jueves, 30 de mayo de 2013

Testimonio v.s. Humildad

 
De San Josemaria. Escrivá de Balaguer:
Es muy grande cosa saberse nada
delante de Dios,
porque así es.
(Surco 260)
¡Jesús se ha quedado en la Hostia Santa
por nosotros! para permanecer a nuestro lado,
para sostenernos, para guiarnos,
y amor únicamente con amor se paga.
¿Cómo no habremos de acudir al Sagrario,
cada día, aunque sólo sea por unos minutos,
para llevarle nuestro saludo
y nuestro amor de hijos y
de hermanos?
(Surco 686)
No ambiciones más que un sólo derecho:
el de cumplir tu deber!
(Surco 413)



lunes, 27 de mayo de 2013

Martin Valverde - Mensaje de Vida



Un buen mensaje para todos, pero especialmente para aquellas que esperan un hijo en su vientre...

CARISMA VERDE (lista de reproducción)



Música cristiana católica de alabanza interpretada por el grupo Carisma Verde!

domingo, 26 de mayo de 2013

Reflexiones sobre el Plan de Evangelización Arquidiocesano

Cuando en marzo 15 de 2011 el Sr. Arzobispo de Bogotá, Monseñor Rubén Salazar, presentó por primera vez al Presbiterio de Bogotá los objetivos y criterios generales para la construcción del nuevo Plan de Evangelización, acompañando tal hecho de la publicación del documento titulado “Convocación” en el cual se presentó de manera amplia lo que íbamos a hacer, definiendo tres momentos del proceso: la convocación misma, la construcción del Plan Global y la puesta en marcha, creo que muchas personas no nos imaginamos el tamaño, el alcance y el cambio de enfoque evangelizador que este anuncio significaría.

Para la construcción del Plan se definieron cuatro pasos así: 1.Configuración del futuro deseado, 2. Mirada a la realidad presente, 3. Confrontación del futuro ideal  frente a la realidad presente y 4. Definición del camino.
La primera sorpresa que vivimos todos los fieles de la Arquidiócesis, en el abordaje de este proceso, fue la adopción de una metodología de planeación prospectiva-estratégica, que en honor a la verdad, no recuerdo que se haya vivido alguna vez en la Iglesia para fines de evangelización. El valor agregado de esta metodología, respecto de todas las experiencias anteriores, fue la de efectuar una consulta directa al Pueblo de Dios, mediante la realización de cerca de 800 talleres, que realizados en todas las parroquias de Bogotá, con la participación de fieles de todas las edades, ocupaciones y actividades, se les preguntó sus opiniones y sugerencias acerca del presente y futuro tanto de la ciudad, como de la Iglesia Católica en su misión y realidad. Esto permitió construir un consenso sobre los hechos significativos que están afectando, positiva o negativamente el presente de nuestra sociedad urbana y de nuestra Iglesia Arquidiocesana. En palabras más escuetas: por primera vez se le consultó previamente a los fieles cercanos y alejados, su opinión y sus aportes para la construcción de la evangelización.

Esto fue y continúa siendo muy significativo, si se toma en cuenta que con anterioridad, los planes de evangelización eran concebidos por la jerarquía eclesiástica, sin consulta alguna al pueblo –destinatario directo de tal acción- y se hacían los envíos formales a misión, asumiendo que el mensaje, el contexto, los receptores y los efectos de tal envío ya eran conocidos y no requerían trabajo de reflexión adicional alguna para su buen recibo. Quizá los tiempos pasados permitieron esto por sus características menos cambiantes respecto de la realidad actual.

En la metodología de planeación prospectiva hay unos supuestos básicos, que al adoptarla, le dieron nuevas luces a la construcción de este Plan de Evangelización. Algunos de ellos son los siguientes:

·         La sociedad vive un proceso de cambio permanente en todos los aspectos que la caracterizan. La educación, el trabajo, la tecnología, las relaciones interpersonales y colectivas son hoy diferentes a las de ayer. Las concepciones del mundo en sus diferentes interrelaciones han cambiado. La percepción de Dios, de la Iglesia, de la moral, de la responsabilidad social y del cuidado o abandono de la naturaleza se han transformado.
·         Como se reconoce un cambio, se considera igualmente que la ejecución de un nuevo plan puede conducir a diferentes posibles realidades, dependiendo de los cambios del entorno. Esas posibles realidades se les identifica en esta metodología como escenarios. En el ámbito empresarial, los agentes de planeación establecen como mínimo tres escenarios: uno positivo con grandes resultados, otro de efectos positivos moderados y uno más, identificado como pesimista, para cuando la ejecución del plan no da los efectos esperados. Es decir, la planeación prospectiva por escenarios es más flexible a los cambios del entorno.
·         En la planeación prospectiva hay la posibilidad de efectuar cambios o ajustes de dirección a la ejecución de los planes. Esto permitirá que el Plan de Evangelización pueda ser retroalimentado en la marcha y afinar su ejecución, enderezando el rumbo cuando haya cualquier desvío por pequeño que sea en los escenarios proyectados.
·         Los ejecutores del Plan –la Iglesia en su conjunto: obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos- debe hacer una lectura permanente del entorno, durante la ejecución del plan, para adaptar su mensaje a las necesidades y cambios del mismo. En los destinatarios de la misión nada se da por establecido, todo puede estar sujeto a cambios que faciliten la transmisión y recepción del mensaje.
El pasado 19 de mayo, con ocasión de la celebración de Pentecostés y los 450 años de la Arquidiócesis de Bogotá, Monseñor Rubén Salazar, presentó el documento oficial del Plan de Evangelización 2013 a 2022, “Sal de la tierra y luz del mundo”, con el propósito de pasar de una pastoral de conservación a una presencia y acción evangelizadora decididamente misionera.

 
El nuevo paradigma contenido en este Plan es “salir al encuentro de Dios que habita en nuestra ciudad y municipios”, que modifica el planteamiento de antaño según el cual, el misionero llevaba a Dios consigo y lo presentaba a quien recibía el mensaje. Así, la ciudad no es destinataria sino interlocutora y campo de diálogo salvífico de la evangelización. Dice el documento: “nos urge salir al encuentro de Dios, para descubrirlo, acompañarlo en su crecimiento y encarnar el fermento de su Palabra en obras concretas”.
La actitud central de la Iglesia, el documento la formula así: “Interpelados por la realidad que vive la ciudad, ante la cual el Señor Jesucristo y su Reino se constituyen en esperanza de salvación, como enviados del Señor, portadores de una buena noticia de vida verdadera, de humanidad auténtica, queremos hacernos prójimo de nuestros hermanos e instrumentos de su misericordia y comunión”.

La ejecución de este Plan parte desde una reafirmación de nuestra conversión para salir al encuentro de Dios en la ciudad, hacernos compañeros de camino para testimoniar y anunciar el Evangelio, a aquellos que buscan nuevas expresiones para su vida de fe, poner en diálogo la razón y la fe, la ciencia y la vida. Se trata de acoger el amor de Dios, para comunicarlo mediante la vivencia del mismo con y en los demás.
Llegó el momento en que Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos vivamos una Iglesia “extramural”, en la que encontremos a Dios no sólo en el sagrario de los templos, sino en la vida cotidiana en la calle, en el trabajo, en el parque y en los centros de educación. Me viene a la memoria el testimonio de adoración Eucarística dado por el Padre Eusebio Menard (fundador de los Misioneros de los Santos Apóstoles) cuando un día en New York invita un grupo de compañeros del Seminario a “hacer una visita al Santísimo Sacramento” y los puso frente a un hombre mal vestido y sucio, abandonado en la calle, a quien el  Padre Menard invita a tomar un café y a dialogar amablemente con él, ante el asombro de sus compañeros. Cuando el hombre le pregunta al Padre por qué hace eso con él, le responde: “estoy viviendo mi hora de adoración porque tú eres el Templo de Dios y en ti se encuentra un lugar de presencia tan hermoso y grande como lo que se vive en la Eucaristía” En ese momento el hombre se puso a llorar con profusión de lágrimas.

Se hace necesario salir a la intemperie para hallar a Dios en los demás, compartir con ellos nuestro propio testimonio de fe, acompañarlos en su discernimiento y sobre todo, aprender a amarlos. El camino ciertamente es retador, pero es igualmente esperanzador.  Me adhiero a la invitación de Monseñor Salazar al final de su documento: “Rememos mar adentro! Que el renovado encuentro personal y comunitario con Cristo nos ayude a hacer del ideal futuro la fuerza que nos una y comprometa, nos ayude a hacer del nuevo paradigma de evangelización el estilo propio de vida que nos acerca hacia el ideal, y nos ayude a recorrer juntos el itinerario propuesto para dejar de hacer una pastoral de conservación y asumir una acción evangelizadora decididamente misionera en medio de nuestras circunstancias actuales”.
 

Creer en Jesús

Jesús Así dice el Señor: “De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna.” Juan 6,47    Si, con estas palabras, nuestro Señor nos dice que para tener vida, hay que creer en Él.

Pero ¿Qué significa creer en Jesús?

Creer en Jesús significa creerle a Jesús, creer que todo lo que dice es verdad, y conformar nuestra vida conforme a eso.

“Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;” Juan 14,15

“Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.” Juan 14,23-24

Creer en Jesús significa aceptarle como Señor supremo de nuestra vida, y que en nuestra vida no se haga nuestra voluntad, sino la suya.

 Jesús, único maestro




Muchas veces decimos creer en Jesús, pero cada vez que aceptamos o seguimos un maestro cuyas enseñanzas contradicen el mensaje de Jesús, no estamos creyendo en Jesús, sino que estamos creyendo en otro maestro, diferente. “Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.” Juan 14,6  Jesús debe ser nuestro único maestro, si deseamos ser de verdad discípulos de Él.  Y para poder saber cuál es la enseñanza del maestro, para poder conocer la voluntad de Dios, debemos alimentarnos de su palabra y de la enseñanza de la Iglesia:

“Más él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. ” Mateo 4,4 
 
Si un cristiano no estudia a diario su palabra, y no se alimenta de ella ¿Podrá saber cual es la voluntad de Dios? ¿Podrá obedecer a Dios sino conoce su palabra?

No se puede hacer lo que no se conoce, no podemos saber que quiere de nosotros sino leemos su palabra, sino escuchamos la enseñanza de la Iglesia, a quien Cristo prometió llevar a la verdad completa:  “Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.” Juan 16,13

Y les dio autoridad:

 “Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»” Juan 20,21

Ya que escucharles es escucharle a Él:

“«Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza  a mí, rechaza al que me ha enviado.»” Lucas 10,16

En fin, para saber cuál es la voluntad de Cristo, lo principal es acudir asiduamente a las fuentes que nos ha dejado para conocerla, que son su palabra y la enseñanza de nuestra Iglesia.

Pero el cristiano no debe limitarse a escuchar la palabra de Dios, sino debe tratar por medio de la gracia de Dios, y de todas sus fuerzas en practicarla:

“No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; = apartaos de mí, agentes de iniquidad!" = «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»” Mateo 7,21-27

Si no tomamos en serio el estudio de la palabra, y no la practicamos, nos pasará como la tierra llena de espigas, donde al caer la semilla se vio ahogada y no dio fruto.

Creer en Jesús es guardar su palabra, que significa estudiarla, meditarla y practicarla, para que algún día podamos decir como Pablo:  “y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí.” Gálatas 2,20    Eso es: Creer en Jesús…
 

 Por José Miguel Arráiz, publicado en Alimento del Alma No.7769, remitido a la redacción de este Blog por Edgar Berdugo, miembro del equipo nacional de la Pastoral del Trabajo de Colombia.

sábado, 25 de mayo de 2013

VOCACIÓN



Se necesitan hombres que trabajen en la viña del Señor. Un llamado al que tu puedes responder!

viernes, 24 de mayo de 2013

No basta la "conversion" debes Transformarte - entrevista a Ricardo Cast...



Una mirada reflexiva de un científico ex-ateo sobre lo que significa la verdadera conversión a la fe cristiana católica. ¿Cuánto de lo que allí se dice nos puede "tocar"?

miércoles, 22 de mayo de 2013

Un camino de rosas y espinas


  Muchas veces una mirada desde la distancia sobre la vida de Don Bosco, una visión de conjunto, puede que consiga que nos perdamos los detalles que construyeron esa vida, los detalles del día a día, y que no caigamos en la cuenta en que el día a día de la vida de Don Bosco estuvo repleto, las 24 horas, de esfuerzo y sacrificio.


 Este día a día, que vivían Don Bosco y sus colaboradores, queda reflejado muy bien en este sueño que tuvo Don Bosco, y que puede ser un ejemplo para todos nosotros.

"Un día del año 1847- contó Don Bosco- se me apareció la Reina del cielo y me condujo a un jardín encantador; era un inmenso rosal. Para no dañar las rosas me quite los zapatos, y empecé a andar. Pero las rosas tenían terribles espinas que me destrozaban los pies. Viendo que no podía continuar así, Nuestra Señora me aconsejo que me volviera aponer el calzado. Así lo hice. Muchas personas me seguían, pero apenas empezaban a sentir las fuertes punzadas de las rosas, se volvían atrás. Había rosas a la derecha, a la izquierda, en el suelo, y sobre la cabeza de los que caminábamos. Pero todas con espinas muy agudas y algunas nos daban punzadas tan terribles que producían espasmos.

La gente desde la orilla del rosal decía: "mire que a gusto  viaja Don Bosco, caminando sobre rosas y todo es fácil para él". Pero no sabían que dolorosos pinchazos estaba yo sintiendo en los pies en la cabeza, en los brazos y en las espaldas.

Muchos religiosos que me habían seguido, al sentir tantos dolores exclamaban: "Nos engañaron, esto es muy duro". Y yo les contestaba: "El que sólo desea gozar, sin sufrir, que se vuelva. Pero los que desean triunfos a costa del propio sufrimiento, que me sigan". Muchos abandonaron la vía y se volvieron.

Algunos me seguían todavía. De vez en cuando alguien se desanimaba y se volvía, pero unos cuantos valientes seguían por el camino de rosas aguantando las dolorosas heridas.

Al final nos encontramos en un precioso jardín. Todos íbamos heridos, sudorosos y sangrantes. Pero luego sopló un suave viento y quedamos curados. Vi que los que me acompañaban pertenecían a muchas naciones y muchas razas.

ESTE SUEÑO LO TUVO DON BOSCO EN UNA EPOCA MUY DURA PARA EL: Ya llevaba 6 años tratando de conseguir colaboradores para educar a sus jóvenes, pero todos se le iban: sacerdotes, seminaristas, profesores, todos se cansaban; la vida del Oratorio de Don Bosco era muy dura, la comida mala, el trabajo mucho, la pobreza grande, y los jovencitos por ser de las clases más abandonadas eran toscos y groseros (sobre todo al principio) .

 Pero desde que la Virgen le hizo las revelaciones de este sueño, ya Don Bosco aprendió el REMEDIO PARA OBTENER TRIUNFOS: recordar sin cesar a sus colaboradores el gran premio que les esperaba en el cielo. "Un pedacito de cielo lo arregla todo" le había dicho San Benito Cotolengo.

Y a base de hacer presente el futuro maravilloso que les esperaba en la eternidad, se fue consiguiendo colaboradores fijos, que a pesar de tantas espinas de la vida, perseveraron en su compañía y llegaron a formar la COMUNIDAD SALESIANA, que tantos jóvenes educa en el mundo.

Reflexión:
Esfuerzo y sacrificio. Quizás no son dos valores que estén “de moda” hoy día, probablemente muy pocos de los presentes los mencionarían si quiera como un valor que merezca la pena, sin embargo la historia nos ha dejado muchos ejemplos, como los de Jesús o Don Bosco, de que para vivir una vida llena, que merezca la pena, estos dos tienen que estar presentes.

Hagamos una pausa y pensemos en cuantas cosas de las que hacemos durante el día nos suponen un esfuerzo. Para unos quizás el único esfuerzo sea levantarse cada mañana para venir al colegio. Otros quizás hagan el esfuerzo de permanecer en clase escuchando y aprendiendo. Algunos más sacrificarán sus ganas de hablar con los compañeros. Algunos se esforzarán cuando lleguen a casa y harán sus deberes y tareas. Unos pocos quizás decidan realizar algún esfuerzo físico, haciendo deporte, o intelectual, estudiando música. Muchos menos se esforzarán por echar una mano en la familia, cuidando a hermanos o colaborando en las tareas de la casa, recogiendo el cuarto, poniendo o quitando la mesa y así podríamos seguir.

“Cuanto mayor es el esfuerzo, mayor es la recompensa”. El esfuerzo es, ante todo, un deber que elegimos, un modo de ser y estar en el mundo que cada uno nos imponemos a nosotros mismos, de manera libre. Sin embargo hoy se impone la pereza, la desidia y la debilidad.         

El esfuerzo y sacrificio tiene muchas formas. Esfuerzo intelectual, esfuerzo moral, esfuerzo para convivir, esfuerzo físico. El esfuerzo además, equivale a responsabilidad, a hacerse cargo de uno mismo, como persona individual y como persona social. El todo de la vida proviene del esfuerzo, porque vivir es esforzarse en vivir.

El esfuerzo nos convierte en personas, en, seres que hacen y obran, activos y creadores. La actividad es esfuerzo, y la creación también lo es. Por eso estar vivos es esforzarse, mientras que la muerte es “el descanso eterno”, el no esfuerzo por toda la eternidad. No hay esfuerzo de importancia sin dolor.

Una existencia sin esfuerzo es sin inteligencia, sin voluntad propia, sin energía, sin vitalidad. Personas degradadas en lo físico y en lo espiritual, obesos del cuerpo y de la mente, perezosos, seres lúgubres, sin chispa, sin vida.

Jesús y Don Bosco nos enseñaron que el Amor también es un esfuerzo, porque es dar, es ponerse al servicio, es renunciar. Amor es amar muy por delante de ser amado, por tanto esforzarse y servir, muy por delante de recibir y disfrutar.

María Auxilio de los Cristianos – Ruega por nosotros!

Colaboración de Eugenia Ruiz Sandoval, miembro de la Pequeña Comunidad “Filadelfia” y Guía de Talleres de Oración y Vida del Padre Ignacio Larrañaga.

domingo, 12 de mayo de 2013

LO QUE EL MOMENTO ACTUAL NOS RECLAMA


Los miembros de las Pequeñas Comunidades de nuestra parroquia, inspiradas por el Espíritu Santo a través del Sistema Integral de Nueva Evangelización (SINE), venimos caminando dentro de esta opción de vida comunitaria desde hace más 14 años. Ciertamente hemos pasado por diferentes momentos, durante los cuales se ha puesto a prueba el permanecer y perseverar de todos los miembros, pero cuando el que hace prósperas las obras de nuestro compromiso de vida es Jesús,  entonces el propósito se mantiene y la edificación espiritual de sus integrantes se conserva como interés central de todos sus miembros.
Las Pequeñas Comunidades al ser integradas en su gran mayoría por personas con edades entre 21 y 70 años, hombres y mujeres de todas las condiciones sociales, económicas y educacionales, representan de alguna manera, una opción de pastoreo para quienes después de haberse iniciado en la vida sacramental y asistir a las Eucaristías dominicales, no encuentran otra manera de acercarse al conocimiento de Dios y su Iglesia, logrando producto de su participación en las reuniones semanales, importantes frutos en su formación espiritual, en el servicio a los demás,  en la práctica de la solidaridad y nuestra edificación como miembros del Cuerpo Místico de Jesús.

Naturalmente, las Pequeñas Comunidades como miembros vivos de la Iglesia, requieren de un acompañamiento de la parroquia que le brinde apoyo en la orientación de sus miembros. Alguien  que se reúna con los coordinadores de cada koinonía, al menos una vez al mes, para escucharlos en sus necesidades de orientación de cada comunidad, brindarles guía espiritual en su trabajo comunitario, formarlas a través de una catequesis sistemática que los prepare para saber dar razón de su esperanza, y lo que es más importante, los motive y organice para hacer la misión de evangelización que Jesús nos señaló.
Por esta razón urge el que se designe un(a) Coordinador(a) de Pequeñas Comunidades, que obre como articulador de las actividades entre la Iglesia, las Koinonías y demás comunidades de fe, para poner en ejecución los planes de la Misión de Evangelización que tanta falta  hacen.   

Hay muy importantes esfuerzos que viene adelantando la Arquidiócesis  de Bogotá desde junio de 2011 cuando se realizaron los talleres “Imaginemos el futuro 1” e “Imaginemos el futuro 2” y posteriormente “Miremos al presente 1” y “Miremos al presente 2”, que se tradujeron en septiembre de 2012 en la Carta Pastoral del Arzobispo de Bogotá, con ocasión de la celebración jubilar de los 450 años de la Arquidiócesis,  que nos muestran tres etapas de la construcción del Plan E  dentro del Año Jubilar así:

1.       La fe recibida y la memoria agradecida: del 8 de septiembre del 2012 al Domingo de Pentecostés (mayo 19) del 2013. Definición del camino que concluirá con la redacción y presentación del Plan Global E, el 19 de mayo de 2013 (Pentecostés).

2.       La fe vivida y la conciencia comprometida con el presente: del Domingo de la Santísima Trinidad (mayo 26) a la solemnidad de Cristo Rey (noviembre 24) de 2013.

3.       La fe proclamada y la proyección hacia el futuro con esperanza: del 1er. Domingo de Adviento (diciembre 1) al sábado 22 de marzo del 2014.  

Lo anterior nos indica que la ejecución de la Misión de Evangelización solo se iniciará en el año 2014, ya que entre Pentecostés y final del presente año, se divulgará el contenido del Plan Global E (Documento final) y se prepararán a todos los laicos comprometidos de la ciudad para hacer la Misión.
Ante una tarea de las dimensiones del Plan E, todas las parroquias de Bogotá tenemos que ir adecuando nuestra organización interna, trabajando en:

·         Revitalizar nuestra conversión personal

·         Renovar nuestra conversión pastoral

·         Aprender a trabajar por objetivos y en procesos diversificados

·         Aprender a trabajar en comunión

·         Aprender a discernir para hacer convergente (inculturar) nuestra acción evangelizadora, con la cultura urbano-rural de los habitantes de nuestra Parroquia en particular.

·         Cultivar la espiritualidad de la evangelización. (Véase el Documento No.2 “Nuestro Plan E sigue en Construcción”).

En concordancia con lo anterior, las Pequeñas Comunidades de San Cipriano, sus diferentes grupos pastorales y ministerios, necesitamos afinar nuestra organización como “cuerpos vivos” de la Parroquia y de la Arquidiócesis, para fortalecer nuestra posibilidad de respuesta a este llamado del Espíritu Santo, expresado a través de nuestro Arzobispo.
Siendo ya de conocimiento público que la comunidad de los Misioneros de los Santos Apóstoles, permanecerán al frente de nuestra iglesia particular hasta agosto próximo,  requerimos de todo su entusiasmo y capacidad de trabajo pastoral, para animar, capacitar y acompañar a todos los grupos parroquiales en la divulgación del Documento Final del Plan Global E y la preparación para hacer Misión. Nos identificamos con el párrafo final del Documento No.2  del Plan E, cuando nos dice: “Caminemos entonces juntos como nuevos evangelizadores que buscan hacer una nueva evangelización, comunicando por doquier, con desborde  de gratitud y de alegría, el don del encuentro con Jesucristo y buscar participar con Él, en la expansión de su Reino de Vida plena para todos”. 
 
No podemos darle lugar al desaliento “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios está llegando; conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15). ¡Vivamos en plenitud este tiempo de salvación, tiempo de gracia, tiempo de misericordia! Mantengamos nuestra unión en la Pequeña Comunidad y en la Parroquia. Trabajemos dentro del carácter esencial de nuestra Iglesia: una Iglesia Misionera!