martes, 16 de marzo de 2010

El Papa invita a los jóvenes a que consideren su vocación


CIUDAD DEL VATICANO, lunes 15 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI invita a los jóvenes a ponerse a la escucha de Dios para descubrir cuál es el diseño que Él ha pensado para sus vidas, en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud de este año, que ha sido publicado hoy.
La Jornada Mundial de este año, que lleva por tema “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” supone un acontecimiento especial, afirma el Papa, al cumplirse el 25° aniversario de la institución de estos encuentros por el Papa Juan Pablo II.

El Pontífice afirma que la iniciativa de su predecesor fue “profética”, subrayando que “ha traído frutos abundantes, permitiendo a las nuevas generaciones cristianas encontrarse, ponerse a la escucha de la Palabra de Dios, descubrir la belleza de la Iglesia y vivir experiencias fuertes de fe que han llevado a muchos a la decisión de entregarse totalmente a Cristo”.

El lema de la Jornada de este año se refiere al episodio evangélico del encuentro de Jesús con el joven rico, tema que ya afrontó Juan Pablo II en 1985 en su primera carta dirigida a los jóvenes.

Proyecto de vida
En el joven del Evangelio, explica Benedicto XVI, “podemos ver una condición muy similar a la de cada uno de vosotros”.

“También vosotros sois ricos en cualidades, en energías, en sueños, en esperanzas: ¡recursos que poseéis en abundancia! – escribe el Papa –. Vuestra propia edad constituye una gran riqueza no solo para vosotros sino también para los demás, para la Iglesia y para el mundo”.

“La etapa de la vida en la que estáis inmersos es tiempo de descubrimiento: de los dones que Dios os ha otorgado y de vuestras responsabilidades”, recuerda, añadiendo que es también el “tiempo de elecciones fundamentales para construir vuestro proyecto de vida”.

“Es el momento, por tanto, de interrogaros sobre el sentido auténtico de la existencia y de preguntaros: ¿Estoy satisfecho con mi vida? ¿Hay algo que me falta?”. El Papa reconoce que los jóvenes, como el del Evangelio, quizás también viven “situaciones de inestabilidad, de turbación o de sufrimiento”, que les llevan a “aspirar a una vida no mediocre” y a preguntarse “en qué consiste una vida lograda” y cuál podría ser el propio proyecto de vida”, para que ésta “tenga pleno valor y pleno sentido".

“¡No tengáis miedo de afrontar estas preguntas!”, les exhorta. “Lejos de abrumaros, éstas expresan las grandes aspiraciones que están presentes en vuestro corazón”.
Por esto, añade, “deben ser escuchadas” pues “esperan respuestas no superficiales, sino capaces de satisfacer vuestras auténticas esperanzas de vida y de felicidad”.
“Para descubrir el proyecto de vida que puede haceros plenamente felices, poneos en escucha de Dios, que tiene su diseño de amor sobre cada uno de vosotros”, les aconseja el Papa.
“Con confianza, preguntadle: “Señor, ¿cuál es tu diseño de Creador y Padre sobre mi vida? ¿Cuál es tu voluntad? Yo deseo cumplirla”. Estad seguros de que os responderá. ¡No tengáis miedo a su respuesta!”.

Acoger la vocación
Con motivo del Año Sacerdotal, el Pontífice dedica un pensamiento especial por quien siente una llamada a la vida consagrada.

En este sentido, invita a los jóvenes a “estar atentos a si el Señor os invita a un don más grande, en el camino del Sacerdocio ministerial, y a hacerse disponibles a acoger con generosidad y entusiasmo este signo de especial predilección, emprendiendo con un sacerdote, con el director espiritual el necesario camino de discernimiento”. La vocación cristiana “brota de una propuesta de amor del Señor y puede realizarse solo gracias a una respuesta de amor”, subraya el Papa .
“¡No tengáis miedo, vosotros, queridos jóvenes y queridas jóvenes, si el Señor os llama a la vida religiosa, monástica, misionera o de especial consagración: Él sabe dar gozo profundo a quien responde con valor!”
De la misma forma, invita a cuantos sienten la llamada al matrimonio “a acogerla con fe, empeñándose en poner bases sólidas para vivir un amor grande, fiel y abierto al don de la vida, que es riqueza y gracia para la sociedad y para la Iglesia”.

En todos estos casos, se trata de responder al proyecto que Dios tiene para cada uno. “A ejemplo de tantos discípulos de Cristo, acoged también vosotros, queridos amigos, con gozo la invitación al seguimiento, para vivir intensamente y con fruto en este mundo”, concluye el Papa. “¡Nunca es demasiado tarde para responderle!

viernes, 12 de marzo de 2010

Benedicto XVI: “Es necesario volver al confesionario”

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 11 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el discurso que Benedicto XVI pronunció este jueves al mediodía en la sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, al recibir en audiencia a los participantes en el Curso sobre Fuero Interno promovido por la Penitenciaría Apostólica.


Queridos amigos,
Me alegra encontrarme con vosotros y dirigiros a cada uno de vosotros mi bienvenida, con motivo del Curso anual sobre el Fuero Interno, organizado por la Penitenciaría Apostólica. Saludo cordialmente a monseñor Fortunato Baldelli, que, por primera vez, como Penitenciario Mayor, ha dirigido vuestras sesiones de estudio, y le doy las gracias por las palabras que me ha dirigido. Con él saludo a monseñor Gianfranco Girotti, Regente, al personal de la Penitenciaría y a todos vosotros que, con la participación en esta iniciativa, manifestáis la fuerte exigencia de profundizar una temática esencial para el ministerio y la vida de los presbíteros.
Vuestro Curso se sitúa, providencialmente, en el Año Sacerdotal, que he convocado para el 150º aniversario del nacimiento al Cielo de san Juan María Vianney, que ejerció de manera heroica y fecunda el ministerio de la Reconciliación. Como afirmé en la Carta de convocatoria: “Todos los sacerdotes hemos de considerar como dirigidas personalmente a nosotros aquellas palabras que él, [el Cura de Ars] ponía en boca de Jesús: “Encargaré a mis ministros que anuncien a los pecadores que estoy siempre dispuesto a recibirlos, que mi misericordia es infinita”.

Del Santo Cura de Ars, los sacerdotes podemos aprender no sólo una confianza inagotable en el Sacramento de la Penitencia, que nos anima a colocarlo en el centro de nuestras preocupaciones pastorales, sino también el método del “diálogo de salvación” que en él se debe desarrollar”. ¿Dónde se hunden las raíces de la heroicidad y la fecundidad, con las que San Juan María Vianney vivió su propio ministerio de confesor? Ante todo en una intensa dimensión penitencial personal. La conciencia del propio límite y la necesidad de recurrir a la Misericordia Divina para pedir perdón, para convertir el corazón y para ser sostenido en el camino de santidad, son fundamentales en la vida del sacerdote: sólo quien ha experimentado primero la grandeza puede ser convincente anunciador y administrador de la Misericordia de Dios.

Todo sacerdote se convierte en ministro de la Penitencia por la configuración ontológica a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, que reconcilia a la humanidad con el Padre; sin embargo, la fidelidad al administrar el Sacramento de la Reconciliación es confiada a la responsabilidad del presbítero.
Vivimos en un contexto cultural marcado por la mentalidad hedonista y relativista, que tiende a suprimir a Dios del horizonte de la vida, no favorece la adquisición de un marco claro de valores de referencia y no ayuda a discernir el bien del mal ni a madurar un justo sentido de pecado.

Esta situación hace todavía más urgente el servicio de administradores de la Misericordia Divina. No debemos olvidar, de hecho, que hay una especie de círculo vicioso entre el ofuscamiento de la experiencia de Dios y la pérdida de sentido de pecado. Sin embargo, si tenemos en cuenta el contexto cultural en el que vive san Juan María Vianney, vemos que, por varios aspectos, no era tan diferente al nuestro. También en su tiempo, de hecho, existía una mentalidad hostil a la fe, expresada en fuerzas que buscaban incluso impedir el ejercicio del ministerio.

En esas circunstancias, el Santo Cura de Ars hace “de la iglesia su casa”, para conducir a los hombres a Dios. Él vivía con radicalidad el espíritu de oración, la relación personal e íntima con Cristo, la celebración de la S. Misa, la Adoración eucarística y la pobreza evangélica, mostrando a sus contemporáneos un signo tan evidente de la presencia de Dios, que empujaba a muchos penitentes a acercarse a su confesionario. En las condiciones de libertad en las que hoy es posible ejercer el ministerio sacerdotal, es necesario que los presbíteros vivan en “alto grado” la propia respuesta a la vocación, porque sólo quien se convierte cada día en presencia viva y clara del Señor puede suscitar en los fieles el sentido de pecado, dar ánimo y suscitar el deseo del perdón de Dios.

Queridos hermanos, es necesario volver al confesonario, como lugar en el que celebrar el Sacramento de la Reconciliación, pero también como lugar en el que “habitar” más a menudo, para que el fiel pueda encontrar misericordia, consejo y consuelo, sentirse amado y comprendido por Dios y experimentar la presencia de la Misericordia Divina, junto a la Presencia real en la Eucaristía. La “crisis” del Sacramento de la Penitencia, de la que a menudo se habla, interpela en primer lugar a los sacerdotes y a su gran responsabilidad de educar al Pueblo de Dios en las radicales exigencias del Evangelio. En particular, les pide dedicarse generosamente a la escucha de las confesiones sacramentales; guiar con coraje a la grey, para que no se conforme a la mentalidad de este mundo (cf. Rm 12,2), sino que sepa tomar decisiones también a contracorriente, evitando adaptaciones o compromisos. Por eso es importante que el sacerdote tenga una permanente tensión ascética, alimentada por la comunión con Dios, y se dedique a una constante actualización en el estudio de la teología moral y de las ciencias humanas.

San Juan María Vianney sabía entablar con los penitentes un verdadero y apropiado “diálogo de salvación” mostrando la belleza y la grandeza de la bondad del Señor y suscitando ese deseo de Dios y del Cielo, del que los santos son los primeros portadores. Él afirmaba: “El Buen Dios sabe Todo. Incluso antes de que os confesarais, ya sabía que pecaríais y sin embargo os perdona. ¡Es tan grande el Amor de nuestro Dios, que llega hasta olvidar voluntariamente el futuro, para perdonarnos!” (Monnin, A., Il Curato d’Ars. Vita di Gian-Battista-Maria Vianney, vol. I, Torino 1870, p. 130).

Es tarea del sacerdote favorecer esa experiencia de “diálogo de salvación”, que, naciendo de la certeza de ser amados por Dios, ayuda al hombre a reconocer el propio pecado y a introducirse, progresivamente, en esa estable dinámica de conversión del corazón, que lleva a la radical renuncia al mal y a una vida según Dios (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1431).
Queridos sacerdotes, ¡qué extraordinario ministerio nos ha confiado el Señor! Como en la Celebración Eucarística Él se pone en manos del sacerdote para continuar estando presente en medio de su Pueblo, análogamente, en el Sacramento de la Reconciliación Él se confía al sacerdote para que los hombres hagan la experiencia del abrazo con el que el padre acoge a su hijo pródigo, devolviéndole la dignidad filial y volviéndolo a constituir plenamente en heredero (cf. Lc 15,11-32). La Virgen María y el Santo Cura de Ars nos ayuden a experimentar en nuestra vida la amplitud, la longitud, la altura y la profundidad del Amor de Dios (cf. Ef 3,18-19), para ser fieles y generosos administradores. Os doy las gracias a todos de corazón y de buen grado os imparto mi Bendición.

sábado, 27 de febrero de 2010

FOTOS DEL ENCUENTRO DE LAICOS


En estas fotografías se aprecian varios aspectos del Encuentro de Laicos. En la parte inicial una participación de una delegada.
En las gráficas siguientes, los Padre Oscar Múnera y Héctor Arbeláez durante una de sus intervenciones.
En la foto siguiente la Hermana Amparo Bustamante fotografiada en el momento que estaba entregando los materiales de la reunión.




Las dos fotos siguientes muestran momentos del desarrollo de las sesiones de grupos y presentación de resultados en plenaria.









FORMACION DE LAICOS PARA LA MISION CONTINENTAL


Convocado por la Zona Pastoral Episcopal de San Pedro, de la Arquidiócesis de Bogotá, se realizó el sábado 27 de febrero en las instalaciones del Seminario Menor, ubicado en el barrio Prado Veraniego de Bogotá, un Encuentro de aproximadamente 200 Laicos procedentes de las parroquias de esta Zona Pastoral.

La reunión que estuvo presidida por Monseñor José Roberto Ospina, Vicario Episcopal de la Zona, contó con la participación en la organización y ejecución del evento, de los Padres Héctor Arbeláez, Director del Seminario; el Padre Luis Miguel Gómez, Párroco de Nuestra Seño
ra del Carmelo; el Padre Oscar Múnera de la Diócesis de Medellín y de la Hermana Amparo Bustamante de la Comunidad Esclavas Misioneras del Santísimo Sacramento. Igualmente participaron en la logística del evento tres seminaristas, quienes apoyaron la inscripción y disposición de la información para la ocasión.


El propósito de la reunión fue proporcionar a los participantes una formación inicial para el desarrollo de la Misión Continental en Bogotá, atendiendo el llamado de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, reunida en Aparecida Brasil en el año 2007.

Inicialmente el Padre Oscar Múnera realizó una conferencia invitando a la Misión Continental y apoyándose pedagógicamente en la explicación de las “5 vocales de la Misión” así:

A – Hacer un acercamiento a los demás, que implica el saber hacer un contacto con cada familia o persona visitada. Saludar, obtener una respuesta y una escucha.
E - Motivarnos al encuentro personal y amoroso con Jesucristo vivo, para poder hacernos discípulos siguiéndolo. Luego ir a contar la experiencia a otros de ese encuentro.
I - Reforzar nuestra identidad de católicos, discípulos y misioneros, dando testimonio de una comunidad viva que se ama y se ayuda.
O – Abrirnos a los otros: Iglesia, pueblo de Dios, para compartir nuestra fe. El Espíritu Santo nos debe unir para compartir con ellos nuestra alegría y la razón de nuestras esperanzas.
U - Lograr unidad en torno a la pastoral misionera, en consonancia con el numeral 365 del documento conclusivo de Aparecida.

Se nos aclaró cómo la misión va dirigida a la Nueva Evangelización, para dejar un mensaje de vida cristiana a quienes no han acogido a Cristo, que son bautizados ero no practican su fe. Así mismo a los que no ha conocido el Evangelio conocida como Misión Ad-gentes. De igual manera realizar una pastoral para los laicos comprometidos, para alcanzar 4 efectos así:

1. Ser más cuidadosamente apostólicos para cercarnos a la gente con respeto, tomando en cuenta su cultura y su fe.
2. Anunciar la presencia de Cristo Vivo e invitar a un encuentro personal y cálido con Él.
3. Invitar a quienes se han marginado a recomenzar desde Cristo su vivencia eclesial.
4. Tomar conciencia y trabajar con dimensión universal, haciéndonos responsables de anunciar a Cristo y dar testimonio de nuestra fe en Él y de lo que Él viene haciendo en nuestras vidas.
El sujeto principal portador de la misión es cada Diócesis, empezando por la acción en Aparecida.
Posteriormente el Padre Múnera nos explicó el Tríptico que Su Santidad Benedicto XVI llevó y obsequió en Aparecida.

lunes, 22 de febrero de 2010

El Papa presenta la Cuaresma como 40 días para volver a Dios

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 21 febrero 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI propuso este domingo el tiempo litúrgico de la Cuaresma como una oportunidad para volver a dar el lugar que Dios se merece en la propia vida.


En el tradicional encuentro de mediodía con miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro del Vaticano, el pontífice presentó estos cuarenta días como una "competición" espiritual en la que el creyente debe aprender a utilizar tres armas de la fe: "la oración, la escucha de la Palabra de Dios y la penitencia". Hablando desde la ventana de su estudio, el Santo Padre meditó sobre el pasaje evangélico de la liturgia de ese domingo, en el que Lucas (4,1-13) narra las tentaciones de Jesús en el desierto.

"Es evidente la insistencia en que las tentaciones no fueron un accidente de camino, sino la consecuencia de la opción de Jesús de seguir la misión confiada por el Padre de vivir plenamente su realidad de Hijo amado, que confía plenamente en Él".



"Jesús vino al mundo para liberarnos del pecado y de la fascinación ambigua de programar nuestra vida prescindiendo de Dios. Él no lo hizo con proclamaciones altisonantes, sino luchando en primera persona contra el Tentador, hasta la Cruz".

Según el pontífice, "este ejemplo es válido para todos: podemos mejorar el mundo comenzando por nosotros mismos, cambiando, con la gracia de Dios, lo que no está bien en nuestra vida".
Tras recorrer una a una las tres tentaciones, el pontífice exhortó a los creyentes a creer en Dios: "¡No tenemos que hacer de Dios 'materia' de 'nuestro experimento'!". Por el contrario, "si tenemos confianza en Dios, podemos rechazar todo tipo de engaños del Tentador".

La Cuaresma, el período que concluirá con el Triduo Sagrado de Pascua, "es como un largo 'retiro' durante el que debemos volver a entrar en nosotros mismos y escuchar la voz de Dios para vencer las tentaciones del Maligno y encontrar la verdad de nuestro ser", aseguró el Santo Padre. "Podríamos decir que es un tiempo de 'competición' espiritual que hay que vivir con Jesús, sin orgullo ni autosuficencia, más bien utilizando las armas de la fe, es decir, la oración, la escucha de la Palabra de Dios y la penitencia", añadió.

Antes de despedirse de los fieles, hablando en español, el Papa aseguró que "en este inicio del itinerario cuaresmal, la liturgia nos va introduciendo poco a poco en un clima de mayor austeridad y recogimiento para propiciar en los fieles una reflexión profunda sobre el fin último de nuestra existencia y su dimensión eminentemente sobrenatural".

"Es Cristo el que se nos ofrece como única riqueza que perdura, como el verdadero alimento de vida eterna y la plenitud para nuestras almas".

El aumento de los católicos es superior al aumento de la población mundial

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 21 febrero 2010 (ZENIT.org).- El porcentaje del número de los católicos en el mundo está aumentado algo más que el resto de la población según muestra Anuario Pontificio 2010, presentado este sábado a Benedicto XVI.

El volumen tiene en cuenta los datos relativos al año 2008, en el que los fieles bautizados, en todo el planeta, pasaron de casi 1.147 millones a 1.166 millones, con un incremento absoluto de 19 millones de fieles: el 1,7% . Según la evolución de la población mundial, en ese mismo año, se han pasado de 6,62 mil millones a 6,70 mil millones; por tanto, el porcentaje de católicos a nivel mundial ha aumentado ligeramente: del 17,33% al 17,40% .

Según el Anuario Pontificio, en el mundo aumenta en torno al 1% el número de sacerdotes, tanto diocesanos como religiosos. Los sacerdotes han aumentado en los últimos nueve años: de 405.178 en 2000 a 409.166 en 2008. Según su distribución, el 47,1% de los sacerdotes del mundo están en Europa; el 30% en América; el 13,2% en Asia, el 8,7% en África, y el 1,2% en Oceanía. El descenso del número de sacerdotes en Europa ha hecho que su porcentaje a nivel mundial disminuya: en 2000, el clero del viejo continente constituía el 51,5%, mientras que ahora constituye el 47,1%.

Según el anuario, las religiosas profesas son hoy 739.067, mientras que en el año 2000 eran 801.185 (una disminución del 7,8% ). La mayoría de las religiosas se encuentran en Europa (40,9% ), seguidas de América (27,5%). El descenso del número de religiosas no ha afectado a África, donde en ese período han aumentado en un 21,2%, ni a Asia, donde el aumento ha sido del 16,4%.

Aumenta el número de seminaristas: de 115.919 en 2007 a 117.024 en 2008. En total, en el bienio se ha observado un incremento de aproximadamente el 1% . El aumento ha tenido lugar en África (3,6% ), Asia (4,4% ) y Oceanía (6,5% ); mientras que en Europa disminuyen los candidatos al sacerdocio (menos 4,3%). En América el número de los candidatos al sacerdocio ha permanecido casi invariable.
Fuente: infospanish@zenith.org

domingo, 21 de febrero de 2010

SOLEMNE MISA DE NOVENARIO

Hoy domingo 21 de febrero de 2010, celebramos en el templo de nuestra Parroquia una solemne Eucaristía, con motivo de cumplirse el novenario de la partida a la Casa del Padre, de la Sra. Blanca Ruth Lombana de Mancera, madre de nuestro Párroco el Padre Frey Martin Mancera L., M.S.A.

En dicha celebración que se realizó en la misa de las 12:00 m., fueron concelebrantes el Padre Luis Eduardo López, amigo del Padre Frey y quien hizo una emotiva homilía, Superior de los Clérigos de San Viator, tres sacerdotes mexicanos que actualmente realizan estudios en el ITEPAL, y algunos sacerdotes de la comunidad de los Misioneros de los Santos Apóstoles. Asistieron igualmente representantes de las comunidades religiosas de las Hermanas Oblatas y las Hermanas de Nazareth entre otras.

En la animación de los cantos litúrgicos estuvieron un grupo integrado de los diferentes grupos celebrativos que tiene la parroquia de San Cipriano.

Al final de la Eucaristía las comunidades de San Cipriano ofrecieron una almuerzo en el Salón Parroquial, al que asistieron los clérigos, religiosas y miembros de la familia Mancera Lombana.

Todos los grupos pastorales se hicieron presentes para acompañar a nuestro Párroco en esta celebración Eucarística, y expresarle su solidaridad.

En esta foto se aprecia un significativo arreglo floral en el cual se evocó la vida de la Sra. Blanca Ruth y la expresión del cariño de los miembros de su familia, asistentes a la Eucaristía.