domingo, 27 de mayo de 2012

Homilia Monseñor Roberto Ospina. Los Discípulos de Emaús.



Homilia pronunciada por Monseñor Jose Roberto Ospina, Obispo de la Zona Pastoral de San Pedro, con ocasión de la festividad de Santo Domingo Savio en la parroquia que lleva el mismo nombre.

Formación de los laicos para la política


Por Ramiro Pellitero - Instituto Superior de Ciencias Religiosas, Universidad de Navarra - 11 mayo 2012
Fuente:
www.encuentra.com

Cuando nos acercamos a un sínodo sobre la nueva Evangelización, conviene tener en cuenta la importancia de los fieles laicos, los “cristianos corrientes”. Ellos están llamados a participar, según su propia condición de ciudadanos y cristianos, en la nueva Evangelización. Para eso requieren una adecuada formación.

Lo ha señalado Benedicto XVI ante un grupo de obispos estadounidenses, en el contexto de una reflexión sobre su tarea en el momento actual, concretamente para defender los principios éticos de la ley natural, como garantía de humanidad y de progreso.

“En el corazón de cada cultura –afirma el Papa-, sea o no percibido, existe un consenso acerca de la naturaleza de la realidad y el bien moral, y así acerca de las condiciones para la prosperidad humana”. Pero hoy existen corrientes culturales que erosionan esos principios éticos que, junto con otros procedentes de la tradición judeocristiana y de la fe cristiana, están en las raíces de nuestra civilización. (Y esto que está dicho para Estados Unidos, sirve también para otros muchos lugares, sobre todo de Europa y de América Latina).

Claves para la felicidad y el progreso

Respecto a los valores morales perennes, que la Iglesia propone como claves para la felicidad y el progreso, “en la medida que algunas tendencias culturales actuales contienen elementos que podrían restringir la proclamación de esas verdades, sea constriñéndolas en los límites de una racionalidad meramente científica, o suprimiéndolas en el nombre del poder político o la regla de la mayoría (esas tendencias), representan una amenaza no sólo para la fe cristiana, sino también para la humanidad misma y para la verdad profunda acerca de nuestro ser y vocación últimos, nuestra relación con Dios”

Notemos que no se trata de una afirmación gratuita y menos de una obsesión de los católicos, sino de un argumento de experiencia al que Benedicto XVI acude con frecuencia. “Cuando una cultura intenta suprimir la dimensión del misterio último, y cerrar las puertas a la verdad trascendente, inevitablemente se empobrece y cae presa, como vio claramente en sus últimos años Juan Pablo II, de lecturas reduccionistas y totalitarias sobre la persona humana y la naturaleza de la sociedad”.

Justicia y razón abierta al espíritu

En consecuencia, continúa, la Iglesia juega un papel decisivo al oponerse a esas “tendencias culturales que, sobre la base de un individualismo extremo, intentan proponer nociones de libertad separadas de la verdad moral”. Subraya el Papa actual que “nuestra tradición no habla desde la fe ciega, sino desde una perspectiva racional que vincula nuestro compromiso por la edificación de una sociedad justa, humana y próspera, con nuestra definitiva certeza de que el cosmos posee una lógica interior accesible al razonamiento humano”. Por eso la ley natural no es una amenaza a la libertad, sino más bien un “lenguaje” que nos capacita para entendernos a nosotros mismos y la verdad de nuestro bien (diríamos, como un potente ipad que nos permite contemplar y leer, en su contexto, las maravillas de los seres que nos rodean y a nosotros mismos). De esta manera la enseñanza moral no es un mensaje de constricción sino de liberación, y la base para edificar un futuro seguro.

De ahí deduce Benedicto XVI que el testimonio de la Iglesia es por naturaleza público, y propone argumentos racionales en la plaza pública. La legítima separación entre Iglesia y Estado no debe significar que la Iglesia permanezca en silencio ante determinados temas, o que el Estado no pueda dialogar con las voces de creyentes comprometidos en la determinación de valores que configurarán el futuro de la nación.

Libertad de los laicos en las cuestiones opinables

En efecto. Todo ello es muy oportuno en el actual momento de debate ético sobre las cuestiones fundamentales que afectan a las personas y a la sociedad. El camino para todos sólo puede ser el respeto a la ley natural, que precisamente por ser natural está abierta a la verdad trascendente, y no cerrada en las realidades meramente empíricas y en las decisiones voluntaristas. Por otra parte, cabe recordar la libertad de los fieles laicos a la hora de mantener sus opiniones como ciudadanos: pueden tomar, y de hecho lo hacen, opciones diversas en los temas políticos, sociales y culturales, siempre que no estén en contra del lenguaje que la naturaleza imprime en la creación. Es claro que los fieles laicos no representan oficialmente a la Iglesia, por lo que ni sus opiniones ni sus actuaciones han de ser tomadas por las “opiniones de la Iglesia” o actuaciones de la Iglesia institucional. Los laicos hacen presente el misterio de la Iglesia en la sociedad civil, pero esto no les priva de su libertad en las cuestiones opinables, y no implica una uniformidad de pareceres o caminos concretos entre los católicos, tampoco por tanto entre los que se dedican a la política.

Con este transfondo que sin duda tiene presente, Benedicto XVI considera imperativo que los católicos se opongan al “secularismo radical” que amenaza los ámbitos político y cultural. Particularmente, dice, deben oponerse a los intentos de limitar la libertad religiosa, por ejemplo negando el derecho a la objeción de conciencia por parte de personas o instituciones respecto a la cooperación con prácticas intrínsecamente malas; o también intentado “reducir la libertad religiosa a una mera libertad de culto sin garantizar el respeto a la libertad de conciencia”

Laicos, política y nueva evangelización

El Papa declara la necesidad de la formación de fieles laicos dotados de un “fuerte sentido crítico” frente a estos aspectos de la cultura dominante relacionados con un “secularismo reductivo”. Y señala que la preparación de líderes laicos comprometidos y la presentación de una convincente articulación de la visión cristiana del hombre y la sociedad, aparece como una tarea primordial.

La formación de los laicos para la política, entiende Benedicto XVI, debe considerarse como “un componente esencial de la nueva evangelización”. Por tanto ha de “configurar el enfoque y las metas de los programas catequéticos en todos los niveles” (léase: para todas las edades, no sólo para los niños y jóvenes, sino también para los adultos, y en cualquiera de los ámbitos de la formación: escuela y familia, parroquia, grupos y realidades eclesiales, etc.).

Insiste el Papa en la formación de los laicos, especialmente los que se dedican a la política, en lo que se refiere a los grandes temas morales de nuestro tiempo: “el respeto por el don divino de la vida, la protección de la dignidad humana y la promoción de los derechos humanos auténticos”. Teniendo en cuenta la libertad en lo temporal y el respeto a una justa autonomía de la esfera secular, subraya que “no hay ningún ámbito de los asuntos humanos que pueda ser retraído del Creador y su dominio” (cf. GS 36).

Conviene tomar nota de esta llamada de atención para la formación de los laicos, que implica a toda la comunidad cristiana, comenzando por sus pastores. Éstos deben impulsar, en efecto, una educación que prepare a todos, en concreto, para los desafíos éticos de nuestro tiempo.


Diócesis católicas y organizaciones llevan a la Administración Obama a los tribunales


WASHINGTON, D.C, jueves 24 mayo 2012 (ZENIT.org).- El lunes 21 de mayo, el arzobispo de Nueva York, cardenal Timothy Dolan, la Universidad de Notre Dame y 41 instituciones más presentaron 12 demandas contra el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por obligarles a suscribir seguros de salud que cubren obligatoriamente la anticoncepción y “toda la gama de servicios de salud reproductiva” que incluye aborto y fármacos abortivos, el llamado mandato HHS.

“Hemos tratado de negociar con la Administración y los legisladores en el Congreso, y vamos a seguir en ello, pero todavía no hay solución al problema. El tiempo se acaba, y el valor de nuestro ministerio y nuestros derechos fundamentales están en juego, así que, ahora, tenemos que recurrir a los tribunales”, manifestó el cardenal Dolan.  La Iglesia católica no estuvo sola en esta lucha, cristianos protestantes, cristianos ortodoxos y judíos ortodoxos, cuyas creencias no se oponen a la contracepción, se unieron a la Iglesia, entendiendo que es un ataque contra la libertad religiosa.

En una maniobra que intentaba dividir ese frente, la Administración de Obama excluía a las organizaciones religiosas de la obligación de suscribirlo, pero no así a sus obras: hospitales, escuelas, universidades, centros asistenciales…  A pesar de que la prensa intentó presentar el asunto como una “cuestión de unos pocos católicos”, con peculiares puntos de vista, los líderes de otras confesiones volvieron a mostrar su apoyo, como dijo Mike Huckabee, exgobernador de Arkansas y pastor bautista: “ahora todos somos católicos”.

Los juicios señalan básicamente que el mandato federal establecido por la secretaria de Salud y Servicios Humanos, Kathleen Sebelius, viola la libertad religiosa.

El mandato abortista recibió una dura crítica por parte de muchos obispos de Estados Unidos, que animaron, entre otras cosas, a estar preparados “para ir a la cárcel” o recordando que “si hemos sobrevivido a los nazis, sobreviviremos a Obama”.  Las querellas fueron presentadas por varias diócesis, hospitales, universidades y organizaciones católicas de diversa índole. Estas 43 organizaciones presentaron en total 12 querellas a lo largo y ancho del país. Entre las universidades que se han sumado a esta causa están la Catholic University of America, la University of Notre Dame y la Franciscan University of Steubenville. El rector de Notre Dame, padre John Jenkins, dijo que el juicio fue presentado “ni a la ligera o alegremente, sino con una sobria determinación”.

“No buscamos imponer nuestras creencias religiosas a otros”, explicó en un correo electrónico a los trabajadores de la Universidad, “sino que simplemente pedimos al gobierno que no imponga sus valores a la Universidad cuando esas perspectivas están en conflicto con nuestra enseñanza religiosa”.

La archidiócesis de Washington lanzó un sitio web especial, Preserve Religious Freedom (www.preservereligiousfreedom.org), en el que se explica detalladamente la demanda, se facilitan noticias y se mantiene comunicación sobre los hechos relacionados.