lunes, 12 de septiembre de 2011

Sangre de mártires, semilla de cristianos



En la Parroquia de San Cipriano estamos celebrando en el presente mes, el día 19, nuestra Fiesta Patronal, la San Cipriano Obispo. El pasado domingo 11 iniciamos la Novena denominada “Nueve Encuentros con San Cipriano”. Recogemos parte de las palabras del Padre Miguel Ángel Aragón incluidas en la edición de esta Novena hace 11 años, así:

“Nos preparamos para la fiesta comunitaria en honor de San Cipriano. Estos nueve días nos servirán para conocer mejor a Jesucristo y a su Iglesia por quienes nuestro santo patrono entregó su vida, como cristiano, obispo y mártir.

Cuando celebramos en la Iglesia la memoria de los santos, celebramos a Jesucristo en la vida de estas personas elegidas por Dios para construir el Reino. La Iglesia ha llamado mártires, es decir “testigos” a quienes por amor a Dios y a la Iglesia han perdido su vida temporal y han ganado la eterna. El testimonio de estos hombres y mujeres es de una gran riqueza para todos, porque nos hace ver que amar al Señor, servirlo en los más necesitados, vivir y morir por Él y para Él, vale la pena.

Por eso los honramos con el recuerdo de su vida y la veneración de su nombre, sabiendo que la adoración es únicamente para Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Al reunirnos comunitariamente para recordar la vida de San Cipriano, reconocemos que después de Dios, a él debemos, en parte, la unidad de la fe católica que profesamos. ÉL sembró la Palabra de Dios, abonó los surcos de la fe con la oración, la entrega al Señor y a la comunidad como obispo, dando testimonio de vida hasta llegar al martirio.

Los escritos de nuestro santo patrono san Cipriano, nos ayudarán a conocer mejor a Jesucristo y a nuestra santa Iglesia. Iniciemos estos nueve encuentros con Cipriano sabiendo que damos gloria a Dios, reconociendo a nuestros santos que nos precedieron en la fe, la esperanza y en el amor”.

Véase la biografía de San Cipriano, publicada en este Blog el 11 de septiembre de 2009.

Oración para todos los días:

Señor Jesús, tú que en el Santo Cipriano diste a tu pueblo un pastor lleno de celo y un mártir victorioso, concédenos por su valiosa intercesión, ser firmes e invencibles en la fe y trabajar con verdadero empeño para lograr la unidad de tu Iglesia. Por Cristo nuestro Señor. Amén.