domingo, 26 de julio de 2009

ORAR CON LA PALABRA

En la última reunión de la Pequeña Comunidad “Piedra Viva” con nuestro Párroco el Padre Frey Martín Mancera, M.S.A, nos hizo una enseñanza sobre la lectura orante, que hoy resumimos y ampliamos aquí:

PASO 1: Disposiciones para escuchar la Palabra

Cuando entramos en comunión con el Señor a través de su Palabra viva y eficaz debemos -como Moisés- “sacarnos las sandalias de los pies” (Ex 3,5), es decir, despojarnos de todo cuanto impida una comunicación viva con Dios.

Las dos siguientes orientaciones nos ayudarán:

El ambiente externo para el alimento de la Palabra
Así como las cenas importantes no las hacemos en cualquier lugar, busquemos un lugar apropiado para sumergirnos en una lectura orante lejos de los ruidos habituales, fuera de las urgencias que impone la vida: ¡hay que darse tiempo y un corazón con ganas de escuchar a Dios!

Ambiente interno para el alimento de la Palabra
El ambiente interno, el del corazón que escucha, se prepara saliendo de los ruidos personales que estorban nuestro encuentro con Jesús vivo. Para esto, debo tomar clara conciencia a lo que voy, pedir el don del Espíritu, cerrar nuestros ojos por unos momentos para abrir los ojos de la fe y recibir la Palabra como Palabra de Jesús: ¡cuando se ama de verdad, se escucha de verdad!

PASO 2: Invocación al Espíritu Santo

En nuestra preparación para recibir el alimento de la Palabra hay un protagonista fundamental: ¡el Espíritu Santo! Lo que buscamos es vivir una lectura orante de la Palabra de “manera espiritual”, es decir, bajo la acción sabia del Espíritu, el mismo que inspiró a los autores de la Biblia. Sin la asistencia del Espíritu, la lectura de la Biblia se transforma en un ejercicio intelectual.

PASO 3: El alimento de la Palabra mediante la Lectio Divina

La Lectio divina es un método de lectura orante de la Palabra de Dios. Porque es “lectura” buscamos comprender el texto para descubrir el mensaje de Jesús, y porque es “orante” entramos en diálogo con Jesús dejando que su mensaje nos anime y guíe. Un “método” es simplemente un camino gracias al cual llegamos a nuestra meta: el encuentro personal y comunitario con Jesucristo vivo, Palabra plena y definitiva del Padre. A esto nos ayuda la Lectio divina con sus cuatro pasos de lectura, meditación, oración y contemplación.

Se trata de cuatro actitudes básicas del discípulo que, porque anhela seguir al Señor, se sienta a los pies de su Maestro para escuchar su Palabra (Lc 10,39). Esta disposición de escucha lo lleva a comprender la Palabra (Lectura), a hacerla realidad en su vida (Meditación), a suplicar fuerza y luz para seguir el camino de Jesús y a dar gracias por su obra en la Iglesia (Oración), y a impregnarse del Reino de Dios y a trabajar por su venida (Contemplación).

Veamos más detenidamente estos cuatro peldaños, válidos tanto para orientar experiencias oracionales individuales como comunitarias.

1. Lectio: «Desconocer la Escritura es desconocer a Cristo» (San Jerónimo)

- Se trata, simplemente, de leer, leer y releer la Biblia hasta familiarizarnos con ella. La Biblia no es un libro anticuado e insignificante para nuestra vida, sino actual y significativo.. Tiene mucho que decirnos sobre nosotros mismos, sobre el mundo y sobre el momento histórico que vivimos. Pero para descubrir ese nexo entre la Palabra, escrita hace siglos, y nosotros, es preciso leer de forma constante y continua, perseverante y diaria.

- A través de la lectura tratamos de responder a una pregunta:¿qué dice el texto? Hay diversos modos de intentar responder a esa pregunta o, lo que es lo mismo, de encontrar el sentido literal del texto. Por ejemplo, por medio de un triple acercamiento:
Literario:
Análisis de las palabras que constituyen el texto (sustantivos, adjetivos, verbos...), cayendo en la cuenta de sus campos semánticos, sus sinónimos y antónimos...
Atención a los personajes y sus acciones.
Histórico:
Cuál es la situación socio-cultural, económica, política y religiosa en la que se compuso el texto.
Teológico:
Qué dice Dios al pueblo en aquella situación concreta. Cuál es el Mensaje clave del texto.

2. Meditatio: «María guardaba estas cosas y las meditaba en su corazón»
(Lc 2.19)

Tras responder a la pregunta ¿qué dice el texto?, ahora abordamos otra cuestión: ¿qué me dice el texto a mí, a nosotros? Se trata de actualizar el mensaje y entrar en diálogo con el Dios que nos habla, en él, aquí y ahora.
¿Cómo podemos hacer la meditación?
A través de una serie de preguntas que establecen una conexión entre el texto y nuestra vida:
¿Qué diferencias y qué semejanzas encontramos entre la situación del texto y la nuestra?
¿Qué dice el mensaje del texto para nuestra situación actual?
¿Qué cambio de comportamiento me sugiere a mí?
¿Qué quiere hacer crecer en mí, en nosotros?, etc.

Repitiendo el texto, "meditándolo”. Por ello es bueno resumir el texto en una frase (preferentemente del mismo texto) para repetirla durante todo el día, en la calle, durante el trabajo... De este modo, la Palabra, como una gota de agua que incansablemente se deslizara sobre una roca hasta trazar un surco e incluso romperla, irá penetrando, abriendo y transformando nuestra persona, lenta pero realmente. En este proceso es el Espíritu, presente en la Palabra, el que obra esa transformación.

3. Oratio: «El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene. Más el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables» (Rom 8,26)

En este momento especialmente dedicado a la oración, el creyente responde a Dios, movido por el Espíritu. Puede hacerlo valiéndose de los salmos (como hizo el mismo Jesús), de oraciones ya existentes, de cantos o de palabras brotadas espontáneamente de sus labios al hilo de la experiencia.

4. Contemplatio: «Dios se fijó en los israelitas y reconoció... Yahvé le dijo: "He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto. He escuchado el clamor entre sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo.."» (Éx 2,25; 3,7-8)

Podríamos entender la contemplación como un "retorno al paraíso perdido", como un gusto y dulzura inefables, experimentados en el corazón de quien hace de la Palabra de Dios el único punto de referencia de su vida. Otra posibilidad sería la de entender la contemplación como una nueva manera de ver, observar y analizar la vida, los acontecimientos y la historia individual y colectiva: mirar el mundo desde los ojos de Dios. Por ello, la pregunta que podríamos formularnos aquí sería: ¿cómo cambia el texto mi/nuestra mirada?

domingo, 19 de julio de 2009

¿Dirige usted una Comunidad?

En la Palabra del día de hoy, según el Ordo de la Iglesia Católica, nos encontramos con un mensaje divino a través del Profeta Jeremías, en el capítulo 23, versículos 1 al 4, que describe la responsabilidad que tienen las personas que dirigen una comunidad. Ellos responderán ante Dios por la dispersión y la desorientación que hayan causado en las personas con su ejemplo.

Recordemos dicha Palabra:

¡Ay de los pastores que dejan que se pierdan y dispersen las ovejas de mi rebaño! –son palabras del Señor-. Por eso así dice el Dios de Israel a los pastores que gobiernan a su pueblo:”Ustedes dispersaron mis ovejas, las ahuyentaron, no tuvieron cuenta de ellas. Pues yo les voy a pedir cuentas de sus malas acciones –son Palabras del Señor- . Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países a donde las expulsé, y las volveré a traer a sus pastos, para que sean fecundas y se multipliquen.
Les pondré pastores que las cuiden, para que no temas ni se espanten, ni se pierda una sola. Yo el Señor lo afirmo.

La pregunta que encabeza esta nota invita a mirar una respuesta en diferentes ámbitos. Iniciemos por el núcleo básico: la familia. ¿Es usted padre o madre de familia? Si fuere así, allí tiene una comunidad que Dios le ha regalado. ¿Es usted el hermano mayor o el responsable de algunos familiares que no tienen a sus padres cerca, o que estos ya no viven? Ahí hay otra comunidad en sus manos. ¿Es usted en su ocupación el jefe o supervisor directo del trabajo de otros? Es igualmente una comunidad a su cargo. ¿Es usted empresario y tiene empleados a su cargo? No lo dude, allí hay otra comunidad a su cargo.

¿Participa usted como laico comprometido con la Iglesia en alguno de los grupos pastorales o en una Pequeña Comunidad de su Parroquia? No importa que usted sea o no el responsable o coordinador de su comunidad. Allí hay claramente una comunidad que usted debe ayudar a “pastorear” con su propio testimonio de vida, con su trabajo eficaz, con su amor, con su solidaridad y en clara edificación espiritual con los demás. Ahora bien, si usted es Coordinador o Responsable de un grupo de ellos… con mayor razón! En el mundo de hoy con relaciones tan interdependientes unos de otros, es posible que cada uno de nosotros pertenezcamos a más de 3 o 4 comunidades diferentes. En todas ellas –sin importar la naturaleza de sus actividades- nos debe animar los mismos principios y valores del Evangelio. Nuestra fe hay que vivirla, testimoniarla en todos los ámbitos de nuestra vida.

Veamos más de cerca la situación de quien es responsable de una comunidad, llámese un grupo de oración, el coro que canta en el templo, una cualquiera de las pastorales (social, salud, familia, acogida, catequesis, vocacional, juvenil, etc), un Ministerio o una Pequeña Comunidad.

El responsable deberá preocuparse por:
· Mantener el grupo o comunidad completo y cohesionado en torno al llamado que le ha hecho el Señor. El rebaño más que suyo es del Señor.
· Formar espiritual y directamente o a través de otras personas que lo puedan hacer bien, a todos los miembros de su comunidad, en comunión con Dios y la Iglesia.
· Promover el conocimiento de la Palabra, la práctica de las virtudes teologales y la vivencia de una espiritualidad más social que individual, sin que esta última no sea importante.
· Promover la participación de todos los miembros en cada una de las reuniones y actividades que se realizan. Sólo se desarrolla sentido de pertenencia a una comunidad cuando cada uno de sus miembros siente que puede participar, ser escuchado y valorado en sus conceptos, ayudado en sus dificultades y comprendido en todas las instancias. No resulta edificante un Coordinador o Responsable de una Comunidad que sólo busca hablar y que lo escuchen. Su mejor habilidad debe ser escuchar a otros y acompañarlos en su experiencia de Dios. Así todos se edifican mutuamente.
· Practicar el perdón. Hacer corrección fraterna a los miembros de la comunidad que asumen comportamientos equivocados frente a Dios, a la Iglesia y a sus hermanos. Para ello el Evangelista San Mateo en el capítulo 18, versículos 15 al 17 le indica el procedimiento correcto para hacerlo.
· Comprender que no todos los miembros de una comunidad tienen los mismos carismas y cualidades, y que en consecuencia el “caminar” de cada uno de ellos, lleva su propio ritmo y requiere de un acompañamiento particular para ayudarlo en lo que sea necesario.
· No señalar o estigmatizar al que cae en pecado, por grave que sea su caída. Mateo 18, 10 al 14 nos orienta como proceder en tal circunstancia.
· Promover el discernimiento de la voluntad de Dios en los miembros de la comunidad y el seguimiento de esa voluntad en la vida real.
· Practicar lo que nos dice Lumen Gentium 35: “Los laicos quedan constituidos poderosos pregoneros de la fe. Tal evangelización, es decir anuncio de Cristo pregonado por el testimonio de vida y por la Palabra en las condiciones comunes del mundo”.
· Hacernos discípulos y misioneros del Señor. La Misión Continental ya ha sido convocada!

Es esta la responsabilidad frente al mundo que Dios nos ha confiado.

Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo nos ilumine y fortalezca para conservar y aumentar el redil que el Señor ha puesto en nuestras manos!

domingo, 12 de julio de 2009

Calendario de Actividades - Segundo Semestre 2009

Publicamos los Calendarios de las Eucaristías de Pequeñas Comunidades de la Parroquia de San Cipriano, durante los últimos 5 meses del presente año. Por el carácter participativo de las celebraciones, se establecen los temas con los cuales participará cada Comunidad. Se agradece completa y puntual asistencia de todos los integrantes.

Igualmente se incluye el Calendario de Reuniones, en las cuales el Padre Frey Martín Mancera L. M.S.A. Párroco de San Cipriano, recibe en el Salón Parroquial a cada una de las Pequeñas Comunidades. Las enseñanzas que imparte en estas reuniones nuestro Párroco, conjuntamente con los demás elementos de la reunión, constituyen un grato momento de comunión, de formación, integración y relación fraterna.

jueves, 9 de julio de 2009

Las grandes novedades de la encíclica “Caritas in Veritate”

ROMA, miércoles, 8 julio 2009 (ZENIT.org).- Desde hace más de un año, los medios de comunicación de todo el mundo han tratado de dar avances y detalles de la encíclica social de Benedicto XVI. En muchos casos, han contado cosas inventadas. Ahora que la encíclica ha salido, hay que valorar sus novedades y precisar sus desafíos. En particular, ha explicado su proyecto cultural y sus relevantes novedades el arzobispo Giampaolo Crepaldi, secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, apenas nombrado por el Santo Padre arzobispo de Trieste.

Interviniendo en la Sala de Prensa vaticana el 7 de julio, monseñor Crepaldi señaló la gramática de la encíclica con la frase "el recibir precede al hacer", explicando que la Caritas in Veritate propone una verdadera "conversión" hacia una nueva sabiduría social. En el contexto en el que de los deberes nacen los derechos, el nuevo arzobispo de Trieste afirmó que "hay que convertirse a ver la economía y el trabajo, la familia y la comunidad, la ley natural depositada en nosotros y la creación puesta ante nosotros y para nosotros, como una llamada" porque, según la doctrina cristiana, el desarrollo es una "vocación" que implica "una asunción solidaria de responsabilidad hacia el bien común".

Para hacer que la sociedad sera una verdadera comunidad, cuyas relaciones sean dictadas por la fraternidad, la Caritas in Veritate considera que la verdad y el amor tienen una fuerza social fundamental La encíclica de Benedicto XVI sostiene que "la sociedad tiene necesidad de verdad y amor" y "el cristianismo es la religión de la Verdad y del Amor", por este motivo "la mayor ayuda que la Iglesia puede dar al desarrollo es el anuncio de Cristo". Verdad y amor son fundantes para la organización social y desempeñan una función de "purificación" para la economía y la política. Monseñor Crepaldi subrayó que, por primera vez en una encíclica social, el derecho a la vida y a la libertad religiosa encuentran una explícita y consistente colocación en relación al desarrollo. En la Caritas in Veritate (en los puntos 28, 44 y 75) la llamada "cuestión antropológica" se convierte a título pleno en "cuestión social". "La procreación y la sexualidad -añadió--, el aborto y la eutanasia, las manipulaciones de la identidad humana y la selección eugenésica son valorados como problemas sociales de principal importancia que, si son gestionados según una lógica de pura producción, deforman la sensibilidad social, minando el sentido de la ley, corroen la familia y hacen difícil la acogida del débil.

La encíclica subraya que "no será ya posible implementar programas de desarrollo sólo de tipo económico-productivo que no tengan sistemáticamente en cuenta también la dignidad de la m ujer, de la procreación, de la familia y de los derechos del concebido". Otro de los temas nuevos es el del medio ambiente. El secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz sostuvo que "la ecología medioambiental debe librarse de algunas hipotecas ideológicas (presentes en muchas versiones del ecologismo) que consisten en descuidar la superior dignidad de la persona humana y en considerar la naturaleza sólo de modo materialista, producida por la casualidad o la necesidad". "El empeño por el medio ambiente --afirmó monseñor Crepaldi-- no será plenamente fructífero si no se asocia sistemáticamente al derecho a la vida de la persona humana, primer elemento de una ecología humana que haga de marco de sentido para una ecología medioambiental". Novedad absoluta también el tratamiento de la encíclica del problema de la técnica que a menudo desemboca en una mentalidad que puede llamarse "tecnicidad". "El riesgo --subrayó monseñor Crepaldi-- es que la mentalidad exclusivamente técnica reduzca todo a puro hacer y se una a la cultura nihilista y relativista".

Para el nuevo arzobispo de Trieste, la Caritas in Veritate es una gran propuesta cultural y de mentalidad al servicio del auténtico desarrollo, porque los recursos a utilizar para el desarrollo no son sólo económicos, sino inmateriales y culturales, de mentalidad y de voluntad. En este contexto, se requiere una nueva perspectiva sobre el hombre que sólo el Dios que es Verdad y Amor puede dar. Monseñor Crepaldi precisó que "verdad y amor son gratuitos, superan la simple dimensión de la viabilidad y nos abren a la dimensión de lo no disponible". Se trata del principio según el cual la reciprocidad propia de la fraternidad entra plenamente dentro de los mecanismos económicos y es motivo de redistribución, de justicia social y de solidaridad no después o detrás de los mismos. En este contexto, la gratuidad de la verdad y del amor conducen hacia el verdadero desarrollo también porque eliminan reduccionismos y visiones interesadas.

En conclusión, monseñor Crepaldi constató que la encíclica tiene el gran mérito de quitar de en medio visiones obsoletas, esquemas de análisis superados, simplificaciones de problemas complejos, tales como: un excesivo reduccionismo Norte-Sur de los problemas del desarrollo, tras la caída del reduccionismo Este-Oeste; una frecuente infravaloración de los problemas cultur ales del subdesarrollo; un ecologismo a menudo separado de una completa visión de la persona humana; la atención hacia los problemas económicos en sentido estricto más que hacia aquellos institucionales; una visión asistencialista y no subsidiaria del desarrollo. La atención se dirige una vez más al hombre concreto, objeto de verdad y de amor y él mismo capaz de verdad y amor. A la pregunta sobre por qué se ha tenido que esperar tanto para la salida de la encíclica, monseñor Crepaldi contó que la Centesimus Annus, la última encíclica social publicada por Juan Pablo II, tardó cinco años en salir, mientras que la Caritas in Veritate ha tardado sólo dos años y medio. Sobre por qué el tema de la paz no haya sid o afrontado a fondo, el secretario del Consejo Pontificio respondió que se trata de "una encíclica y no de una enciclopedia". Por otra parte, cuando se celebró el aniversario de la Pacem in Terris de Juan XXIII, a la petición de escribir una eventual encíclica, el entonces pontífice Juan Pablo II respondió que los Mensajes anuales de la Paz son ya una consistente encíclica.
Por Antonio Gaspari
(Publicado en http://www.zenit.org/)

domingo, 5 de julio de 2009

Mensaje del Canal Cristovisión:



Apreciado Héctor Enrique, reciba nuestro saludo cordial y nuestro agradecimiento por las palabras de apoyo para esta obra de la Iglesia católica Cristovisión.

Es muy importante poder contar con todas las comunidades y que ellas, convencidas por la nueva evangelización, sean voceras del Canal, agradecería que en el bonito blog que tienen pudieran colgar nuestra página
www.cristovision.org ya que también nuestra señal está en internet.

Nos gustaría mucho que visitara el Canal y que las comunidades pudieran participar en el Canal, tal vez celebrando una Eucaristía desde la parroquia, orando en el programa "caminante" etc

Claro que una de las prioridades del Canal será profundizar mucho más en la misión Continental.

Bendiciones
Padre Ramón Zambrano E - Director Canal Cristovisión



sábado, 4 de julio de 2009

¡No fue en vano Señor!

Cuando miramos la realidad en que vivimos actualmente toda la humanidad, con sus más sorprendentes cambios, unos muy positivos, como los avances en las ciencias, las artes, la educación y en general el conocimiento de la creación; otros muy negativos, como el relativismo en el que el hombre quiere sumergir al hombre, haciéndole perder el norte de sus principios, de sus valores y del verdadero sentido de la vida, nos produce la sensación que en buena parte es realidad, que la humanidad se hace cada vez más sorda e indiferente al plan de salvación de Dios.

Recordémoslo: Dios Padre hizo un pacto con Abram, cuando éste tenía 99 años:
“Yo soy el Dios todopoderoso; vive una vida sin tacha delante de mí, y yo haré un pacto contigo: haré que tengas muchísimos descendientes. Entonces Abram se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, mientras Dios seguía diciéndole: Este es el pacto que hago contigo: Tú serán el padre de muchas naciones, y ya no vas a llamarte Abram. Desde ahora te llamarás Abraham, porque te voy a hacer padre de muchas naciones. Haré que tus descendientes sean muy numerosos; de ti saldrán reyes y naciones. El pacto que hago contigo, y que haré con todos tus descendientes en el futuro, es que yo seré siempre tu Dios y el Dios de ellos.” (Gen 17.1-7) Pero no todas las creaturas respetaron dicho pacto. Recordemos la destrucción de Sodoma y Gomorra, así como la adoración de ídolos.

Posteriormente, Dios Padre hace un pacto con el pueblo de Israel a través de Moisés, para sacarlos de Egipto y librarlos del sufrimiento que allí padecían, llevándolos al país de los cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, a una tierra donde la leche y la miel corría como el agua. Después del paso por el Mar Rojo. En el Monte Sinaí Dios comunica a través de Moisés al pueblo israelita los Diez Mandamientos .les establece leyes para el altar, para los esclavos, contra acciones violentas, en caso de accidentes, leyes para reparar daños, leyes morales y religiosas, así como leyes para hacer justicia. (ver Éxodo 3 al 33). La primera respuesta del pueblo israelita fue hacer un becerro de oro para adorarlo. Por mediación de Moisés, Dios Padre perdona al pueblo y renueva el pacto con ellos (Éxodo 34, 10-17).

Luego Dios Padre ha enviado en diferentes momentos de la historia a los Profetas, entre ellos a Samuel, Isaías, Oseas, Joel, Amós, Jonás, Miqueas, Habacuc, Hageo, Zacarías, y Malaquías. A través de ellos el Dueño de la Vida siempre comunicó su voluntad y lo que quiere de cada uno de nosotros. En varias oportunidades fue desoído y fueron los Profetas quienes mediaron para apaciguar la ira del Señor y salvar al pueblo del castigo.

Esto demuestra hasta la saciedad, la bondad, el amor y la misericordia de Dios Padre para con sus creaturas. Con justicia nos dice la 2da. Carta de San Pedro 3,15 “Considerad que la paciencia de Dios es nuestra salvación”.

Como si lo anterior no hubiera sido suficiente para que la humanidad se haya dado por enterada y advertida, de lo que Dios espera de nosotros y del verdadero sentido que tiene nuestra existencia, Dios Padre hace un Nuevo Pacto con sus creaturas. Este Pacto se basa en las buenas noticias –que es lo que en griego quiere decir la palabra evangelio- de que Dios llega al hombre en la persona de Jesucristo y en Él ofrece la salvación a todos los hombres, de cualquier pueblo y nación que sean y que confíen en Él como Señor y Salvador.

Nuevamente recordemos lo que ocurrió. Se hizo uno de nosotros, nos enseñó el modelo de vida que debemos seguir de acuerdo con la Voluntad del Padre, enseñó con base en el amor, hizo milagros de toda índole, y pagó con su sangre y muerte de cruz, el precio de la salvación de toda la humanidad! Resucitó y antes de volver al Padre, nos dejó su Santo Espíritu, nos dejó a su Iglesia –nuestra Iglesia- como medio de salvación, nos dejó su Palabra y en el extremo de su amor, se quedó en las especies eucarísticas del pan y el vino consagrado con su autorización por los sacerdotes, para que nos hagamos uno con Él. “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día último” (Jn 6, 54). Así como no hay palabras para calificar la misericordia del Señor, no existen palabras para calificar nuestra terquedad!

Hoy, una buena parte de los seres humanos se siguen alejando del Señor, mostrando indiferencia a su reiterado llamado en la historia. Incluso una parte de sus hijos niegan su existencia, lo ofenden diariamente con hechos que contrarían su Voluntad, atacan a su Iglesia desconociendo que la integran seres humanos pero bajo la protección de Él.

Seguimos preocupados por vivir una espiritualidad individual –que es importante- y no nos decidimos a vivir una espiritualidad social. Es decir en la relación con el otro. Necesitamos testimoniar nuestra fe en Jesús, practicando sus valores con los demás, en el trabajo, en el estudio, en la sana diversión, en la solidaridad con el que sufre al lado nuestro, en denunciar al que roba, estafa, persigue la vida, explota al pobre, engaña en los negocios, empobrece con la usura al que le presta… es decir necesitamos vestirnos de la dignidad de Hijos de Dios!

Solo así mostraremos que Su sacrificio en la cruz no fue en vano y que este último Pacto no lo queremos romper!. Santísima Trinidad: apiádate de nosotros y revístenos de la luz y la fortaleza para enderezar el camino. El tiempo se acaba…

Escribe: Héctor Enrique León

viernes, 3 de julio de 2009

HOMBRES DE CONCIENCIA


La conciencia nos permite actuar de acuerdo a las normas morales en todas las circunstancias de nuestra vida. ¿Sabías que existen varios tipos de conciencia según la formación que tiene la persona?

Para resolver los distintos problemas morales que se presentan en nuestra vida, es necesario conocer formar la conciencia. La rectitud moral de un hombre se manifiesta en el deseo de formar bien la propia conciencia que es quien ha de aplicar la ley divina. Puede haber una buena emisora, pero si el aparato receptor no es bueno, no se capta el mensaje emitido. Hay que procurar que sea de alta fidelidad.
El Concilio Vaticano II dice sobre la conciencia:«La fidelidad a la conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad. Cuanto mayor es el predominio de la conciencia recta, tanta mayor seguridad tienen las personas y las sociedades para apartarse del ciego capricho y para someterse a las normas objetivas de moralidad. No rara vez, sin embargo, ocurre que yerre la conciencia por ignorancia invencible, sin que ello suponga la pérdida de su dignidad. Cosa que no puede afirmarse cuando el hombre se despreocupa de buscar la verdad y el bien y la conciencia se va entenebreciendo por el hábito de pecado» (GS, 16).Como Dios juzgará a cada uno según su conciencia, es importante conocer cómo puede ser una conciencia para que se procure corregir lo que en ella pueda haber de defectuoso.

Tipos de conciencia
Según su aspecto objetivo, la conciencia puede ser:
- Conciencia recta o verdadera: Es aquella cuyo juicio es conforme con la ley. Actuar según ella lleva a la acción moralmente recta.
- Conciencia errónea: Es aquella que indica mal lo que se debe hacer u omitir. Se llama también falsa. Admite dos casos:Venciblemente errónea, cuando no se han puesto los medios para conocer la verdad. Actuar según ella es pecado. invenciblemente errónea, cuando es imposible salir del error, sin culpa del sujeto. Seguirla no engendra culpabilidad. Nunca serán pecados culpables las acciones cometidas sin saber su maldad.
Por su aspecto subjetivo:
- Conciencia cierta, cuando juzga el acto sin temor a equivocarse. Es posible que sea errónea a pesar de ser cierta. No basta, pues, estar muy cierto para actuar bien, pues puede haber error culpable que lleva al pecado. Ejemplo: Estar seguro de que el aborto está justificado en algunos casos.
- Conciencia probable, se da cuando juzga la acción fundamentándose en motivos sólidos, pero no del todo ciertos. El grado de probabilidad dependerá de la solidez de los motivos comparándolos con la opinión contraria. La acción según esta conciencia dependerá del grado de certeza. Por ejemplo: Participar en un negocio sin estar completamente seguro de que es lícito.
- Conciencia dudosa, se produce cuando se suspende el juicio, bien porque los motivos de una u otra opinión parecen igualmente sólidos, o porque no hay motivos suficientes para juzgar. Ejemplo: El que no sabe si un determinado día hay que asistir a Misa o no.No se ha de hacer, ningún acto posiblemente malo con conciencia dudosa, ya que se expone el sujeto a pecar y el exponerse a pecar ya es pecado en sí. Por ejemplo: No se puede asistir a un espectáculo acerca del cual existe alguna sospecha de que puede ser malo.
En algunos sujetos se dan unos tipos de conciencias enfermas, a consecuencia del temperamento, o de una mala formación, o de vicios no corregidos a tiempo. Son principalmente:
- Conciencia escrupulosa, aquella que apoyándose en motivos fútiles piensa que una acción de suyo buena, o indiferente, sea mala; viendo pecado en muchas cosas que no lo son. Ejemplo: El que pensara que una pequeña mentira le impide acudir a comulgar.
- Conciencia relajada, es la que sin justo motivo cree buena una acción que no lo es, o juzga leves faltas que de suyo son graves. Su culpa es análoga a la de la conciencia venciblemente errónea. Ejemplo: El que piensa que, aunque tenga un pecado grave cierto, puede ir a comulgar, porque ya se confesará.
Escrito por Enrique Cases (Tomado de www.encuentra.com)