martes, 22 de marzo de 2011

EUCARISTÍA DE ENVÍO MISIONERO AL PERÚ

Pedro y Pablo, seminaristas en formación sacerdotal enviados en misión de prueba

El Padre John Henry presidiendo la Eucaristía de Envío Misionero de prueba al Perú

Una vista panorámica del presbiterio durante esta celebración Eucarística.


El martes 22 de marzo se celebró en el templo de la Parroquia de San Cipriano, en Bogotá, dos hechos importantes en nuestra vida de Iglesia: el envío misionero de prueba al Perú, de Pedro y Pablo, dos seminaristas M.S.A. en proceso de formación sacerdotal en la Delegación de Colombia; y de otra parte, la celebración del octavo aniversario de vida sacerdotal del Padre John Henry Buitrago, M.S.A. y Párroco actual de San Cipriano.

La solemne Eucaristía estuvo presidida por el Padre John Henry y concelebrada por siete sacerdotes M.S.A., entre ellos los Padres Mario Herrera, de la Parroquia Divino Niño Jesús de Praga; Eduard de los Estados Unidos, Abad Martínez, Rector del Seminario M.S.A. y Animador de la Delegación Colombiana; Frey Martín Mancera; Pompilio Moreno, Vicario Parroquial de San Cipriano.

A esta celebración asistieron un numeroso grupo de laicos miembros de los equipos pastorales de San Cipriano y fieles de esta iglesia particular. Se incluye información gráfica de esta importante ocasión.

Posterior a la celebración Eucarística, el Padre John Henry fue objeto de un agasajo que le ofrecieron miembros de las comunidades de laicos de la Parroquia. Las fotografías que se incluyen en esta información muestran el ambiente fraterno y alegre de este ágape. Véase video al final.
El Padre John Henry en compañía de su señora Madre y miembros de su familia
El Padre Frey Martín dirige unas palabras de felicitación al Padre John Henry, con motivo de su 8o. aniversario de ordenación sacerdotal en los M.S.A. Acompañan este instante en la foto, el Padre Mario Herrera y el Padre Pompilio Moreno, ambos M.S.A.

lunes, 21 de marzo de 2011

Encuentro de Comunidades de la Parroquia de San Cipriano


Un instante de Adoración Eucarística en la Capilla del Colegio de las Hermanas de Nazaret

Aquí, Alexandra Lamus y Oscar Leyva exponen la información recibida en la Zona Pastoral


El Padre John Henry M.S.A., expone sobre la Misión Continental en nuestra Parroquia.



Una vista parcial de los asistentes, durante la Eucaristía en la Capilla del Colegio Nazaret.


El lunes 21 de marzo, se llevó a efecto en las instalaciones del Colegio Nazaret, un Encuentro de Comunidades de la Parroquia de San Cipriano, al que asistieron 99 laicos comprometidos de esta Iglesia particular. Entre los participantes estaban miembros de las Pequeñas Comunidades, los Ministros Extraordinarios del área de Liturgia, miembros de las Pastorales Social, de la Salud, de la Familia, Catequesis de jóvenes y de niños (infancia misionera), Acogida, grupos celebrativos de música religiosa, Monaguillos y miembros de la Comunidad de Oración e Intercesión.

La dirección del Encuentro estuvo a cargo del Padre John Henry Buitrago M.S.A., Párroco de San Cipriano. El contenido de esta reunión contó con los siguientes temas:

9:00 a.m. Video sobre Milagros Eucarísticos (Conferencia del Dr. Ricardo Castañón Gómez)
9:25 a.m. Exposición del Santísimo y Adoración Eucarística Comunitaria
10:00 a.m. La Misión Continental en la Parroquia
12:45 m. Almuerzo compartido comunitario
2:00 p.m. Nuestra Iglesia y los preparativos para la Misión
3:00 p.m. Eucaristía y bendición con el Santísimo a toda la Asamblea.

La exposición inicial del video sobre los Milagros Eucarísticos muestra de manera muy desde la razón, más de 10 hechos milagrosos, verificados por renombrados científicos de Italia y Estados Unidos, además del Dr. Castañón que es científico boliviano y que realizó la parte inicial de dichas investigaciones, casos ocurridos en diferentes partes del mundo en los que la Eucaristía (hostia consagrada) fue objeto de irreverencia y ultraje por laicos y por sacerdotes en situación de duda, sobre la presencia real y viva de Jesús en las especies eucarísticas (pan y vino).

En todos los casos, se muestra cómo las hostias sangran y en el caso de duda de los sacerdotes la hostia se ha convertido en un pedazo de carne humana con tejidos vivos del ventrículo izquierdo de un corazón y con sangre tipo AB. Cada uno de los casos fue estudiado en laboratorios de investigación de muy alto nivel científico, sin que los doctores que realizan los estudios supieran que las muestras procedían de una hostia. Las explicaciones detalladas del científico conducen a concluir la presencia real y viva de Jesucristo en las hostias consagradas. Dios permite así que el hombre pueda tener ayudas que le permitan comprender el misterio eucarístico y aceptarlo en su razón y en su fe. Naturalmente la Adoración Eucarística realizada a continuación de ver este video es una experiencia muy grande que le permitió a los participantes, tener la certeza de haber compartido un encuentro real y personal con la persona de Jesucristo, a través de la Eucaristía, de su Palabra y de la comunión eclesial.

En la presentación de la Misión Continental en la Parroquia, el Padre John Henry nos recordó la naturaleza y carácter misionero de la Iglesia, que para el caso de la Misión Continental persigue 4 objetivos así:

1. Implorar y vivir un nuevo Pentecostés en todas las comunidades cristianas, para que cada cual “salga a hablar de Cristo”
2. Aprovechar intensamente esta hora de Gracia
3. Salir al encuentro con los demás para compartirle a otros nuestro encuentro con Jesús
4. Despertar la vocación y la acción misionera de los bautizados, así como alentar todas las vocaciones y ministerios dentro de la Iglesia.

El proceso anterior implica que a partir del Kerygma (Primer Anuncio) vitalizar el encuentro con Jesucristo vivo, para que los bautizados pasen a ser evangelizadores, a través de su propio testimonio, y tener vida plena en Él.

En la conferencia sobre los preparativos para la misión, el Padre John Henry presentó a los integrantes del Consejo de Evangelización, que se viene formando en la Zona Pastoral de San Pedro. Ellos son: Padre Pompilio Moreno, el Diácono Jaime Montealegre y su esposa, Alexandra Lamus y su esposo Oscar Leyva. Estos dos últimos laicos hicieron una clara presentación de todo el esquema de organización para efectuar el censo previo de todos los hogares de la zona geográfica de la Parroquia. El nivel de detalle allí previsto nos hizo recordar el esquema del SINE (Sistema Integral de Nueva Evangelización) que en buena parte se aplicó en las cinco (5) anteriores misiones de evangelización kerygmática, realizadas en el pasado por nuestros laicos comprometidos.

En parte final del Encuentro, los participantes respondieron 4 preguntas así:

1. ¿Cómo es su participación en la vida parroquial?
2. ¿Cómo es su relación con su Párroco?
3. ¿Qué cree que puede hacer para mejorar esa relación o establecerla?
4. ¿Algo más, (sugiere) para mejorar el sentido de pertenencia?

Las respuestas que fueron expuestas en plenaria mostraron un nivel de comunión importante en la Parroquia y permitió conocer algunas sugerencias de mejora por parte de los asistentes. El Encuentro inició con Adoración Eucarística y concluyó con Eucaristía. Hubo unanimidad en expresar alegría, motivación cristiana y misionera por parte de los asistentes.

Se incluyen algunas fotos de diversos momentos de esta Asamblea.

sábado, 19 de marzo de 2011

Formación de Monaguillos


El Diácono Permanente Jaime Montealegre y su señora Amaro Santa de Montealegre, organizaron en el marco del Curso de Formación que se viene adelantando actualmente, un espacio de integración entre los participantes. En este acto se les ofrecieron unos refrescos y un momento de distracción en el cual los jóvenes bailaron, jugaron y se integraron fraternalmente con todos sus compañeros.


Esta acción de formación viene siendo un eficaz fermento para la promoción de nuevos laicos comprometidos con la Iglesia Católica y su acción evangelizadora.


Se incluye una fotografia de este acto.

Avanza Curso de Formación de Ministros Extraordinarios




Continúa adelantandose el Curso de formación para antíguos y nuevos Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión, en las instalaciones del Colegio de las Religiosas Hermanas de Nazaret, con la asistencia de representantes de tres parroquias del Arciprestago 5.6 En el día de hoy el Padre Wilson Freddy M.S.A. , quien actualmente se desempeña como Capellán del SENA, hizo una conferencia sobre "La Eucaristía y los Documentos de la Iglesia" que fué muy bien recibida por todos los participantes.


La exposición de este tema, enmarcada en cerca de 10 documentos eclesiales diferentes, permitió adquirir una visión más amplia del SER Ministro , de sus posibilidades y de sus atribuciones en el marco del código de derecho canónico. Al final presentó un programa ideal de formación para la formación de Ministros Extraordinarios, de acuerdo con un documento de la Conferencia Episcopal de Colombia.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Iniciamos tiempo de Cuaresma!

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el
Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios. El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo, ya que por acción de nuestro pecado, nos alejamos más de Dios.


Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, hemos de arrojar de nuestros corazones el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los hermanos. En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la resurrección.
40 días


La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.
En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.
La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión


Este tiempo vigoroso del Año Litúrgico se caracteriza por el mensaje bíblico que puede ser resumido en una sola palabra: "metanoeiete", es decir "Convertíos". Este imperativo es propuesto a la mente de los fieles mediante el rito austero de la imposición de ceniza, el cual, con las palabras "Convertíos y creed en el Evangelio" y con la expresión "Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás", invita a todos a reflexionar acerca del deber de la conversión, recordando la inexorable caducidad y efímera fragilidad de la vida humana, sujeta a la muerte.


La sugestiva ceremonia de la ceniza eleva nuestras mentes a la realidad eterna que no pasa jamás, a Dios; principio y fin, alfa y omega de nuestra existencia. La conversión no es, en efecto, sino un volver a Dios, valorando las realidades terrenales bajo la luz indefectible de su verdad. Sinónimo de "conversión" es así mismo la palabra "penitencia"... Penitencia como cambio de mentalidad. Penitencia como expresión de libre y positivo esfuerzo en el seguimiento de Cristo.


Tradición


En la Iglesia primitiva, variaba la duración de la Cuaresma, pero eventualmente comenzaba seis semanas (42 días) antes de la Pascua. Esto sólo daba por resultado 36 días de ayuno (ya que se excluyen los domingos). En el siglo VII se agregaron cuatro días antes del primer domingo de Cuaresma estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto.
Hoy en día en la Iglesia, el Miércoles de Ceniza, el cristiano recibe una cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos previo. Esta tradición de la Iglesia ha quedado como un simple servicio en algunas Iglesias protestantes como la anglicana y la luterana. La Iglesia Ortodoxa comienza la cuaresma desde el lunes anterior y no celebra el Miércoles de Ceniza.


Significado simbólico de la Ceniza


La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia. En Jonás 3,6 sirve, por ejemplo, para describir la conversión de los habitantes de Nínive. Muchas veces se une al "polvo" de la tierra: "en verdad soy polvo y ceniza", dice Abraham en Gén. 18,27. El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es le que sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la vida pascual de Cristo.


Mientras el ministro impone la ceniza dice estas dos expresiones, alternativamente: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" (Cf Mc1,15) y "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Cf Gén 3,19): un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio, o sea, la novedad de vida que Cristo cada año quiere comunicarnos en la Pascua.


(Tomado de Aci Prensa)

domingo, 6 de marzo de 2011

Nicolás Bux: Volvamos a la tradición. Será un progreso

Ofrecemos la traducción de la entrevista que Antonio Gasparri ha realizado a Monseñor Nicola Bux y que fue publicada el pasado viernes en la edición italiana de Zenit. Para consulta directa del enlace ir a:
http://infocatolica.com/blog/buhardilla.php/1003220418-nicola-bux-volvamos-a-la-trad



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En julio de 2007, con el Motu Propio Summorum Pontificum, el Pontífice Benedicto XVI ha restaurado la celebración de la Misa en latín. El evento suscitó revuelo. Se levantaron vibrantes voces de protesta pero también valientes aclamaciones.

Para explicar el sentido y la práctica de la reforma litúrgica de Benedicto XVI, don Nicola Bux, sacerdote, experto en liturgia oriental y consultor de la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, publicó el libro “La reforma de Benedicto XVI. La liturgia entre tradición e innovación” (Piemme, Casale Monferrato 2008), con prefacio de Vittorio Messori.

En el libro, don Nicola explica que el restablecimiento del rito latino no es un paso atrás, un retorno a los tiempos precedentes al Concilio Vaticano II, sino más bien un mirar adelante, retomando de la tradición pasada cuanto de bello y significativo ella pueda ofrecer a la vida presente de la Iglesia.

Según don Bux, lo que el Pontífice quiere hacer en su paciente obra de reforma es renovar la vida del cristiano, los gestos, las palabras, el tiempo de lo cotidiano, restaurando en la liturgia un sabio equilibrio entre innovación y tradición. Haciendo así emerger la imagen de una Iglesia siempre en camino, capaz de reflexionar sobre sí misma y de valorizar los tesoros de los que es rico su cofre milenario.





Para tratar de profundizar el significado y el sentido de la Liturgia, sus cambios, la relación con la tradición y el misterio del lenguaje con Dios, Zenit ha entrevistado a don Nicola Bux.

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¿Qué es la liturgia y por qué es tan importante para la Iglesia y para el pueblo cristiano?

La sagrada liturgia es el tiempo y el lugar en que, con seguridad, Dios va al encuentro del hombre. Por lo tanto, el método para entrar en relación con Él es precisamente el de rendirle culto: Él nos habla y nosotros le respondemos; le damos gracias y Él se comunica a nosotros. El culto, del latín colere, cultivar una relación importante, pertenece al sentido religioso del hombre, en toda religión desde los orígenes.

Para el pueblo cristiano, la sagrada liturgia y el culto divino realizan, por lo tanto, la relación con lo más querido que tiene, Jesucristo Dios – el atributo sagrado significa que en ella tocamos su presencia divina. Por eso, la liturgia es la realidad y la “actividad” más importante para la Iglesia.
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¿En qué consiste la reforma de Benedicto XVI y por qué ha suscitado tanto revuelo?

La reforma de la liturgia, término que debe ser entendido según la Constitución litúrgica del Concilio Vaticano II, como instauratio, es decir, restablecimiento en el lugar correcto en la vida eclesial, no comienza con Benedicto XVI sino con la historia misma de la Iglesia, de los apóstoles a la época de los mártires con el papa Dámaso hasta Gregorio Magno, de Pío V y Pío X a Pío XII y Pablo VI. La instauratio es continua, porque siempre existe el riesgo de que la liturgia caiga de su puesto, que es el de ser fuente de la vida cristiana; la decadencia ocurre cuando se somete el culto divino al sentimentalismo y al activismo personales de clérigos y laicos, que penetrando en el culto lo transforman en obra humana y entretenimiento espectacular: actualmente un síntoma de esto está dado por el aplauso en la iglesia que acompaña indistintamente el bautismo de un recién nacido y la salida del ataúd en un funeral. Una liturgia convertida en entretenimiento, ¿no necesita reforma? Esto es lo que Benedicto XVI está haciendo: como emblema de su obra reformadora quedará siempre el restablecimiento de la Cruz al centro del altar con el fin de hacer entender que la liturgia está dirigida al Señor y no al hombre, aunque sea ministro sagrado. El revuelo está siempre en todo giro de la historia de la Iglesia pero no hay que impresionarse.
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¿Cuáles son las diferencias entre los denominados innovadores y los tradicionalistas?

Estos dos términos deben ser aclarados en primer lugar. Si innovar significa favorecer la instauratio de la que hablaba, es precisamente de lo que tenemos necesidad; como también si traditio significa custodiar el depósito revelado sedimentado también en la liturgia. Si, en cambio, innovar quiere decir transformar la liturgia de obra de Dios en acción humana, oscilando entre un gusto arcaico que quiere conservar sólo los aspectos que agradan y un conformismo a la moda del momento, vamos fuera de camino; o por el contrario, ser conservadores de tradiciones meramente humanas que se han superpuesto a modo de incrustaciones en el cuadro, no permitiendo ya captar la armonía del conjunto. En realidad, los dos opuestos terminan por coincidir y revelar la contradicción. Un ejemplo: los innovadores sostienen que la Misa antiguamente era celebrada dirigida al pueblo. Los estudios demuestran lo contrario: la orientación ad Deum, ad Orientem, es la propia del culto del hombre a Dios. Piénsese en el judaísmo. Todavía hoy todas las liturgias orientales la conservan. ¿Cómo es que los innovadores, amantes de la restauración de los elementos antiguos en la liturgia postconciliar, no la han conservado?
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¿Qué significado tiene la tradición en la historia y en la fe cristiana?

La tradición es una de las dos fuentes de la Revelación: la liturgia, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (1124), es un elemento constitutivo de ella. Benedicto XVI, en el libro “Jesús de Nazaret”, recuerda que la Revelación se ha hecho liturgia. Luego están las tradiciones de fe, de cultura, de piedad, que han entrado y han revestido la liturgia; actualmente conocemos varias formas de ritos en Oriente y en Occidente. Todos comprenden, entonces, por qué la Constitución litúrgica, después de haber recordado que sólo la Santa Sede es la autoridad competente para regular la sagrada liturgia, afirma perentoriamente en el n. 22, § 3: “Nadie, aunque sea sacerdote, añada, quite o cambie cosa alguna por iniciativa propia en la Liturgia.”.
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¿Sería posible, en su opinión, volver actualmente a la Misa en latín?

El Misal Romano renovado por Pablo VI es en latín y constituye la edición llamada típica, ya que a ella deben hacer referencia las ediciones en lengua vernácula a cargo de las Conferencias Episcopales nacionales y territoriales, aprobadas por la Santa Sede. Por lo tanto, la Misa en latín se ha continuado celebrando también con el nuevo Ordo, si bien raramente. Esto ha terminado contribuyendo a la imposibilidad, para una asamblea compuesta de lenguas y naciones diversas, de participar en una Misa celebrada en la lengua sagrada universal de la Iglesia Católica de rito latino. Así, en su lugar surgieron las llamadas Misas internacionales, celebradas de tal forma que las partes de las que se compone la Santa Misa se recitan o cantan en varias lenguas; de este modo, ¡cada grupo comprende sólo la suya!

Se ha sostenido que el latín no lo entendía nadie; ahora, si la Misa en un santuario es celebrada en cuatro lenguas, cada grupo termina entendiendo sólo una cuarta parte. Aparte de otras consideraciones, como ha deseado el Sínodo del 2005 sobre la Eucaristía, se debe volver a la Misa en latín: al menos, una dominical en las catedrales y en las parroquias. Esto ayudará, en la aclamada sociedad multicultural actual, a recuperar la participación católica, tanto en el sentirse Iglesia universal como en el reunirse junto a otros pueblos y naciones que componen la única Iglesia. Los cristianos orientales, aún dando espacio a las lenguas nacionales, han conservado el griego y el eslavo eclesiástico en las partes más importantes de la liturgia como la anáfora y las procesiones con las antífonas para el Evangelio y el Ofertorio.

A instaurar todo esto contribuye mucho el antiguo Ordo del Misal Romano anterior, restaurado por Benedicto XVI con el Motu Proprio Summorum Pontificum que, simplificando, es llamada Misa en latín: en realidad, es la Misa de san Gregorio Magno, en cuanto su estructura se remonta a la época de aquel Pontífice y permaneció intacta a través de los añadidos y simplificaciones de Pío V y de los otros pontífices hasta Juan XXIII. Los padres del Vaticano II la han celebrado cotidianamente sin notar ningún contraste con la actualización que estaban realizando.
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El Pontífice Benedicto XVI ha planteado el problema de los abusos litúrgicos. ¿De qué se trata?

En realidad, el primero en lamentar las alteraciones en la liturgia fue Pablo VI, a pocos años de la publicación del Misal Romano, en la audiencia general del 22 de agosto de 1973. Pablo VI estaba convencido de que la reforma litúrgica realizada después del Concilio realmente había introducido y sostenido firmemente las indicaciones de la Constitución litúrgica (discurso al sagrado Colegio del 22 de junio de 1973). Pero la experimentación arbitraria continuaba y se agudizaba, por otro lado, la nostalgia del antiguo rito. El Papa, en el consistorio del 27 de junio de 1977, reprendía a “los contestatarios” por las improvisaciones, banalizaciones, ligerezas y profanaciones, pidiéndoles severamente atenerse a la norma establecida para no comprometer la regula fidei, el dogma, la disciplina eclesiástica, lex credendi y orandi; y también a los tradicionalistas para que reconocieran la “accidentalidad” de las modificaciones introducidas en los ritos.

En 1975, la bula Apostorum Limina de Pablo VI para convocar el año santo había apuntado a propósito de la renovación litúrgica: “Nos estimamos extremadamente oportuno que esta obra sea reexaminada y reciba nuevos desarrollos de modo que, basándose sobre lo que ha sido firmemente confirmado por la autoridad de la Iglesia, se pueda ver por todas partes aquellas que son realmente válidas y legítimas y continuar su aplicación con un celo aún mayor, según las normas y los métodos aconsejados por la prudencia pastoral y por una verdadera piedad”.

Dejo a un lado las denuncias de abusos y sombras en la liturgia por parte de Juan Pablo II en varias ocasiones, en particular en la Carta Vicesimus quintus annus de la entrada en vigor de la Constitución litúrgica. Benedicto XVI, por lo tanto, ha querido reexaminar y dar nuevo impulso precisamente abriendo una ventana con el Motu Proprio, para que poco a poco cambie el aire y se reubique en el correcto carril lo que ha ido más allá de la intención y la letra del Concilio Vaticano II en continuidad con la entera tradición de la Iglesia.
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Usted ha afirmado varias veces que, en una correcta liturgia, es necesario respetar los derechos de Dios. ¿Nos puede explicar qué es lo que quiere sostener?

La liturgia, término que en griego indica la acción ritual de un pueblo que celebra, por ejemplo, sus glorias, como ocurría en Atenas o como ocurre todavía hoy para la inauguración de las Olimpiadas u otras manifestaciones civiles, evidentemente es producida por el hombre. La sagrada liturgia tiene este atributo porque no es a nuestra imagen – en tal caso, el culto sería idolátrico, es decir, creado por nuestras manos – sino que es hecha por el Señor omnipotente: en el Antiguo Testamento, con su presencia indicaba a Moisés cómo debía predisponer en los mínimos detalles el culto al Dios único y verdadero, junto a su hermano Aarón. En el Nuevo Testamento, Jesús hizo otro tanto al defender el verdadero culto echando a los mercaderes del Templo y dando a los Apóstoles las disposiciones para la Cena pascual. La tradición apostólica ha recibido y relanzado el mandato de Jesucristo. Por lo tanto, la liturgia es sagrada, como dice Occidente, y divina, como dice Oriente, porque ha sido instituida por Dios. San Benito la define Opus Dei, obra de Dios, a la que nada debe anteponerse.

Precisamente la función mediadora entre Dios y el hombre, propia del sumo sacerdocio de Cristo y ejercida en y con la liturgia por el sacerdote ministro de la Iglesia, atestigua que la liturgia desciende del cielo, como dice la liturgia bizantina basándose en la imagen del Apocalipsis. Es Dios quien la establece y, por lo tanto, indica cómo se debe “adorar en espíritu y en verdad”, es decir, en su Hijo Jesús y en el Espíritu Santo. Él tiene el derecho de ser adorado como Él quiere.


Sobre todo esto se necesita una profunda reflexión, ya que su olvido está en el origen de los abusos y de las profanaciones, ya muy bien descritas en la Instrucción Redemptionis Sacramentum de la Congregación para el Culto Divino. La recuperación del Ius divinum en la liturgia contribuye mucho a respetarla como algo sagrado, como prescribían las rúbricas; pero también las nuevas deben volver a ser seguidas con espíritu de devoción y obediencia por parte de los ministros sagrados para edificación de todos los fieles y para ayudar a muchos que buscan a Dios a encontrarlo vivo y verdadero en el culto divino de la Iglesia. Los obispos, los sacerdotes y los seminaristas deben volver a aprender y a realizar los sagrados ritos con tal espíritu y contribuirán así a la verdadera reforma querida por el Vaticano II y, sobre todo, a reavivar la fe que, como escribió el Santo Padre en la Carta a los Obispos del 10 de marzo de 2009, corre el riesgo de apagarse en muchas partes del mundo.

martes, 1 de marzo de 2011

Benedicto XVI: aborto no es nunca solución



El Vicario de Cristo en la tierra recuerda a todo el mundo la improcedencia moral y jurídica del aborto.