martes, 21 de junio de 2011

La reunión semanal

Un elemento importante de la vida en Pequeña Comunidad lo constituye la reunión semanal. Porque es en tal ocasión que sus miembros tienen la oportunidad de hacer un encuentro colectivo y personal con el Señor, a través de su Palabra y de la presencia del Espíritu Santo en la mente y los corazones de sus integrantes.

Cuando se participa de este encuentro, ocurren varios hechos especiales que son únicos en su oportunidad y en su alcance:

· Es agregar a nuestra vida espiritual individual, un carácter comunitario en una misma familia. Una familia en la que somos hijos de un mismo Padre, hermanos de Jesús y herederos del cielo con la ayuda del Espíritu Santo
· Ocasión de escuchar y discernir la Palabra Dios, con el amplio eco de sus participantes y orientar nuestra vida, a encarnar dicha Palabra
· Reconocernos necesitados del Señor, de su luz, de su Amor y su Misericordia, sin la cual muy poco podemos alcanzar.
· Edificarnos en el testimonio cristiano de nuestros hermanos de comunidad, para valorar la multiforme Gracia de Dios en nuestras vidas. Verificar una vez más, que creemos en un Dios vivo y que actúa en cada uno de nosotros
· Formarnos catequéticamente para conocer mejor los fundamentos de nuestra fe, la doctrina de la Iglesia y poder dar razón de nuestra esperanza a los demás
· Ayudar a los hermanos que se encuentran en alguna dificultad, escuchándolos, conociendo su realidad, identificando a la luz del Evangelio cómo podemos ayudarlos y reforzar una identidad corporativa de una nueva forma de vida
· Practicar la oración y la alabanza al Dueño de la Vida, Rey de Reyes y Señor de Señores!
· Articularnos con los diferentes ministerios de nuestra Iglesia, según los Dones y Carismas recibidos del Espíritu Santo, para servir a los demás dentro de la comunidad parroquial
· Practicar en cada reunión los retos de la vida fraterna, con todos sus momentos de dificultad, pero también con sus momentos de crecimiento espiritual y social. Pequeña Comunidad que no tiene momentos de dificultad en la relación de sus miembros, no existe! La primera comunidad integrada por los Apóstoles así nos lo demostró.
· Practicar la corrección fraterna, como lo indica la Palabra de Dios, para ser cada vez más humildes pero igualmente más grandes como cristianos.
· Discernir los signos de los tiempos que vivimos, para entender las dificultades y contradicciones del hombre de hoy. Revisar nuestro propio comportamiento y actitudes hacia los demás, para aprender a verlos con la mirada de Jesús.
· Hacer de la asistencia a las Eucaristías, ocasión de fortaleza en el Señor
· Participar en las actividades pastorales de la Parroquia, de manera coordinada y entusiasta.

Quien no asiste con regularidad a la reunión semanal no solo está fallando a sus hermanos. Esta dándose ocasión de debilitar su caminar, de adquirir tibiezas comportamentales, de perder comunión con la Iglesia y permitirse un riesgo en sus propósitos de vida en comunidad. La asistencia semanal a la reunión de la Pequeña Comunidad es vital para calmar nuestra sed de Dios.