martes, 24 de mayo de 2016

Exigencias de la Pastoral para los tiempos de hoy

El mundo entero en todos sus rincones y en todos los niveles, tiene una percepción clara de crisis que viene afectando, de manera progresiva la vida de las personas, de las instituciones y en general de la sociedad. Son múltiples los ejemplos que podrían citarse para soportar esta afirmación inicial. Pero bástenos por ahora y para ilustrar el tema, referirnos a tres hechos que impactan muy fuertemente nuestra existencia:
1.     No hay un respeto por defender la vida de las personas ni por conservar  la naturaleza
2.    Existen desde  frentes diversos, permanentes ataques a la existencia de la vida familiar y todo lo que contribuya a conservarla
3. Hay una tendencia marcada a la materialización de la vida de las personas. Se buscan satisfactores de corta duración en la tenencia, uso y vanidad de bienes tecnológicos, en el mantenimiento de relaciones superficiales y efímeras con los demás, se busca la obtención de dinero, bienes materiales y el ejercicio del poder y la influencia sobre los demás, como grandes objetivos del hombre actual.

En el centro de estos hechos, persiste una grave realidad aún mayor: las nuevas generaciones de hombres y mujeres vienen experimentando un alejamiento de Dios, de su Voluntad –que muchos no se interesan por conocer-  y un creciente relativismo, que les hace perder la capacidad de diferenciar entre lo que es sano y bueno, respecto a lo que es dañino y destructor para las personas. Un fruto de lo anterior es la creciente corrupción que vivimos desde los niveles gubernamentales hasta los más pobres y/o desposeídos. Curiosamente, en los niveles más altos de educación técnica y profesional el fenómeno es más fuerte.

Estudiosos de las ciencias sociales y miembros de las iglesias cristianas, entre ellas la Iglesia Católica, coinciden en afirmar que el origen de este panorama está en la manera como nace, crece y se forman hoy las personas. Las cifras son preocupantes. Un informe de Naciones Unidas sobre la situación demográfica del mundo de 2014, establecía que “Más de la mitad de los nacimientos se produce ahora fuera del matrimonio en Australia y en siete países de Europa, que se han sumado a un grupo de países de América Latina y el Caribe que tradicionalmente han tenido una elevada tasa de nacimientos extramatrimoniales.” 

Lo anterior indica que más de la mitad de los nacimientos se producen fuera de una estructura de hogar conformado por un padre y una madre. La ausencia de uno de los padres, habitualmente el hombre, genera a su vez carencias claves en la formación de cada persona. Algunas de ellas son: referentes desbalanceados de autoridad, ausencia de comprensión y valoración de los roles por género, carencias en la formación de los hijos por falta de tiempo disponible para la atención de los hijos, como es el caso de las madres cabezas de familia de niveles socioeconómicos bajos, falta de acompañamiento de los hijos en las etapas de la niñez y adolescencia, así mismo baja formación en principios y valores. El resultado de todo esto no puede estar desconectado con dichas carencias.

Por otro lado, es visible una tendencia en muchos ambientes, a descristianizar o alejar de Dios a las personas, comunicando una falsa promesa que promueve el progreso material de la gente con base únicamente en sus propias fuerzas y acciones, independientemente de la naturaleza conveniente o inconveniente de dichas actuaciones. Es aquí donde la actividad pastoral de la Iglesia tiene una fuerte participación en el bienestar espiritual y material de las personas.

La  pastoral es la acción de la Iglesia católica en el mundo o el conjunto de actividades por las cuales la Iglesia realiza su misión, que consiste primariamente en continuar la acción de Jesucristo.
La palabra pastoral deriva de pastor, que era un elemento constante en el mundo bíblico. En la simbología bíblica, Dios es comparado con el pastor, aquel que tiene al mismo tiempo autoridad y solicitud para con sus ovejas. Jesús también es comparado con el buen pastor en el Evangelio de Juan. Como institución, la Iglesia actúa no solo en la transmisión de ideas, valores e ideologías, sino también en el servicio a la comunidad. La Iglesia Católica realiza su acción a través de tres funciones pastorales:
·         Función profética: abarca las diversas formas del ministerio de la Palabra de Dios (evangelización, catequesis y homilía), bien como la formación espiritual de los católicos;
·         Función litúrgica: se refiere a la celebración de los sacramentos, sobre todo de la Eucaristía, de la oración y a los sacramentales;
·         Función real: dice respecto a la promoción y orientación de las comunidades, a la organización de la caridad y a la animación cristiana de las realidades terrestres.

En el Decreto “Christus Dominus” promulgado en el Concilio Vaticano II, se establecen las responsabilidades de la Iglesia, iniciando por los Obispos en comunión episcopal con el Sumo Pontífice. En el numeral 12 de dicho Decreto se establece:
En el ejercicio de su ministerio de enseñar, anuncien a los hombres el Evangelio de Cristo, deber que sobresale entre los primeros de los Obispos, llamándolos a la fe con la fortaleza del Espíritu o confirmándolos en la fe viva…   …muéstrenles así mismo que las cosas terrenas y las instituciones humanas, por la determinación de Dios Creador, se ordenan también a la salvación de los hombres y, por consiguiente pueden contribuir mucho, a la edificación del Cuerpo de Cristo”.

En el numeral 16 del mismo documento pontificio, con relación a “el deber de apacentar” se establece que:
“En el ejercicio de su ministerio de padre y de pastor, compórtense los obispos en medio de los suyos como los que sirven (Cfr. Lc 22, 26-27), buenos pastores que conocen a sus ovejas y son conocidos por ellas, verdaderos padres, que se distinguen por el espíritu de amor y de preocupación para con todos, y a cuya autoridad, confiada por Dios, todos se someten gustosamente.” Más adelante en el numeral 30 del Decreto, refiriéndose al papel de los Párrocos, dice: “Procuren ante todo los Párrocos conocer su propio rebaño. Más como servidores de todas las ovejas, incrementen la vida cristiana  tanto en cada uno en particular como en sus familias y en las asociaciones, sobre todo en las dedicadas al apostolado, y en toda la comunidad parroquial. Visiten pues las casas y las escuelas, según les exija su deber pastoral. Atiendan cuidadosamente a los adolescentes y a los jóvenes. Desplieguen la caridad paterna con los pobres y los enfermos. Tengan finalmente un cuidado especial con los obreros y esfuércense en conseguir que todos los fieles, ayuden en las obras de apostolado”.


Así las cosas, es claro que las exigencias pastorales para los tiempos actuales, al cumplirlas, son un aporte fundamental para la construcción del Cuerpo de Cristo y la sociedad en general. Se requiere una pastoral activa de conversión, incluyente, misionera. Obispo, sacerdotes, laicos y pueblo de Dios unidos en un mismo propósito.

sábado, 14 de mayo de 2016

miércoles, 4 de mayo de 2016

JON CARLO TE EQUIVOCAS VIDEO OFICIAL





Una linda canción de Jon Carlo que es un canto de esperanza en medio del dolor y la aflicción.