viernes, 30 de diciembre de 2011

Handel - Messiah - Hallelujah Chorus



Saludemos al Señor en el amanecer de este Nuevo Año! Halleluja... Esta majestuosa interpretación dirigida por Andre Rieu´s con la Orquesta Johann Strauss y los Coros de Harlem

domingo, 25 de diciembre de 2011

Enseñanzas que Benedicto XVI extrae de la JMJ de Madrid

Por: zenith.org 

Ayer, las 11 de esta mañana, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, Benedicto XVI recibe en audiencia a los cardenales, los miembros de la Curia Romana y de la Casa de Gobierno de la Ciudad del Vaticano para la presentación de los augurios natalicios. En el encuentro, tras las palabras de saludo al santo padre del cardenal Ángelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, el papa dirigió a los presentes un discurso, en el que analizó el clima de crisis económica, financiera y de fe que vive actualmente Europa, fundamentada en una crisis ética que amenaza al viejo continente. Identificó como un nuevo tema de interés para la Iglesia el cómo anunciar el Evangelio en Europa, ¿De qué manera la fe, en cuanto fuerza viva y vital, puede llegar a ser hoy realidad?



Conozcamos aquí algunos de sus conceptos sobre este tema:


“El núcleo de la crisis de la Iglesia en Europa es la crisis de fe. Si no encontramos una respuesta para ella, si la fe no adquiere nueva vitalidad, con una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro con Jesucristo, todas las demás reformas serán ineficaces.


En este sentido, el encuentro en África con la gozosa pasión por la fe ha sido de gran aliento. Allí no se percibía ninguna señal del cansancio de la fe, tan difundido entre nosotros, ningún tedio de ser cristianos, como se percibe cada vez más en nosotros. Con tantos problemas, sufrimientos y penas como hay ciertamente en África, siempre se experimentaba sin embargo la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a su Iglesia. De esta alegría nacen también las energías para servir a Cristo en las situaciones agobiantes de sufrimiento humano, para ponerse a su disposición, sin replegarse en el propio bienestar. Encontrar esta fe dispuesta al sacrificio, y precisamente alegre en ello, es una gran medicina contra el cansancio de ser cristianos que experimentamos en Europa.


La magnífica experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud, en Madrid, ha sido también una medicina contra el cansancio de creer. Ha sido una nueva evangelización vivida. Cada vez con más claridad se perfila en las Jornadas Mundiales de la Juventud un modo nuevo, rejuvenecido, de ser cristiano, que quisiera intentar caracterizar en cinco puntos.


1. Primero, hay una nueva experiencia de la catolicidad, la universalidad de la Iglesia. Esto es lo que ha impresionado de inmediato a los jóvenes y a todos los presentes: venimos de todos los continentes y, aunque nunca nos hemos visto antes, nos conocemos. Hablamos lenguas diversas y tenemos diferentes hábitos de vida, diferentes formas culturales y, sin embargo, nos encontramos de inmediato unidos, juntos como una gran familia. Se relativiza la separación y la diversidad exterior. Todos quedamos tocados por el único Señor Jesucristo, en el cual se nos ha manifestado el verdadero ser del hombre y, a la vez, el rostro mismo de Dios. Nuestras oraciones son las mismas. En virtud del encuentro interior con Jesucristo, hemos recibido en nuestro interior la misma formación de la razón, de la voluntad y del corazón. Y, en fin, la liturgia común constituye una especie de patria del corazón y nos une en una gran familia. El hecho de que todos los seres humanos sean hermanos y hermanas no es sólo una idea, sino que aquí se convierte en una experiencia real y común que produce alegría. Y, así, hemos comprendido también de manera muy concreta que, no obstante todas las fatigas y la oscuridad, es hermoso pertenecer a la Iglesia universal, a la Iglesia católica, que el Señor nos ha dado.


2. De aquí nace después un modo nuevo de vivir el ser hombres, el ser cristianos. Una de las experiencias más importantes de aquellos días ha sido para mí el encuentro con los voluntarios de la Jornada Mundial de la Juventud: eran alrededor de 20.000 jóvenes que, sin excepción, habían puesto a disposición semanas o meses de su vida para colaborar en los preparativos técnicos, organizativos y de contenido de la JMJ, y precisamente así habían hecho posible el desarrollo ordenado de todo el conjunto. Al dar su tiempo, el hombre da siempre una parte de la propia vida. Al final, estos jóvenes estaban visible y «tangiblemente» llenos de una gran sensación de felicidad: su tiempo que habían entregado tenía un sentido; precisamente en el dar su tiempo y su fuerza laboral habían encontrado el tiempo, la vida. Y entonces, algo fundamental se me ha hecho evidente: estos jóvenes habían ofrecido en la fe un trozo de vida, no porque se les había mandado o porque con ello se ganaba el cielo; ni siquiera porque así se evita el peligro del infierno. No lo habían hecho porque querían ser perfectos. No miraban atrás, a sí mismos. Me vino a la mente la imagen de la mujer de Lot que, mirando hacia atrás, se convirtió en una estatua de sal.


Cuántas veces la vida de los cristianos se caracteriza por mirar sobre todo a sí mismos; hacen el bien, por decirlo así, para sí mismos. Y qué grande es la tentación de todos los hombres de preocuparse sobre todo de sí mismos, de mirar hacia atrás a sí mismos, convirtiéndose así interiormente en algo vacío, «estatuas de sal». Aquí, en cambio, no se trataba de perfeccionarse a sí mismos o de querer tener la propia vida para sí mismos. Estos jóvenes han hecho el bien –aun cuando ese hacer haya sido costoso, aunque haya supuesto sacrificios– simplemente porque hacer el bien es algo hermoso, es hermoso ser para los demás. Sólo se necesita atreverse a dar el salto. Todo eso ha estado precedido por el encuentro con Jesucristo, un encuentro que enciende en nosotros el amor por Dios y por los demás, y nos libera de la búsqueda de nuestro propio «yo». Una oración atribuida a san Francisco Javier dice: «Hago el bien no porque a cambio entraré en el cielo y ni siquiera porque, de lo contrario, me podrías enviar al infierno. Lo hago porque Tú eres Tú, mi Rey y mi Señor». También en África encontré esta misma actitud, por ejemplo en las religiosas de Madre Teresa que cuidan de los niños abandonados, enfermos, pobres y que sufren, sin preguntarse por sí mismas y, precisamente así, se hacen interiormente ricas y libres. Esta es la actitud propiamente cristiana. También ha sido inolvidable para mí el encuentro con los jóvenes discapacitados en la fundación San José, de Madrid, encontré de nuevo la misma generosidad de ponerse a disposición de los demás; una generosidad en el darse que, en definitiva, nace del encuentro con Cristo que se ha entregado a sí mismo por nosotros.


3. Un tercer elemento, que de manera cada vez más natural y central forma parte de las Jornadas Mundiales de la Juventud, y de la espiritualidad que proviene de ellas, es la adoración. Fue inolvidable para mí, durante mi viaje en el Reino Unido, el momento en Hyde Park, en que decenas de miles de personas, en su mayoría jóvenes, respondieron con un intenso silencio a la presencia del Señor en el Santísimo Sacramento, adorándolo. Lo mismo sucedió, de modo más reducido, en Zagreb, y de nuevo en Madrid, tras el temporal que amenazaba con estropear todo el encuentro nocturno, al no funcionar los micrófonos. Dios es omnipresente, sí. Pero la presencia corpórea de Cristo resucitado es otra cosa, algo nuevo. El Resucitado viene en medio de nosotros. Y entonces no podemos sino decir con el apóstol Tomás: «Señor mío y Dios mío». La adoración es ante todo un acto de fe: el acto de fe como tal. Dios no es una hipótesis cualquiera, posible o imposible, sobre el origen del universo. Él está allí. Y si él está presente, yo me inclino ante él. Entonces, razón, voluntad y corazón se abren hacia él, a partir de él. En Cristo resucitado está presente el Dios que se ha hecho hombre, que sufrió por nosotros porque nos ama. Entramos en esta certeza del amor corpóreo de Dios por nosotros, y lo hacemos amando con él. Esto es adoración, y esto marcará después mi vida. Sólo así puedo celebrar también la Eucaristía de modo adecuado y recibir rectamente el Cuerpo del Señor.


4. Otro elemento importante de las Jornadas Mundiales de la Juventud es la presencia del Sacramento de la Penitencia que, de modo cada vez más natural, forma parte del conjunto. Con eso reconocemos que tenemos continuamente necesidad de perdón y que perdón significa responsabilidad. Existe en el hombre, proveniente del Creador, la disponibilidad a amar y la capacidad de responder a Dios en la fe. Pero, proveniente de la historia pecaminosa del hombre (la doctrina de la Iglesia habla del pecado original), existe también la tendencia contraria al amor: la tendencia al egoísmo, al encerrarse en sí mismo, más aún, al mal. Mi alma se mancha una y otra vez por esta fuerza de gravedad que hay en mí, que me atrae hacia abajo. Por eso necesitamos la humildad que siempre pide de nuevo perdón a Dios; que se deja purificar y que despierta en nosotros la fuerza contraria, la fuerza positiva del Creador, que nos atrae hacia lo alto.


5. Finalmente, como última característica que no hay que descuidar en la espiritualidad de las Jornadas Mundiales de la Juventud, quisiera mencionar la alegría. ¿De dónde viene? ¿Cómo se explica? Seguramente hay muchos factores que intervienen a la vez. Pero, según mi parecer, lo decisivo es la certeza que proviene de la fe: yo soy amado. Tengo un cometido en la historia. Soy aceptado, soy querido. Josef Pieper, en su libro sobre el amor, ha mostrado que el hombre puede aceptarse a sí mismo sólo si es aceptado por algún otro. Tiene necesidad de que haya otro que le diga, y no sólo de palabra: «Es bueno que tú existas». Sólo a partir de un «tú», el «yo» puede encontrarse a sí mismo. Sólo si es aceptado, el «yo» puede aceptarse a sí mismo. Quien no es amado ni siquiera puede amarse a sí mismo. Este ser acogido proviene sobre todo de otra persona. Pero toda acogida humana es frágil. A fin de cuentas, tenemos necesidad de una acogida incondicionada. Sólo si Dios me acoge, y estoy seguro de ello, sabré definitivamente: «Es bueno que yo exista». Es bueno ser una persona humana. Allí donde falta la percepción del hombre de ser acogido por parte de Dios, de ser amado por él, la pregunta sobre si es verdaderamente bueno existir como persona humana, ya no encuentra respuesta alguna. La duda acerca de la existencia humana se hace cada vez más insuperable. Cuando llega a ser dominante la duda sobre Dios, surge inevitablemente la duda sobre el mismo ser hombres. Hoy vemos cómo esta duda se difunde. Lo vemos en la falta de alegría, en la tristeza interior que se puede leer en tantos rostros humanos. Sólo la fe me da la certeza: «Es bueno que yo exista». Es bueno existir como persona humana, incluso en tiempos difíciles. La fe alegra desde dentro. Ésta es una de las experiencias maravillosas de las Jornadas Mundiales de la Juventud.”

jueves, 22 de diciembre de 2011

TU FIDELIDAD



Ayer, hoy y siempre... pon tu confianza solo en el Señor! Su fidelidad es grande!

jueves, 15 de diciembre de 2011

A todos nuestros seguidores y amigos!

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NUEVO RECTOR EN EL SEMINARIO MAYOR DE LOS MSA EN BOGOTA

El Padre José Humberto Ángel Martínez, MSA. asume como rector del Seminario Mayor de los Santos Apóstoles. Este lunes 12 de diciembre. Fiesta de la Virgen de Guadalupe. y aniversario número 45 de la
fundación del Seminario, el P José Humberto Ángel, MSA, asumió como nuevo rector del Seminario Mayor de los Santos Apóstoles en Bogotá – Colombia. Este nombramiento es válido por 3 años


El 6 de enero de 2007, hizo su Promesa Definitiva como MSA., luego de una larga formación. Fue ordenado Diácono en Perú. El 8 de Diciembre de 2007. fue ordenado sacerdote, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción en la Catedral Metropolitana de Bogotá. Licenciado en Teología de la Pontificia Universidad Javeriana. En los últimos años ha realizado la misión en el Perú en diversos apostolados (Colegio Winnetka, Promoción Vocacional, y Formación de aspirantes al sacerdocio). Que Dios continúe animando al P José Humberto en esta delicada tarea de formar sacerdotes para el mundo de hoy.

sábado, 10 de diciembre de 2011

cuantas veces, siendo niño te recé



Una madre no se cansa de esperar...!

¿Crisis vocacional?



Separa unos pocos minutos para ver y escuchar este mensaje.
El Señor hace el llamado... tu puedes responderle!

domingo, 4 de diciembre de 2011

OBRAS SON AMORES…


En la vida parroquial es tan importante la edificación espiritual de todos los fieles como la edificación de la obra material. De la primera de ellas quizá no sea necesario explicarla en su razón de ser. De la segunda edificación –que algunas personas no valoran justamente- dependen muchas obras que en el fondo contienen convicciones de tipo espiritual en favor del prójimo. Allí encontramos la comunicación de bienes expresada a través del pan compartido, de la asistencia en la enfermedad, de la ayuda material durante el desempleo, de la adecuación y conservación del templo como lugar de culto y adoración al Señor. En el fondo, las obras materiales en una buena mayoría de los casos, cuando conducen al mejor estar de otros miembros de la parroquia, están inspiradas en las mociones del Santo Espíritu de Dios en cada uno de nosotros.


El domingo 4 de diciembre, nuestra parroquia –es decir todos los que la integramos- realizamos un bazar dirigido a recoger fondos para costear el cambio de tejas en el techo de nuestro templo, lo que permitirá corregir las fugas de aguas lluvias, tan frecuentes en esta temporada. Incluso se proyecta en el caso de alcanzar un recaudo suficiente, el poder dotar de un cielo raso el espacio en el cual está ubicado el Sagrario, para disponer de la mejor manera posible un lugar de encuentro y oración con Jesús Eucaristía. Son obras materiales que tienen una íntima conexión con la disposición física y ambiental que merece el lugar en que nos congregamos para adorar al Dueño de la Vida.


En este evento comunitario, los fieles laicos comprometidos de nuestra parroquia, tuvimos la oportunidad de trabajar armónicamente para ofrecer a los visitantes un espacio de integración y degustación de diferentes alimentos y bebidas, luego de la participación en cada uno de las Eucaristías.


Dos hechos circunstanciales parecieron condicionar un poco los resultados de la iniciativa: un día lluvioso y la celebración simultánea de un evento similar en la parroquia hermana del Divino Niño Jesús de Praga, ya que siempre nos acompañan en estos esfuerzos. Pero bien nos anuncia la Palabra “Todo lo puedo con Aquel que me da fuerzas” (Filipenses 4, 13). Una lluvia persistente entre el medio día y las cuatro de la tarde, hacía pensar que habría dificultad para alcanzar las ventas de todo lo preparado y en muchos casos donado.


Pero como se trataba de un trabajo de una comunidad en torno a la Iglesia, el Señor allanó el camino y la lluvia cesó. Incluso alcanzamos a tener sol de atardecer y la presencia de los fieles que salían de misa de cinco de la tarde, quienes dieron buena cuenta de una parte importante de los inventarios de alimentos que quedaban. “Pues quien así sirve a Cristo, se hace grato a Dios y aprobado por los hombres” nos anuncia Romanos 14, 18. Incluimos con esta nota algunas fotografías de esta ocasión. Gracias a todos los que colaboraron sirviendo en diferentes formas y gracias a quienes se hicieron presentes y partícipes con sus compras.