugar de los cónclaves- para elegir papa, sí pueden ser elegidos. De los 116 cardenales electores, 55 fueron nombrados por Juan Pablo II y 61 por Benedicto XVI.

De los de más de 80 años, dos fueron nombrados por Pablo VI, 70 por Juan Pablo II y 17 por Benedicto XVI.

 

La Nueva Evangelización pasa por una parroquia de ''rostro nuevo''


El problema más acuciante: la iglesia centro de una red de pequeñas comunidades

CIUDAD DEL VATICANO, sábado 20 octubre 2012 (ZENIT.org).- En la decimoséptima congregación general, lo debatido en los círculos menores, fue presentado por el relator monseñor Santiago Jaime Silva Retamales, obispo titular de Bela, auxiliar de Valparaíso, Chile, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), cuya sede está en Colombia. En el tercer punto de su intervención, señaló una idea clave: “La Nueva Evangelización pasa por una parroquia de 'rostro nuevo', capaz de acompañar en la fe y en el mundo personal y afectivo a la gente, de lo que más se carece hoy en nuestra sociedad”; “quizás el problema más acuciante (...de la Nueva Evangelización es la constitución y acompañamiento de estas pequeñas comunidades eclesiales

Identidad teológico-pastoral de la Nueva Evangelización

Hay que plantearse la pregunta acerca de por qué una Nueva Evangelización. Si es “nueva”, entonces, ¿qué ha perdido el pueblo cristiano?, ¿qué, como Iglesia, no hemos sabido ofrecerle? Insistimos en el fundamento pneumatológico de la Nueva Evangelización y éste, en estrecha relación con la cristología y la antropología. No es posible realizar la Nueva Evangelización sin abrirse a la acción del Espíritu Santo y a su gracia, pues Él es quien otorga los carismas para el anuncio de Jesucristo y el servicio a la sociedad como discípulos de Jesús. El Espíritu es quien hace realidad la alegría y el gozo con el que hay que evangelizar.

Sin una eclesiología, es decir, sin un modo de auto comprensión y de ser y estar en el mundo contemporáneo que profundice la enseñanza del Concilio Vaticano II, la Iglesia no podrá empeñarse en una Nueva Evangelización. Es fundamental definir la relación “Iglesia-mundo actual”. De no hacerlo, seguiríamos dando la impresión de “institución”, y no de asamblea reunida en torno a Jesucristo, donde todo lo humano tiene cabida. Es esta comunidad de fe y de discípulos misioneros al servicio del mundo (diakonia), la que recibió la misión de anunciarlo.

Una conveniente eclesiología va de la mano con un profundo examen de conciencia de la Iglesia respecto de si misma. No hablamos de Nueva Evangelización sólo porque los otros han cambiado. Es hora de preguntarnos: ¿qué pecados tiene la Iglesia que nos han llevado a una Nueva Evangelización? Un status questionis [estado de la cuestión] sobre la Iglesia en si misma y su lugar en el mundo es imprescindible a la hora de una Nueva Evangelización.

La comunión es la fuente y el fruto de la Nueva Evangelización, porque Dios trino, de quien procede la Iglesia y a quien la Iglesia tiene que anunciar, es relación y comunión y, además, porque hoy vivimos en una sociedad particularmente individualista. Esta comunión trinitaria es la que hace realidad la comunión efectiva entre nosotros y es de aquí de donde debe brotar la misión. Esto también es esencialmente trinitario.

Centralidad de la Palabra de Dios en la Nueva Evangelización

La historia de la Salvación son palabras y obras de Dios en diálogo con las realidades humanas para ofrecer la salvación, iniciativa y don divino. En la plenitud del tiempo, Dios se reveló por su Palabra eterna que se hizo carne (Jn 1,14). La Palabra llena de vida y verdad que la Sagrada Escritura contiene es el contenido del anuncio y, por lo mismo, de la Nueva Evangelización. Por esta razón, la Palabra de Dios encarnada es fuente de Nueva Evangelización, y no sólo en cuanto contenido, sino también en cuanto método y estilo.

Este Sínodo debiera plantearse en íntima unidad con Verbum Domini mostrando cómo la Palabra de Dios encarnada, consignada en la Sagrada Escritura, es el “puente” entre el misterio divino que queremos anunciar y las realidades humanas cotidianas.

Algunos contenidos, sujetos, destinatarios y estilo de la Nueva Evangelización

La fuente de la Nueva Evangelización es Dios Trino. Quién evangeliza es Dios Padre, quien por amor, conduce su designio salvador para la humanidad; es Dios Hijo, quien con su misterio pascual es oferta de gracia y verdad; es el Espíritu Santo, quien hace posible la comunión con Dios salvador en el seno de la Iglesia y el corazón de los creyentes; el Espíritu es quien acompaña y sustenta a los evangelizadores.

La Nueva Evangelización tiene por contenido el anuncio por la palabra y el testimonio de Cristo Resucitado, vivo, cercano, fuente de amor. Este anuncio y testimonio tiene que llevar al encuentro personal con Él y, en Él, con el Padre.

La familia es un ámbito de primera importancia cuando se piensa en qué hay que evangelizar (destinatario), pero también cuando se piensa en quién tiene que evangelizar (sujeto). Dentro de la familia, los niños son los primeros destinatarios de la evangelización de padres evangelizados.

Es indispensable valorar y fortalecer la labor de los catequistas y de la catequesis. Con catequistas bien formados se puede desarrollar una catequesis que se entienda y practique como proceso de discipulado, es decir, como una real experiencia de fe en el seguimiento del Señor.

Para este proceso se requieren formas inteligibles (lenguajes) de dirigirse a la gente de hoy considerando sus anhelos y culturas.

Sin la función evangelizadora de los fieles laicos en su ámbito propio, que es la gestión de la vida familiar, social, política, económica y cultural, no habrá Nueva Evangelización. Pero éstos requieren una formación integral y el reconocimiento efectivo de que son corresponsables en la tarea del Reino. La vocación y misión de los laicos requiere una profunda reflexión sobre la valencia teológica de la secularidad, de su inserción en el mundo, sobre todo en los nuevos areópagos, y de su participación en la Iglesia. Al respecto, habría que revisar qué servicios eclesiales habría que confiar a los laicos teniendo en cuenta la Nueva Evangelización y los nuevos escenarios.

El estilo de la Nueva Evangelización es un testimonio alegre, atrayente y audaz de la fe; por tanto, el nuevo estilo de evangelizar no se caracteriza por “imponer”, sino por “atraer”.

Evangeliza una Iglesia pobre que renueva su opción por los pobres y marginados, como Cristo Jesús, pues ellos, son destinatarios privilegiados de la salvación. “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.

El lenguaje, como mediación para comunicar la Buena Nueva de Jesucristo, requiere una atención especial. Se hace necesario un examen de conciencia sobre nuestro uso del lenguaje y si somos capaces o no de expresarnos en un mundo donde hay nuevos lenguajes. Nuestro lenguaje peca de clericalismo.

La renovación de la Iglesia particular y, en ella, la renovación de la parroquia, para replantearla como casa y escuela de comunión, lugar eclesial de espiritualidad y donde se aprende la comunión y la corresponsabilidad en la misión de la Iglesia, con mayor razón hoy, cuando se diluye la persona y aparece el individuo o la masa. La Nueva Evangelización pasa por una parroquia de “rostro nuevo”, capaz de acompañar en la fe y en el mundo personal y afectivo a la gente, de lo que más se carece hoy en nuestra sociedad. Las parroquias debieran ser una red de comunidades eclesiales que, en sus concretos contextos, sustenten la fe en Cristo Jesús y su seguimiento y, por lo mismo, el crecimiento en la dimensión humana integral. Estos “cuerpos eclesiales” (las parroquias y sus comunidades) son los llamados a mostrar al Señor resucitado, que da vida y sentido a la existencia. Quizás el problema más acuciante de la Nueva Evangelización es la constitución y acompañamiento de estas pequeñas comunidades eclesiales.

domingo, 16 de septiembre de 2012

ANITA DE LAGUNA: 40 AÑOS CON LA COMUNIDAD PUEBLO DE DIOS

Por: Héctor Enrique León

Conocí personalmente a Anita de Laguna aproximadamente en el año 1973. La esposa de un primo mío, de nombre Shirley, asistía a reuniones en el Minuto de Dios dirigidas por Anita. Por ese entonces, en una ocasión mi madre y yo fuimos invitados a una reunión en la casa de Shirley para participar en una experiencia de oración y alabanza al Señor, así como lectura y discernimiento de la Palabra.  Yo había oído hablar de Anita solo a través de la emisora del Minuto de Dios. Pero en esa ocasión viví un encuentro con la Palabra de Jesús y participé con mi madre de un momento de oración inolvidable… Anita con clara unción de Espíritu Santo nos guio y animó  para orar en un momento de intimidad con el Señor.

Después de esta ocasión y durante muchos años, de Anita sólo supe a través de su participación en programas de la Emisora y en muchas ocasiones, seguí sus oraciones y enseñanzas acerca de Jesús pegado a la radio. La recordaba y ella me recordaba esa linda experiencia de piedad y reflexión cristiana que compartimos con mi madre. Siempre supe que ella había fundado y dirigía la Comunidad Pueblo de Dios, a instancias de una motivación que le dio el Señor a través del Padre Eudista Rafael García-Herreros.

Sólo tuve la oportunidad de volver a verla, el sábado 21 de agosto de 2010 y posteriormente el sábado 4 de septiembre del mismo año, con ocasión de la realización del Seminario “Vida en el Espíritu”, para los miembros de nuestras Pequeñas Comunidades, dirigido por Anita y con el apoyo de Faride Sánchez y Gloria Gavilán en la parte de alabanza. Allí reflexionamos sobre el Amor de Dios, la Salvación y la Conversión, y el conocimiento de la acción del Espíritu Santo, todo este contenido temático con un fuerte fundamento bíblico y vivencial. Nos recordaba Anita de Laguna: “El Señor no quiere espectadores en su Iglesia, sino gente activa..” En Efesios 4, 12 el Apóstol San Pablo nos lo aclara: “Así preparó a los suyos para un trabajo de servicio, para hacer crecer el cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios. De este modo alcanzaremos la madurez y el desarrollo que corresponden a la estatura perfecta de Cristo.”

En Anita de Laguna se cumplen las palabras del Apóstol San Pablo, expresadas en Efesios 4, 23-24. “Ustedes deben renovarse en su mente y en su Espíritu, y revestirse de la nueva naturaleza, creada según la voluntad de Dios y que se muestra en una vida recta y pura, basada en la verdad”.


Anita ha hecho de su vida un apostolado. En estos últimos 40 años como fundadora y directora de la Comunidad Pueblo de Dios, (1ª de Pedro 2, 9-10) se ha dedicado en cuerpo y alma a la obra de la evangelización, dentro de la Renovación Carismática Católica. Es una mujer guiada por el Espíritu Santo, sencilla en su manera de ser, profunda en sus reflexiones de vida espiritual, estudiosa de la Palabra de Dios y con una calidad humana propia de aquellos que siguen fielmente al Señor.  Desde este sitio en internet, le enviamos un cariñoso saludo en Cristo Jesús y pedimos a Dios que la continúe bendiciendo y guiando por muchos años más, para bien de todos aquellos miembros del Pueblo de Dios que ella sirve y para la mayor Gloria del Señor!