jueves, 26 de febrero de 2015

miércoles, 25 de febrero de 2015

Oración de la Corona a la Divina Misericordia



Dijo el Señor a Santa Faustina: rezarás esta corona de la siguiente forma. Primero dirás un Padrenuestro, un Ave María y un Credo. Después, en las cuentas del rosario, correspondientes al Padrenuestro, dirás las siguientes palabras:
“Padre eterno, te ofrezco el cuerpo y la sangre, el alma y la divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero”.
En las cuentas pequeñas:
V: Por su dolorosa pasión
R: Ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Al finalizar, rezarás 3 veces:
“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero”.
Rezar al término de la corona de la Divina Misericordia esta oración:
“Señor Dios, que desde lo alto del cielo nos miras y ves nuestra miseria material y espiritual. Tú que eres Justicia, Sabiduría, Bondad infinita, protégenos a nosotros pobres pecadores, de todos los males y, en especial, de aquellos del espíritu. Ten piedad, Padre de Misericordia, de todos tus hijos que hemos pecado y seguimos pecando. Delante de Ti, te invocamos Padre nuestro, para que tu misericordia baje sobre nosotros, nuestras familias y sobre todo el mundo creyente. Amén”.


Oración al Señor de la Misericordia


De nuevo aquí me tienes, Jesús mío, confuso y humillado ante tu altar. Sin saber qué decirte ni qué hablarte. Ansioso solamente de llorar. Vengo del mundo, vengo del combate, cansado de sufrir y de luchar. Traigo el alma llena de tristezas y hambriento el corazón de soledad. De esa soledad dulce, divina, que alegra tu presencia celestial. Donde el alma tan sólo con mirarte, te dice lo que quiere sin hablar. Mis miserias Señor aquí me traen. Mírame con ojos de piedad. Soy el mismo de siempre, Dueño mío, un abismo infinito de maldad, un triste pecador siempre caído, que llora desconsolado su orfandad, y gime bajo el peso de sus culpas y ansía recobrar su libertad. Soy un alma sedienta de ventura, un corazón que muere por amar y abrazarse en la llama inextinguible del fuego de tu eterna caridad. Concédeme Señor, que a ti me acerque, permite que tus pies llegue a besar. Déjame que los riegue con mi llanto y sacie, en ellos, mi ardoroso afán. ¡Oh que bien se está aquí mi Dueño amado!, ante las gradas de tu Santo Altar. Bebiendo de la fuente de agua viva, que brota de tu pecho sin cesar. Quien pudiera vivir eternamente, en aquella divina soledad, gozando de tu amor y tu hermosura, en un éxtasis dulcísimo de paz. Amén.

domingo, 22 de febrero de 2015

De la Palabra de Dios de hoy – Febrero 22 de 2015

Génesis 9, 8-15
Dios dijo a Noé y a sus hijos: “Yo hago un pacto con ustedes y con sus descendientes, con todos los animales que los acompañaron: aves, ganado y fieras; con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con ustedes: el diluvio no volverá a destruir la vida, ni habrá otro diluvio que desvaste la tierra” Y Dios añadió: “Esta es la señal del pacto que hago con ustedes y con todo lo que vive con ustedes, para todas las edades: pondré: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco, y recordaré mi pacto con ustedes y con todos los animales y  el diluvio no volverá a destruir los vivientes”. (Palabra de Dios. Te alabamos Señor)


Salmo Responsorial – Sal 25 (24) 4-5ab.6+7bc.8-9
R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza.
Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas: has que camine con lealtad; enséñame porque Tú eres mi Dios y salvador. R/.
Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas; acuérdate de mí con misericordia, por tu bondad, Señor. R/.
EL Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/.

Primera Carta del Apóstol San Pedro 3, 18-22
Queridos hermanos: Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca en la que unos pocos -8 personas- se salvaron cruzando las aguas. Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente los salva: que no consiste en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Jesucristo, que llegó al cielo, se le sometieron  ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios. (Palabra de Dios. Te alabamos Señor)
Santo Evangelio según San Marcos 1, 12-15
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto 40 días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el  Evangelio de Dios. Decía: “Se ha cumplido el plazo, esta cerca el Reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio. (Palabra del Señor. Gloria a ti Señor Jesús).


Reflexión:

El Señor en su palabra nos invita hoy a vivir una verdadera conversión, creer y practicar el Evangelio. También nos habla de las tentaciones por las que todos los hombres podemos llegar a pasar, por acción del maligno que trata enemistarnos con Dios. Nos da su ejemplar testimonio de cómo vencer las tentaciones y nos invita a renovar nuestras promesas bautismales, recordando que fue precisamente el día de nuestro bautismo, cuando recibimos la presencia y protección del Espíritu Santo en nuestras vidas. Él nos acompaña, nos protege y nos fortalece para hacer frente a las ocasiones de pecado. Nos hacemos conscientes que requerimos de la ayuda de la Gracia Divina para poder caminar comunitariamente en la presencia del Señor. Dispongámonos con las armas de la fe para este tiempo: oración frecuente, ayuno y caridad. Fortalezcamos nuestra vida  y compromiso en la comunidad parroquial, practicando los valores del Evangelio y dejándonos impregnar de Jesús en nuestro sentir y obrar frente a nuestros semejantes. Que nuestra Madre Santísima nos ayude para hacer la Voluntad de su Hijo y testimoniar nuestra condición de Hijos de Dios.

"En su mesa hay amor" - Coro Cantaré





Un bello canto de alabanza para acercarnos al Banquete Eucarístico!


martes, 17 de febrero de 2015

Elementos a vivir en Pequeña Comunidad


Por: Padre Alfonso Navarro Castellanos – MSpSC (+)

La comunidad es una vida, no sólo una reunión. Las reuniones son expresiones de su vida, y significan momentos de fomento y construcción de la comunidad. La vida de la comunidad se manifiesta y realiza más allá de los momentos de reunión, por un frecuente contacto, comunicación, estar pendiente del otro, atento a servirlo, acompañarse y ayudarse en necesidades y problemas. Es más importante la vida, en todos los momentos y lugares, que la reunión formal.

La pequeña comunidad tiene una reunión semanal formal, y otras informales. A la reunión semanal básica deben siempre asistir puntualmente todos, y participar positiva y constructivamente.
Además de ésta hay que tener otras reuniones informales para oración, retiro, integración, a las que hay que ir invitando a toda la familia de cada miembro de la comunidad, de tal manera de lograr ir haciendo comunidades de familias, con reuniones no tan frecuentes y sin un formato rígido, y sin insistir en lo religioso y espiritual, sino buscando la integración y el apoyo mutuo de todos.

Tanto en la vida como en las reuniones formales se deben vivir y compartir varios elementos importantes y esenciales, que no son otros sino las dimensiones de la vida y de la misión de la Iglesia, en las tres dimensiones: profética, sacerdotal y regia, y esta subdividida en  comunional y social, lo cual nos da cuatro elementos básicos de la vida y de la misión:
PALABRA + ORACIÓN + EDIFICACIÓN ESPIRITUAL + SOLIDARIDAD SOCIAL y celebrar juntos la  Eucaristía, cuando sea posible.

Palabra, oración y Eucaristía es lo propio de una comunidad cristiana; edificación y solidaridad son la esencia y la clave en cuanto comunidad.
Koinonía es la palabra del Nuevo Testamento que significa comunión, participación, solidaridad, comunidad, que se vive y se expresa por la edificación y la solidaridad.

Cuatro son los elementos que tienen que vivirse:
·         Oración de alabanza y de intercesión, es un elemento importante en el que participan todos juntos
·         Palabra de Dios estudiada juntos y profundizada en la Doctrina, en formación bíblica y catequética
·         Edificación espiritual, por la que se alimenta la comunión, y se ayudan para el crecimiento espiritual

·         Solidaridad como palabra y elemento clave en la dimensión social y material.

En esta foto, miembros de la Pequeña Comunidad
"Pescadores de Hombres" al final de su reunión 
semanal el martes 17 de febrero.

Sobre el Padre Alfonso Navarro Castellanos:  (29 de Septiembre de 1935 - 2 de junio de 2003, en la Ciudad de México). Fue ordenado sacerdote el 30 de Septiembre de 1962, en la Casa General de los Misioneros del Espíritu Santo en el Altillo, Coyoacán. Destacado por sus estudios en Filosofía y Teología en países como España, Roma, Italia y Friburgo Suiza. Se desempeñó como Secretario Ejecutivo de la Comisión General de Pastoral de los Misioneros del Espíritu Santo.
Trabajó incansablemente por la renovación de la Iglesia. Iniciador y director del Sistema Integral de Nueva Evangelización. Este sistema de evangelización se extendió en casi todos los Centros de Renovación de la República Mexicana y posteriormente en Diócesis y parroquias de México, Centro de América y sur de Estados Unidos, España, Inglaterra y Ucrania. El breve texto aquí publicado hace parte de su obra “Diócesis en Misión y Pastoral Integral”.

sábado, 14 de febrero de 2015

El espiritu de Dios esta en este lugar - Sesiones en vivo





Una hermosa canción de alabanza al Espíritu Santo de Dios.

Guía para hacer una buena confesión




Fuente: http://www.reinadelcielo.org/guia-para-una-buena-confesion/

Esta útil guía fue confeccionada siguiendo como pauta los Diez Mandamientos. Sin dudas que seguirla es una simple y efectiva forma de prepararse para el perdón que el mismo Jesús nos prodiga en el momento en que asistimos al Sacramento de la Reconciliación o la Confesión Limpiemos nuestra alma de toda impureza haciendo una completa y sincera confesión para que el mismo Cristo pueda entrar dignamente a nosotros al recibir el Pan Eucarístico.

[1] Yo soy el Señor tu Dios. No tendrás dioses extraños
o    ¿Le doy tiempo al Señor diariamente en oración?
·         ¿Busco amarle con todo mi corazón?
·         ¿He estado envuelto en prácticas supersticiosas o en algo de ocultismo?
·         ¿Busco entregarme a la palabra de Dios como lo enseña la Iglesia?
·         ¿He recibido la Sagrada Comunión en estado de pecado mortal?
·         ¿He dicho deliberadamente en la confesión alguna mentira o le he omitido algún pecado mortal al sacerdote?

[2] No juraras el Santo nombre del Señor en vano
o    ¿He usado el nombre del Señor en vano, ligeramente o descuidadamente?
·         ¿He estado enojado con Dios?
·         ¿Le he deseado maldad a alguna persona?
·         ¿He insultado una persona consagrada o he abusado de algún objeto sagrado?

[3] Asistir a Misa todos los Domingos y fiestas de guardar
o    ¿He faltado deliberadamente a la misa los Domingos o Dias santos de guardar?
·         ¿He tratado de observar el domingo como un día de la familia y como día de descanso?
·         ¿Hago trabajos innecesarios el día Domingo?

[4] Honrar a Padre y Madre
o    ¿Honro y obedezco a mis padres?
·         ¿He abandonado mis deberes para con mi esposa y mis hijos?
·         ¿Le he dado a mi familia buen ejemplo religioso?
·         ¿Trato de traer la paz a mi vida familiar?
·         ¿Me preocupo por mis parientes de edad avanzada o enfermos?

[5] No matarás
o    ¿He tenido algún aborto o le he dado coraje a alguien para que lo tenga?
·         ¿He herido físicamente a alguien?
·         ¿He abusado del alcohol o de las drogas?
·         ¿Le di algún escándalo a alguien, y de esa manera le lleve al pecado?
·         ¿He estado enojado o resentido?
·         ¿He llevado odio en mi corazón?
·         ¿Me he hecho alguna mutilación con algún método de esterilización?
·         ¿He favorecido o me he puesto a favor de la esterilización?

[6] No cometer adulterio
o    ¿He sido fiel a los votos de mi matrimonio en pensamiento y en acción?
·         ¿He tenido alguna actividad sexual fuera de mi matrimonio?
·         ¿He usado algún método anticonceptivo o algún método de control artificial de nacimiento en mi matrimonio?
·         ¿Ha estado cada acto sexual de mi matrimonio abierto a la procreación?
·         ¿He estado culpable de masturbación?
·         ¿He buscado controlar mis pensamientos?
·         ¿He respetado todos los miembros del sexo opuesto, o he pensado de la ellos como si fueran objetos?
·         ¿He tenido actividades homosexuales?
·         ¿Busco ser casto en mis pensamientos, palabras y acciones?
·         ¿Me cuido de vestir modestamente?

[7] No hurtar
o    ¿He robado lo que no es mío?
·         ¿He regresado o he hecho restitución por lo que he robado?
·         ¿Desperdicio el tiempo en el trabajo, en la escuela o en la casa?
·         ¿Hago apuestas excesivamente, negándole a mi familia sus necesidades?
·         ¿Pago mis deudas prontamente?
·         ¿Busco compartir lo que tengo con los pobres?

[8] No levantar falsos testimonios ni mentir
o    ¿He mentido?
·         ¿He chismoseado?
·         ¿He hablado a las espaldas de alguien?
·         ¿He sido sincero en mis negocios con otros?
·         ¿Soy crítico, negativo o falto de caridad en mis pensamientos de los demás?
·         ¿Mantengo secreto lo que debería ser confidencial?

[9] No desear la mujer del prójimo
o    ¿He consentido pensamientos impuros?
·         ¿Los he causado por leyendas impuras, películas, conversaciones o curiosidad?
·         ¿Busco controlar mi imaginación?
·         ¿Rezo inmediatamente para desvanecer pensamientos impuros o tentaciones?

[10] No desear los bienes ajenos
o    ¿Soy envidioso de las pertenencias de los demás?
·         ¿Siento envidia de otras familias o de las posesiones de otros?
·         ¿Soy ambicioso o egoísta?
·         ¿Son las posesiones materiales el propósito de mi vida?
·         ¿Confío en que Dios cuidara de todas mis necesidades materiales y espirituales?

Esta guía tiene Imprimatur dada por + Francis Cardinal Spellman Arzobispo de New York y Nihil Obstat dado por John M.A. Fearns, S.T.D Censor Librorum.

El Sacramento de la Reconciliación


Es instituido por Cristo: “Entonces les dijo Jesús otra vez: Paz a vosotros; como me envió el Padre, así también Yo os envío. Y como hubo dicho esto, les sopló y díjoles: tomad el Espíritu Santo; a los que perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes los retuviéreis les serán retenidos” (Juan 20 21-23).

Se le denomina sacramento de la conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión, la vuelta al Padre del que el hombre se había alejado por el pecado.

Se denomina sacramento de la penitencia porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y preparación, por parte del cristiano pecador.

Es igualmente, llamado sacramento de la confesión, porque la declaración o manifestación, la confesión de los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento.

Se le llama sacramento del perdón porque, por la absolución sacramental del sacerdote, Dios concede al penitente “el perdón y la paz”.

Así mismo, se le denomina sacramento de reconciliación, porque otorga al pecador el amor de Dios que reconcilia: “Dejaos reconciliar con Dios” (2 Cor 5, 20). El que vive del amor misericordioso de Dios está pronto a responder a la llamada del Señor: “Ve primero a reconciliarte con tu hermano” (Mt 5, 24).

Para realizar una buena confesión es necesario hacer:

1.       EXAMEN DE CONCIENCIA: Es recordar todos los pecados y faltas cometidas desde la última confesión bien hecha, a la luz de los mandamientos de Dios y la Santa madre Iglesia.
2.       CONTRICIÓN DE CORAZÓN: Es un dolor del alma y una detestación del pecado cometido, con la resolución de no volver a pecar. Un sentimiento o pesar sobrenatural de haber ofendido a Dios como respuesta a la vida y a los favores recibidos. Recuerda los dolores y sufrimientos que Jesús padeció en su pasión y muerte por tus pecados.
3.       PROPÓSITO DE LA ENMIENDA: Es una firme resolución de no volver a pecar. Tenemos verdadero propósito de la enmienda cuando estamos dispuestos a poner los medios necesarios para evitar el pecado y huir de las ocasiones de pecar.
4.       CONFESIÓN DE BOCA: El que quiere obtener la reconciliación con Dios y con la Iglesia debe confesar al sacerdote todos los pecados graves, que no ha confesado aún y de los que se acuerde tras examinar cuidadosamente su conciencia. La confesión de las faltas veniales está recomendada vivamente por la Iglesia, pues ayuda a formar la conciencia, a luchar contra las malas inclinaciones, a dejarse curar por Cristo, y a progresar en la vida del Espíritu. El que calla a sabiendas un pecado mortal comete un grave sacrilegio, y no se le perdonan los pecados confesados.
5.       SATISFACCIÓN DE OBRA: Es cumplir con lo que manda el confesor. Éste impone al penitente el cumplimiento de ciertos actos de satisfacción o de penitencia, para reparar el daño causado por el pecado y restablecer los hábitos propios del discípulo de Cristo. (Puedes revisar para realizar las 14 obras de misericordia).

Mandamientos de la Santa Madre Iglesia Católica:

Según el Catecismo de la Iglesia Católica #2041-2043
Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral referida a la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el crecimiento del amor de Dios y del prójimo. Los mandamientos más generales de la Santa Madre Iglesia son cinco:
El primer mandamiento (oír misa entera los domingos y fiestas de precepto) exige a los fieles participar en la celebración eucarística, en la que se reúne la comunidad cristiana, el día en que conmemora la Resurrección del Señor, y en aquellas principales fiestas litúrgicas que conmemoran los misterios del Señor, la Virgen María y los santos. 
El segundo mandamiento (confesar los pecados mortales al menos una vez al año, y en peligro de muerte, y si se ha de comulgar) asegura la preparación para la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación, que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo.
El tercer mandamiento (comulgar por Pascua de Resurrección) garantiza un mínimo en la recepción del Cuerpo y la Sangre del Señor en relación con el tiempo de Pascua, origen y centro de la liturgia cristiana.
El cuarto mandamiento (ayunar y practicar la abstinencia) asegura los tiempos de ascesis y de penitencia que nos preparan para las fiestas litúrgicas; contribuyen a hacernos adquirir el dominio sobre nuestros instintos y la libertad del corazón.

El quinto mandamiento (ayudar a la Iglesia en sus necesidades) señala la obligación de ayudar, cada uno según su capacidad, a subvencionar las necesidades materiales de la Iglesia.