martes, 31 de mayo de 2011

¿Y DONDE ESTABA DIOS CUANDO……….?



La pasada temporada de Semana Santa fue una época de reflexión no sólo para nosotros los cristianos católicos sino para todo ser humano pensante. Las catástrofes que han sucedido y que aún persisten hacen que muchos miren al firmamento y se pregunten: ¿Donde está Dios?.. ¿Por qué nos hace esto? ¿Por qué estos eventos afectan a los más necesitados?

Para el cristiano actual no es fácil vivir; se debate entre el temor y la esperanza. El temor a los hechos cotidianos de vandalismos, atentados contra la vida humana (incluidos el aborto y el abandono de recién nacidos), guerrillas, paramilitarísmo, narcotráfico corrupción social y política, etc. Y la esperanza en una vida mejor (Jn 5,24; Jn 2,16-18; Lc3,18-21).

Cómo evangelizar, cómo mantener y aumentar nuestra fe afectada por dichos eventos que confirman la finitud humana y que para nosotros los creyentes nos afirman la necesidad de volver a Dios.

Dios es el principio y fin de todo lo creado, la vida en todo ser viviente, el espíritu en todas las almas (Gén 1; Gén 2,7).

El desarrollo tecnológico y el biológico aun cuando se pueden considerar como progreso humano ya que trae beneficios de aprovechamientos energéticos (fisión nuclear), la reducción de la incidencia de las enfermedades contagiosas, etc.; también dejan daños colaterales como mutaciones y apariciones de nuevas epidemias, algunas “fabricadas” para aumentar el consumo de medicamentos; secuelas fisiológicas de largo plazo y nuevos productos químicos para fumigación con el fin de controlar insectos, virus y bacterias que son concebidos por el hombre en su desmesurada soberbia de ser como Dios, trocar el equilibrio de la naturaleza y que traen como consecuencia sequías, erosión e inundaciones.
La naturaleza ultrajada se cobra venganza y nos enseña que no somos tan inteligentes como creemos. (Jn 3,19-21).

Volver a Dios es acrecentar nuestra fe, es tener conciencia de que Él está presente en todas las criaturas, es respetar la naturaleza por Él creada, es conocer que aunque la esencia de DIOS es un misterio sólo comprensible para Él mismo, nosotros somos capaces de formarnos una idea adecuada de su ESENCIA que es puro AMOR.

No busquemos a DIOS en las alturas y busquémoslo dentro de nosotros; pensemos y cuestionémonos cada vez que talemos árboles; echemos basuras a la calle, arroyos, caños, ríos; ó construyamos inadecuadamente a orillas de vertimientos de agua para luego quejarnos de la falta de ayudas.

No es fácil una tarea de concientización como ésta, pero cada uno de nosotros podemos hacerla llegar a los amigos cercanos, a las familias de nuestras comunidades, a los compañeros de trabajo ó estudio, etc.

Eduquemos a los niños y a los jóvenes desde ya con el respeto a la naturaleza creada por Dios y así podemos decir que en algo hemos podido contribuir a mejorar nuestro pueblo, ciudad, nación y mundo.

Escrito por: MIGUEL ANGEL VELASCO PUELLO

(Comunidad Filadelfia) Barranquilla, Mayo de 2011

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