sábado, 26 de noviembre de 2011

Apuntes sobre un seminario de economía personal saludable




Tal como se programó el Seminario sobre principios bíblicos para una economía personal saludable, que organizó el laico Ricardo González, se llevó a efecto el sábado 26 de noviembre. De su contenido, expuesto por el formador católico Ricardo Pinzón, extractamos algunas ideas centrales que constituyeron el hilo conductor de esta conferencia, así:

· La prosperidad es un estado de abundancia, calidad y aumento, que se puede vivir en dos ámbitos diferentes: en el desorden del mundo –afectando la calidad- o en el orden de Dios con un balance de esas tres características.
· Al aplicar o encarnar la Biblia en nuestra vida respondemos a los planes de Dios. Puedo vivir mi economía personal dentro de los planes de Él (Mateo 8. 24-27)
· Muchas personas al examinar las dificultades de su situación financiera y reconocer que no ha manejado adecuadamente los recursos que Dios le ha dado, se pregunta ¿qué hice para llegar a esta situación?
· Cuando hemos manejado nuestra economía solo bajo mis propias ideas, sin considerar los planes de Dios, reconocemos que en nuestra propia autosuficiencia no dejamos espacio para el Señor. Solo yo!
· Una pregunta necesaria para hacernos es: ¿Quién me gobierna? ¿Quién es el motor de mis propias decisiones y actos? En muchos casos encontramos que algunos se responden a sí mismos con respuestas como: el dinero que tengo, otros dirán que el poder que tienen, y una gran mayoría afirman que es su propia familia para quien todo lo hacen.
· Una conclusión que aflora rápidamente es que el motor no es algo, sino “alguien”.. porque Dios no es algo sino alguien
· Dios es 100% relacional y no funcional. A Él lo podemos encontrar en la relación con el otro. Este es el primer principio que debemos identificar para construir una economía saludable.
· Un segundo principio consiste en esforzarnos para lograr lo que nos hemos propuesto. Manejar el dinero que Dios nos da amerita hacer un presupuesto y cumplirlo. No obstante este principio muchos abandonamos una ejecución ordenada de nuestros planes
· Un tercer principio nos dice que la administración de las cosas que Dios nos da, solo se darán acertadamente realizándolas dentro del plan de Dios
· Puede ocurrir que cuando pido ayuda de Dios en mis planes, esta no llegue como la quiero, porque son mis planes y no los de Dios. Él es un refugio de transformación.
· Si yo me oriento a los planes de Dios, debo estar dispuesto a pasar pruebas. Esto nos lo recuerda Eclesiástico 2, 1-18 porque “en el fuego se purifica el oro”. Recordemos revisando la historia de la salvación, que Dios tiene un plan para nosotros y quiere que estemos en él. La repuesta es nuestra y Él respeta nuestra decisión.
· Con agradecimiento por la ayuda recibida de Dios, debemos poder decir igual que el Apóstol San Pablo en Filipenses 4, 12-13 “Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en todo: a la saciedad y al hambre; a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas”
· En Deuteronomio 20, 15-20 el Señor nos muestra los dos caminos que hay para seguir: la vida y el bien, o la muerte y el mal. Si nuestro corazón se desvía de Él y no lo escuchamos dejándonos arrastrar para postrarnos ante otros dioses y a darles culto, no podremos alcanzar prosperidad alguna.
· Lo que el Señor nos da de más respecto de lo que le pedimos, no es para nosotros. Es para otras personas… En Isaías 55, Dios da alimento y semilla para sembrar. Pero algunos se comen el alimento y la semilla, dejando a otros sin el alimento que esa semilla les podría dar.. No hay que olvidar la ofrenda, el diezmo, la limosna y las primicias.
· Nosotros damos por el cómo, no por el cuánto. Recordemos el Evangelio de Marcos 12, 41-44, en el que Jesús viendo cómo dio la viuda el óbolo… valoró su ofrenda por encima de aquel que había dado más dinero.
· Nuestra prosperidad en nuestra economía personal está en el cómo adoramos a Dios. Tres pasos claves para lograrlo están en: adorar a Dios en la cotidianidad, dar a otros como expresión de amor y misericordia, y construir comunidad en la que estemos periódicamente dando. Esto nos conduciría a construir una nueva sociedad.
· La familia ha sido históricamente el núcleo de la sociedad. Hoy parece que fuera el individuo y no la familia. Todo promueve la satisfacción del individuo en un egocentrismo feroz y cada vez menos a la familia. Caer en la aceptación de esta nueva concepción nos aleja de la vida comunitaria y de Dios. La primera comunidad que Dios nos da es la familia.
· En Colosenses 1, 15 concluimos que todo fue creado por Cristo y para Cristo. Porque todo es de Cristo. Somos de Él.
· Seis (6) errores en el manejo del dinero:
1. Adquirir deudas irresponsables
2. Conseguir dinero fácil y rápido, sin el justo esfuerzo
3. Retener lo que debo dar
4. Amar el dinero y centrarlo todo en él
5. Engañar en los negocios
6. Romper el orden de Dios. En 1Tes. 5, 23-24 dicho orden es satisfacer primero a nuestro espíritu, segundo a nuestra alma y en tercer lugar a nuestro cuerpo. ¿Cómo lo hace usted en el manejo de su dinero?
· Finalmente, la bendición económica es lo que sucede en mi corazón, respecto del dinero que me llega. ¿Qué tanto estamos dispuestos a dar? ¿Eres una bendición para los demás? En Génesis 12,2 el Señor le dice a Abrahán: “De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición”.