lunes, 17 de agosto de 2009

LA ALEGRÍA

A tí, querido lector, van dirigidas estas líneas penetrantes, estos pensamientos lacónicos; medita cada palabra e imprégnate de su sentido. En ellas aletea el Espíritu de Dios. Detrás de cada una de sus sentencias hay un santo que ve tu intención y aguarda tus decisiones. Las frases quedan entrecortadas para que tú las completes con tu conducta.

No des un paso atrás; tu vida va a consistir en hacer dulce el sufrimiento. Para eso eres discípulo del Maestro!

El mayor enemigo eres tú mismo, porque tu carne es flaca y terrena y tú has de ser fuerte y celestial. El centro de gravedad de tu cuerpo es el mundo; tu centro de gravedad ha de ser el cielo. Tu corazón es todo de Dios y sus afectos los has de consagrar por entero a Él.

657 La verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre.

658 Si salen las cosas bien, alegrémonos, bendiciendo a Dios que pone el incremento. -¿Salen mal?- Alegrémonos, bendiciendo a Dios que nos hace participar de su dulce Cruz.

659 La alegría que debes tener no es esa que podríamos llamar fisiológica, de animal sano, sino otra sobrenatural, que procede de abandonar todo y abandonarte en los brazos amorosos de nuestro Padre Dios.

660 Nunca te desanimes si eres apóstol. -No hay contradicción que no puedas superar- Por qué estas triste?

661 Caras largas... modales bruscos...,facha ridícula..., aire antipático: ¿Así esperas animar a los demás a seguir a Cristo?

662 ¿No hay alegría? -Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo. -Casi siempre acertarás.

663 Para poner remedio a tu tristeza me pides un consejo. -Voy a darte una receta que viene de buena mano: del apóstol Santiago ¿Estás triste, hijo mío? ¡Haz oración! Prueba a ver.

664 No estés triste. -Ten una visión más.. nuestra, más cristiana de las cosas.

665 Quiero que estés siempre contento(a) porque la alegría es parte integrante de tu camino.
- Pide esa misma alegría sobrenatural para todos.

666 Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Luz para que investigues en los motivos de tu tristeza.

Tomado de Camino de San José Ma. Escrivá de Balaguer.