sábado, 2 de enero de 2010

GRATITUD Y ESPERANZA: ACEPTACION DEL SER HUMANO Y DEL DON DE DIOS


(Pablo escribió:) "Por eso no nos desanimamos. Pues aunque por fuera nos vamos deteriorando, por dentro nos renovamos día a día. Lo que sufrimos en esta vida es cosa ligera, que pronto pasa; pero nos trae como resultado una gloria eterna mucho más grande y abundante. Porque no nos fijamos en lo que se ve, sino en lo que no se ve, ya que las cosas que se ven son pasajeras, pero las que no se ven son eternas.

Nosotros somos como una casa terrenal, como una tienda de campaña no permanente; pero sabemos que si esta tienda se destruye, Dios nos tiene preparada en el cielo una casa eterna, que no ha sido hecha por manos humanas. Por eso suspiramos mientras vivimos en esta casa actual, pues quisieramos mudarnos ya a nuestra casa celestial; así aunque seamos despojados de este vestido, no quedaremos desnudos. Mientras vivimos en esta tienda suspiramos afligidos, pues no quisieramos ser despojados, sino más bien ser revestidos de tal modo que lo mortal quede absorbido por la nueva vida. Y Dios es quien nos ha impulsado a esto, pues nos ha dado el Espíritu Santo como garantía de lo que hemos de recibir.

Por eso tenemos siempre confianza. Sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos como en el destierro, lejos del Señor. Ahora no podemos verlo, sino que vivimos sostenidos por la fe; pero tenemos confianza y quisieramos más bien desterrarnos de este cuerpo para ir a vivir con el Señor. Por eso procurams agradar siempre al Señor, ya sea que sigamos viviendo aquí o que tengamos que irnos. Porque todos tenemos que presentarnos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponsa, según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo. (2 Cotintios 4. 16-18 - 5. 1-10)

Reflexión personal: ¿Qué razones tengo para desalentarme? ¿Hacia dónde me conduce el desaliento?

"Antes de quejarse, hay que llegar hasta donde permitan las fuerzas" Santa Teresita.

Dice el salmista: "Mi esperanza he puesto en Dios, a quien todavía seguiré alabando. ¡Él es mi Dios y Salvador!" (Salmo 42.11) Esta es la fórmula. ¡No más desanimo!