jueves, 4 de junio de 2009

PESCADORES


RESEÑA DE NUESTRA PEQUEÑA COMUNIDAD

Escribe: Marcela Vega Paez - Responsable de la Pequeña Comunidad.
Formada en inicio junto con las primeras koinonias desde el 28 de Septiembre de 1.999; han sido responsables de ella Marina Lombana, Jorge Lara, Martha Vásquez Juan Cobo y en la actualidad Marcela Ávila.
Durante estos casi diez años han sido parte de nuestra pequeña comunidad alrededor de cincuenta personas, algunos han recorrido un caminar maravilloso en el Señor y han dejado su comunidad, para hacerse cargo de otras tareas en este majestuoso mundo de la evangelización; otros han cambiado de residencia y por la distancia no regresaron, y por último muy pocos han decidido darse un “espacio” y se están encargando de sus cosas, mientras su familia en el Señor continua orando por sus vidas e intenciones.

Actualmente gracias a la acción amorosa del Santo Espíritu de Dios, somos treinta y un (31) integrantes, de los cuales el 80%, no lleva más de 2 años en la pequeña comunidad, este crecer a sido una experiencia maravillosa, puesto que después de haber llegado en algún momento a ser solo cuatro o cinco los que nos reuníamos; el Señor en su infinita misericordia, nos ha formado en amor y perseverancia, nos ha seducido a tal punto que quienes estamos, estamos por cada unos de sus detalles, de su interés en nuestras vidas, de ese encargarse como Buen Pastor de nuestros corazones. Todo esto a través del encuentro diario en la intimidad de nuestra oración, en la celebración semanal de comunidad donde se comparte esta experiencia diaria, y donde nos alimentamos más de Su Palabra por medio del corazón de cada hermanito, y concluimos celebrando el AMOR más grande en la Sagrada Eucaristía Dominical, donde con claridad asistimos en acción de gracias por todo lo que se ha vencido con El desde la oración y en la vida diaria.
Cada uno de nosotros da infinitas gracias a Nuestro Señor por habernos llamado a su rebaño, elegirnos entre muchos y llamarnos por nombre propio para seguirle, amarle y sobre todo dejarnos amar por El es, ha sido y será el mejor regalo de sus manos después de la Vida, pero la Vida en El tiene otro nombre, simplemente hemos muerto al mundo para VIVIR RESUCITADOS CON, PARA Y POR EL.

LOS FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO

La vida del cristiano es una vida sobrenatural que el Espíritu Santo
injerta e insufla en la naturaleza del hombre, de modo que este llega
a producir actos y hábitos que superan sus capacidades y fuerzas
naturales.
Estos son en primer término las virtudes teologales de la
fe, la esperanza y el amor de caridad,
que tienen por objeto directo a Dios.
Dentro del cortejo de las virtudes morales, los llamados frutos
del Espíritu Santo tienen un especial aroma y brillo.
Esparcen el buen olor de Cristo.
San Pablo en su carta a los Gálatas las muestra
de una manera contrastada (5, 16-23):

“Por mi parte os digo: Si vivís según el Espíritu,
no daréis satisfacción a las apetencias de la carne.
Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu,
y el espíritu contrarias a la carne,
como que son entre sí antagónicos...

Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación,
impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos,
iras, rencillas, divisiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas
semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que los
que hacen tales cosas no heredan el Reino de Dios.

En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia,
afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí”.

Y concluye el apóstol:

“Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu”.
Escribe: Gustavo Salazar G.