domingo, 6 de junio de 2010

¿Oye misa o participa?

¿Qué ocurriría si usted invitara a un grupo de amigos, familiares y relacionados a un comida o cena en su casa, y una parte de los invitados se quedaran durante la reunión en la puerta de su casa o en el andén o acera de enfrente?

Probablemente los invitados que así obraran le dejarían a usted la impresión de que no tienen mayor interés en el motivo de la reunión y que están no integrándose a los demás invitados, quizá con indiferencia por lo que ocurre al interior de su residencia. Ciertamente lamentable ¿verdad?

Pues bien, esa situación ocurre en algunos de los templos de nuestras Parroquias. Y la nuestra no es una excepción, tal como lo podemos observar en la fotografía que ilustra esta nota. No es muy diferente la circunstancia: en el templo se convoca a un Banquete Eucarístico para celebrar nuestra fe, en el que se ofrece como alimento espiritual y físico el cuerpo y la sangre real de nuestro Señor Jesucristo, además del pan de la Palabra a traves de las lecturas bíblicas que le son propias en los domingos. Una lectura de un texto del antíguo testamento, un salmo, una lectura de un texto del nuevo testamento y la lectura principal del Santo Evangelio.

El discernimiento y comprensión de la Palabra de Dios leída y escuchada, se hace posible en parte por la homilía o predicación que hace el sacerdote que preside la celebración. Algunos dirán: "El problema esta en el celebrante, su devoción, su voz, su forma de predicar.." En parte esto es cierto pues el celebrante puede ser de gran ayuda, pero no hay que olvidar que en la Santa Misa ¡todos somos celebrantes! no lo es solo el sacerdote. Es necesario que cada cual celebre lo mejor posible sin depender demasiado del sacerdote, que es indispensable en la celebración y lo hace "in persona Cristi" (en la persona de Cristo).

La Santa Misa no es conmemoración, sino la celebración de la Eucaristía. Todo es real y presente, no estamos simplemente recordando, sino que realizamos la re-presentación de la Pascua, es decir, de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Re-presentación significa volver a hacer presente. La Santa Misa es entonces una celebración sacramental, es decir una celebración que se hace por medio de signos sagrados establecidos por Cristo mismo.

Es verdaderamente lamentable el que mientras estos divinos misterios ocurren al interior del templo, haya un grupo de asistentes (más que participantes) a la Santa Misa que no vivan esta celebración por estar ubicados más afuera que dentro del templo.

Desde el momento de la consagración todos estan pendientes de una nueva llegada del Señor: "Ven Señor Jesús!" Cristo se hace presente para que cada uno lo reciba personalmente, en una relación tan íntima como es la Comunión. Pero ¿cómo recibirlo si estamos retirados del centro de la celebración?

Decía el Padre Dante Moretti: "Cada cristiano que participa en la Eucaristía no puede evitar analizarse a sí mismo, comparándose con la Palabra de Dios y descubrir muchas incoherencias en su conportamiento, lo que debe invitar a renovar la decisión de convertirse, de cambiar, en los aspectos donde se manifiesta más esa incoherencia.