domingo, 4 de diciembre de 2011

OBRAS SON AMORES…


En la vida parroquial es tan importante la edificación espiritual de todos los fieles como la edificación de la obra material. De la primera de ellas quizá no sea necesario explicarla en su razón de ser. De la segunda edificación –que algunas personas no valoran justamente- dependen muchas obras que en el fondo contienen convicciones de tipo espiritual en favor del prójimo. Allí encontramos la comunicación de bienes expresada a través del pan compartido, de la asistencia en la enfermedad, de la ayuda material durante el desempleo, de la adecuación y conservación del templo como lugar de culto y adoración al Señor. En el fondo, las obras materiales en una buena mayoría de los casos, cuando conducen al mejor estar de otros miembros de la parroquia, están inspiradas en las mociones del Santo Espíritu de Dios en cada uno de nosotros.


El domingo 4 de diciembre, nuestra parroquia –es decir todos los que la integramos- realizamos un bazar dirigido a recoger fondos para costear el cambio de tejas en el techo de nuestro templo, lo que permitirá corregir las fugas de aguas lluvias, tan frecuentes en esta temporada. Incluso se proyecta en el caso de alcanzar un recaudo suficiente, el poder dotar de un cielo raso el espacio en el cual está ubicado el Sagrario, para disponer de la mejor manera posible un lugar de encuentro y oración con Jesús Eucaristía. Son obras materiales que tienen una íntima conexión con la disposición física y ambiental que merece el lugar en que nos congregamos para adorar al Dueño de la Vida.


En este evento comunitario, los fieles laicos comprometidos de nuestra parroquia, tuvimos la oportunidad de trabajar armónicamente para ofrecer a los visitantes un espacio de integración y degustación de diferentes alimentos y bebidas, luego de la participación en cada uno de las Eucaristías.


Dos hechos circunstanciales parecieron condicionar un poco los resultados de la iniciativa: un día lluvioso y la celebración simultánea de un evento similar en la parroquia hermana del Divino Niño Jesús de Praga, ya que siempre nos acompañan en estos esfuerzos. Pero bien nos anuncia la Palabra “Todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas” (Filipenses 4, 13). Una lluvia persistente entre el medio día y las cuatro de la tarde, hacía pensar que habría dificultad para alcanzar las ventas de todo lo preparado y en muchos casos donado.


Pero como se trataba de un trabajo de una comunidad en torno a la Iglesia, el Señor allanó el camino y la lluvia cesó. Incluso alcanzamos a tener sol de atardecer y la presencia de los fieles que salían de misa de cinco de la tarde, quienes dieron buena cuenta de una parte importante de los inventarios de alimentos que quedaban. “Pues quien así sirve a Cristo, se hace grato a Dios y aprobado por los hombres” nos anuncia Romanos 14, 18. Incluimos con esta nota algunas fotografías de esta ocasión. Gracias a todos los que colaboraron sirviendo en diferentes formas y gracias a quienes se hicieron presentes y partícipes con sus compras.